cuestión de palabras
El inadaptado de siempre
Por María Eugenia Martínez / Martes 21 de noviembre de 2017
«¡Pero todos lo hacen!», protestan los alumnos que se resisten a dejar el vicio del gerundio incorrecto. Y sí, es un vicio fuerte y socialmente aceptado… Uno de los grandes flagelos textuales.
«¿Por qué está mal escribir “le entregó una caja conteniendo bombones”?», cuestionan los aferrados al camino del mal. Entonces es momento de hablar claro: los adjetivos complementan sustantivos (en «la caja roja», roja complementa a caja). Los adverbios complementan verbos (en «le entregó rápidamente», rápidamente complementa al verbo entregó).
Los gerundios (las formas que terminan en ando, endo, yendo) tienen valor adverbial y por eso complementan a los verbos, nunca a los sustantivos.
«¿A quién está complementando conteniendo en el ejemplo que vimos?», «¡A caja!» Entonces, ¡zas!, ese es el famoso gerundio adjetivo, el inadaptado de siempre.
El gerundio adjetivo usurpa la función del adjetivo y se pone a hacer cosas con el sustantivo. Pero el único que puede hacer cosas buenas con el sustantivo es el adjetivo.
«¿Por qué no hacemos una ley prohibiendo esto, entonces?», propone alguien. Chan. Estamos ante una recaída. Este alumno no pudo ver que prohibiendo (gerundio) está complementando al sustantivo ley, o sea que no está cumpliendo su función.
Tendría que haber dicho: «¿Por qué no hacemos una ley que lo prohíba?». Y todos apoyaríamos. Pero recaer es normal al principio. Lo que importa es querer salir.