cuestión de palabras
Batalla inclusiva
Por Silvana Tanzi / Martes 28 de noviembre de 2017
Foto: Mauro Martella
«Buenos días», dice el jerarca al comenzar la conferencia, y como un acto reflejo agrega: «a todas y todos». Tal vez dudó por un segundo si no tendría que haber sido más inclusivo y decir «todes», que es mejor que el «todxs», imposible de pronunciar.
El lenguaje se ha vuelto un campo de batalla en el que se enfrentan quienes promueven el lenguaje inclusivo y quienes consideran que no respeta el funcionamiento del español porque se fundamenta en reivindicaciones extralingüísticas.
Para los promotores, el gran culpable es el masculino genérico, causante de enunciados que «invisibilizan» a la mujer, como sucede en: Los trabajadores votaron un paro. Proponen en su lugar: Las trabajadoras y los trabajadores votaron un paro.
Problema 1. El desdoblamiento es insostenible en un discurso completo. Produce agotamiento en quien habla o escribe y en quien escucha o lee. Veamos este ejemplo:
Pedro y Teresa viven solos.
Si se usa un lenguaje inclusivo, solos no va bien con Teresa.
Pedro vive con Teresa, y Teresa vive con Pedro.
Sí, es más inclusivo, aunque un trabalenguas.
Problema 2. (Para solucionar el 1.) Recurrir a palabras abstractas. Por ejemplo, en lugar de los jóvenes usar la juventud. Pero no siempre es aplicable: Dos jóvenes rescataron un gatito no se puede sustituir por dos juventudes…
Problema 3. Usar símbolos o una x: niñxs o niñ*s o niñ@s. Ingenioso, pero impronunciable.
Problema 4. (Para solucionar el 3.) Usar la letra e: todes les niñes. Pronunciable, pero hay que aprender a hablar de nuevo.
¿Soluciones?: Aclarar cuando sea necesario. Por ejemplo, si un operativo policial lo hicieron mujeres, es bueno decirlo, porque en nuestro imaginario los policías son siempre hombres. Lo mismo si se habla de proxenetas de niños. Se piensa que son hombres, pero suelen ser las madres y abuelas. Conviene aclararlo.
Inexorable: El lenguaje no le pertenece a ninguna organización ni autoridad ni academia, por más real, combativa o loable que sea. Le pertenece a Pedro y Teresa, que viven solos, aunque no en soledad.
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