En mi mayor
Cosey Fanni Tutti: Ritual y rencor
Por Tüssi Dematteis / Viernes 08 de diciembre de 2017
Para cualquier conocedor de la música semisecreta y el arte del Siglo xx, una autobiografía de Cosey Fanni Tutti (Christine Newby) tiene un gran interés histórico, pero también un considerable morbo, ya que una de las características del trabajo de Fanni Tutti —algo en sintonía más con el arte de vanguardias que con la música pop— es la de hacer borrosas las fronteras entre la obra artística y la vida personal, y, en el caso de una obra tan extrema como la de la inglesa, sin dudas se preveían las memorias de una vida extraordinaria. Como integrante del grupo performático COUM Transmissions, y luego de la banda de ruido electrónico pionera de la música industrial Throbbing Gristle, Fanni Tutti estuvo involucrada en propuestas artísticas aún difíciles de creer —e imposibles de asimilar en su totalidad—, en términos de transgresión estética y conceptual, pero, además, su actividad como modelo pornográfica, actriz de películas hardcore y bailarina de striptease, aseguraban relatos tan coloridos o extremos como los de las canciones de su grupo, y una autobiografía nada convencional, algo que Art Sex Music es, aunque en una forma distinta a la que se puede esperar.
Genesis P-Orridge y Cosey Fanni Tutti para The Prostitution show en 1976 con COUM Transmissions
Proveniente de una familia convencional de clase media-baja y sin una formación cultural o educativa muy notable, la transgresora Fanni Tutti, que abre su vida en este libro, no es tanto una representante del remolino iracundo del punk de los setenta —con el que coexistió en su período de Throbbing Gristle, pero al que superarían ampliamente en términos de violencia y radicalismo expresivo—, sino más bien una hija de la experimentación personal de los años sesenta. Hija de la revolución sexual y existencial de fines de esa década, la persona que se nos presenta en Art Sex Music es, en cierta forma, muy parecida a la que aparece en sus retratos fotográficos (una parte esencial de su trabajo, tanto como la musical), es decir, una mujer muy atractiva, pero de una belleza más sutil que llamativa que, sin embargo, tiene algo inquietante, aun si no se conoce su obra. Hay como una incongruencia entre la frescura general, plácida, y hasta doméstica de su aspecto, y su currículum de performances llenas de sexo, sangre y fluidos corporales, pero que se articula en una mirada algo perturbadora, más en sintonía con las letras sobre mutilaciones, degradaciones, campos de concentración y diversas variables de la perversión, tratadas en las canciones de Throbbing Gristle que entonaba su entonces pareja Genesis P-Orridge, pero cuyo concepto pertenecía a todo el grupo, como la autora del libro resalta varias veces.
Throbbing Gristle en 1970
Calificada en su momento junto a su banda como una «destructora de la civilización» por un parlamentario inglés, Fanni Tutti se presenta en el libro no como una deliberada manipuladora de la provocación artística, sino como alguien interesada en la exploración expresiva de las fronteras, exploración que supera lo representativo para abarcar todos los aspectos vitales. Pero esto no quiere decir que Art Sex Music sea una acumulación de hechos escandalosos y anécdotas sexuales al estilo exhibicionista de autobiografías como la de Alain Jourgensen, líder de Ministry; por el contrario, el tono de Fanni Tutti es distanciado y hasta clínico —reminiscente en cierta forma de los textos autobiográficos de uno de sus evidentes ídolos, J. G. Ballard—, incluso cuando narra hechos de un evidente dolor personal como la ruptura definitiva con su familia, su trabajo en el porno hardcore o sus diversos problemas de salud.
Cosey Fanni Tutti en la performance Women's Role en la A.I.R Gallery de Londres - 1976
Fanni Tutti expresa, explica y narra sus pesares, pero no los estetiza y, mucho menos, se victimiza, separándose explícitamente —lo que puede sorprender en una mujer que hizo de la independencia y la libertad personal sus banderas— de las concepciones habituales de un feminismo con el que no parece llevarse muy bien. Fanni Tutti se presenta a sí misma como una persona fuerte, sin vicios tóxicos, y plenamente consciente y responsable de cada una de sus acciones y consecuencias, orgullosa de todo su arte, hasta del que es difícil de exponer.
Cosey Fanni Tutti y Chris Carter en 1981
Pero algo atenta contra este estoicismo general y es el profundo resentimiento que impregna todo el libro hacia su exnovio y frontman de Throbbing Gristle, Genesis P-Orridge, quien emerge de Art Sex Music como un personaje neurótico, engreído, insoportable, destructivo y asombrosamente violento —lo acusa incluso de intentar matarla—, y que ocupa en el texto aún más espacio que su también compañero musical Chris Carter, quien es su pareja sentimental desde hace casi cuatro décadas. No hay por qué dudar del retrato poco favorable que hace Fanni Tutti de Genesis (no es tampoco una imagen improbable, por lo que se conoce del brillante pero volcánico artista), pero, por momentos, esta presencia negativa, y el rencor que despierta en la autora del libro, parece desbalancear la imagen espiritual, serena y en control casi ritual de su vida que se está presentando. Como una figura oscura que entorpece una y otra vez un trayecto tortuoso pero orientado hacia la luz, haciendo visible un espacio de debilidad, constante y molesto como una carie, en lo que, de otra forma, sería una historia de superación, constancia y poder.
Cosey Fanni Tutti en 2017 por Linda Nylind