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Los Caparrós sobre Boca

Boquita: Lo único que te pido ganemos hoy

Por Mintxo / Lunes 23 de mayo de 2022
La Bombonera. Foto: Shutterstock.

Boca Juniors ganó el domingo la Copa de la Liga Profesional. En medio de esa fiebre, Mintxo reseña Boquita, de Martín y Juan Caparrós, reeditado por Sudamericana el mes pasado con texto adicional. Un libro que se mete con todas las contradicciones: «Llamarlo Boquita es entrañable, dulce, kitsch, cándido, cariñoso, ingenuo, paternal, pendejo, abolerado».

A veces no es noticia: Boca Juniors salió campeón en Argentina. Otro título más. Y van…

Pero, ¿qué se sabe de Boca? Los datos contemporáneos imagino que sí: Juan Román Riquelme es su último gran ídolo, ¿o es Carlos Tévez?; que Martín Palermo es el goleador histórico; que de la mano de Carlos Bianchi se ganaron varios títulos internacionales (y Boca se convirtió en el único equipo argentino en ser tricampeón del mundo); que vistió su camiseta el más grande de todos, Diego Armando Maradona; que su estadio es La Bombonera; su hinchada la 12; el clásico es contra River Plate.

¿Qué más? Que es el único grande de Argentina que no se fue a la B; los uruguayos recordarán que el último con gran suceso fue Nahitan Nández, que el Manteca Sergio Martínez se trepaba al alambrado como un loco y que, antes, el Maestro Óscar Tabárez lo dirigió y lo sacó campeón; otras personas sabrán, en esa dirección, la gran mayoría de uruguayos que ahí jugaron. Se sabe que el Loco Hugo Gatti era arquero y showman, que el Mono Navarro Montoya era parecido (aunque parecido no es lo mismo); que algunos le dicen xeneize o bostero o boquita, y tanta cosa más.

Pero parecen fotos, ¿no? Quiero decir, y exceptuando a los hinchas bien hinchas, que desde este lado del río las cosas que se saben de Boca son momentos puntuales, hechos y personajes que quedaron marcados en esa historia, la historia de uno de los equipos más grandes del continente, que de ninguna manera son poca cosa, pero que a su vez no son ni personajes ni hechos que puedan abarcar y contar tan grande historia. Por eso, para saber más, viene como anillo al dedo esta reedición de Boquita, libro de Martín y Juan Caparrós que salió por primera vez para el centenario del club, en 2005 (y que ahora tiene un agregado, como para ponerse al día, desde ese año hasta el 2020).

A saber

Acá está toda la historia de Boca. Seguramente existan otros libros en los que se cuenta la historia de Boca, pero ninguno será como este, con una narración fluida y muy bien escrita, que la mayoría de las historias parte o tiene un linkeo con experiencias personales de los autores, algo así como la voz del hincha. Eso está bueno, además, porque que Caparrós se ponga en primera persona cuando narra hace más claro el sentimiento y la pasión, tal vez las dos emociones más determinantes cuando se habla de fútbol en esta parte del planeta. Es un riesgo, además, que el autor tiene clarísimo: «El fútbol es un fenómeno. Que yo tiemble frente a la cancha o al televisor es una tontería. Que millones de nosotros temblemos, al mismo tiempo, frente al televisor donde un muchacho de pantalones cortos está a punto de patear un cuero inflado —donde un muchacho puede mandar un cuero inflado a la tribuna o al carajo o encajarlo entre tres postes— es un hecho social tan fascinante. Por eso, cuando me propusieron contar la pasión bostera y tratar de entenderla, me dieron tremendas ganas de intentarlo. Y mucho miedo de conseguirlo: de que la comprensión deshaga el sentimiento. Es un riesgo que, por alguna razón, voy a correr. Y, si tengo suerte, fracasaré en mi intento».

No fracasa, a mi entender. Como para ir haciendo boca, les tiro algunas anécdotas que me quedaron sonando como si fueran el eco de la hinchada y que dudo que las sepan: ¿saben contra qué equipo uruguayo fue el primer partido internacional de Boca? ¿Por qué se le dice Boquita, más allá del nombre? ¿Cuántas teorías hay para ser o sentirse bostero? ¿Qué similitudes puede tener Boca con el peronismo? ¿Y la relación con Mauricio Macri? Boca, según su historia, ¿debe jugar lindo o más efectivo? ¿Cuántas manchas tiene la pelota? ¿Cuántas vueltas hubo de la mano de Carlos Bianchi? ¿Cuál es la edad de merecer? ¿Y la del oro? 

Pero, además, porque no sólo de fútbol se vive, ni siquiera de contar las ganadas o las perdidas, Boquita también da un muy buen panorama de lo que ha sido la historia reciente de un pueblo, con emigrantes que llegaron en los barcos con los harapos de sus culturas a cuestas para construir un nuevo destino, atravesados por el mito de que cualquiera puede. Tendrá este libro, también, un capítulo para «los tiempos difíciles», ese que pasó entre la dictadura, las Malvinas, Alfonsín hasta llegar al primer Menem. Tan atravesado por las circunstancias de la vida está el libro, que en algún momento se plantea qué genera más identidad, si el concepto de patria o el fútbol. Filosofía pura y dura: ¿por qué necesitamos embanderarnos? Como dice en el libro, ¿«la pertenencia a un cuadro de fútbol es una de las pocas identidades que nos quedan»?

Mientras, en los ratos libres, acá o allá, en el potrero o en el campito, se seguirá jugando al fútbol y alguien gritará ¡gol de Boca!

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