Revista Intervalo

Desde los libros idealizados de la infancia a los descubrimientos decisivos de la adolescencia, Horacio Cavallo rememora qué lecturas lo fueron marcando en un camino que incluye, claro, la escritura. Además, como reconoce, surgen líneas para interpretar su propio universo de afinidades: «Está a la vista que mis intereses iban por la literatura del Río de la Plata, o del sur americano».

El 27 de enero de 1938 se encontraron Juana de Ibarbourou, Gabriela Mistral y Alfonsina Storni en Montevideo, en lo que fue una cumbre ligada a afinidades que ya existían: «Ellas mismas tejieron esos lazos: cartas, colaboraciones, invitaciones, artículos, saludos, todas esas formas que también toma lo literario para perdurar. Adulaciones más o menos genuinas, intercambio de pareceres, y un referente común: Delmira Agustini».

Un poema de Residencia en la Tierra, de Neruda, le sirve a Roberto Appratto para analizar las dificultades de leer y escribir versos. Así, conmemoramos el Día Mundial de la Poesía con notas que son un intento de descifrar un modo discursivo muy particular y con «modos de expresión que no pueden simplificarse a riesgo de perder el sentido del lenguaje poético».

Las novelas contemporáneas Carnada, Panza de burro y Cometierra, aunque distintas entre sí, comparten protagonistas mujeres y muy jóvenes. Y todas son poderosamente sugerentes en cuanto a sonidos se refiere. El músico Ismael Collazo nos ofrece una reseña de cada una de estas obras por medio de piezas sonoras tan extrañas como evocativas. Expande, así, la lectura de tres novelas claves de nuestras letras.

José recupera el libro Orsai: hombres que juegan fuera de lugar, de Juan José Quintans, un artefacto poético queer de los noventa. Ahí, advierte que «La estética marica se levanta desde el bastión histórico del homoerotismo macho: el fútbol. Al igual que en las guerras de la historia antigua, en el fútbol el amor por el compañero es una simbología de poder frente al rival».

Hoy murió David Lynch, quien además de ser un gran cineasta, incursionó en la música, las artes visuales y la actuación. Y en la escritura. Lo recordamos con una reseña de su magnífico libro Atrapa el pez dorado. Meditación, conciencia y creatividad (2022). Surge también una ligación con textos de Julia Cameron, Dani Umpi y Jeff Tweedy que da cuenta de distintas técnicas para la práctica artística, que, en Lynch, se relacionaba estrechamente con la meditación.

Sobre Nadar perrito y Bruno a las patadas, dos libros infantiles de la autora argentina Florencia Gattari (1976), pero también en plena búsqueda por desentrañar la escritura para la infancia, en la materialidad de la pura lengua y sin depender necesariamente de grandes aventuras.

Cartas escritas en un avión, cartas que aprehenden una temporalidad diferente en la que se materializa lo imposible. La artista británica Celia Paul (1959) ha sabido corresponderse en ausencia con su admirada Gwen Jhon (1876-1939). Según Gabriela, «ese cariño que traspasa el tiempo y la distancia y se suspende en las ideas es de las cosas más hermosas».

Tras meses de intenso trabajo escénico, el dúo AniMale vuelve con un texto que explora la sonoridad del mundo a cuatro oídos y a cuatro manos: «Hay cosas que soy capaz de escuchar y que no suenan. Quizás de eso se trata una escucha que se mueve más allá del sentido que la contiene, una escucha plurisensorial».

Sobre pilas de libros y el destino que es la biblioteca, Alejandra Kamiya evoca los libros de su vida. La escritora argentina, que estará este viernes en la VIII Noche de las Librerías en Escaramuza, reconoce la disparidad aparente de esos libros: «El lugar en donde se juntan soy yo. El lugar donde Maeve Brennan dialoga con Haroldo Conti soy yo. Yo dejando de ser apenas yo, sino parte de algo grande, una parte ínfima, casi nada pero parte».

Con la consigna de que nada de lo vivo nos debería ser ajeno, Jesús Cano Reyes aboga «por una literatura que en lugar de mirar hacia dentro mire hacia fuera, no solo a nuestros congéneres, sino a todos los seres vivos que pueblan el planeta». Un buen insumo para algunas de las actividades de la Noche de las Librerías el próximo viernes 8.

«Paisajes ocultos, cuando lo cotidiano no coincide consigo mismo» fue el taller que dictaron Gonzalo Baz y Claudio Burguez en Escaramuza este invierno. Recogemos algunos de los textos resultantes de esa experiencia inmersiva, que se liga de formas subterráneas con la propia experimentación de estos autores. Escriben Pabloski y Emilia Estela.