En mi mayor
David J: El aprendiz de hechicero
Por Tüssi Dematteis / Viernes 27 de julio de 2018
Imagen de portada de «Who Killed Mr Moonlight? Bauhaus, Black Magick and Benediction»
Una biografía llena de música, oscuridad y misticismo: la vida de David J, quien fue bajista de la legendariamente pospunk y gótica Bauhaus, con una vida atravesada por el ocultismo y experiencias paranormales que le dan un condimento especial a su vida narrada.
Poco amiga de la prensa musical, con quienes casi siempre mantuvieron una relación de desprecio mutuo, la banda Bauhaus es tal vez la más ninguneada de las formaciones clásicas de esa corriente brillante que fue el afterpunk británico —prolongación más experimental e intelectual del aparentemente más callejero y rockero punk del setenta y siete—, a pesar de haber sido quizá la más popular y la más conectada con la era de oro del rock superestelar, particularmente con el glam rock. Esa subvaloración, que incluso ha hecho que estén ausentes de textos que dedican capítulos enteros a grupos de espíritu similar —con los que además Bauhaus compartía escenarios y fans—, como Joy Division o The Birthday Party, ha conseguido, además de invisibilizar muchos de los notables aportes musicales de la banda, que sobre su historia e integrantes haya un cierto velo misterioso atravesado de rumores y verdades incompletas, por lo que una autobiografía de su bajista David J es no solo una fuente de primera mano, sino también una de las únicas.
De David John Haskins —siempre conocido como David J—, responsable de la introducción del dub en el sonido de la banda, se tenía una imagen sobria y más bien de bajo perfil, pero en Who Killed Mr Moonlight? Bauhaus, Black Magick and Benediction emerge como un personaje glamoroso, entusiasta, muy culto e inesperadamente divertido, dispuesto a abrir casi todos los cajones de su periplo musical.
Tal vez el elemento más sorprendente del libro de J —al menos para quienes solo conozcan superficialmente la obra de Bauhaus y no hayan notado lo matizada que era su oscuridad— sea su gran sentido del humor, no precisamente la característica que se asociaría más fácilmente con los padrinos del rock gótico. J no tiene problemas de reírse de un montón de situaciones ridículas que él y sus compañeros protagonizaron, ni de contar unas cuantas anécdotas más bien impresentables y poco serias. Sin embargo, y esa es una de las virtudes del texto, a pesar de presentar a Bauhaus por momentos como una suerte de Spinal Tap vestidos de negro, el bajista nunca cae en el cinismo de presentar a la teatral y apasionada puesta en escena del grupo como una farsa pour le gallerie. Al contrario, por lo general es emotivamente franco e idealista con relación al compromiso artístico del grupo y sus auténticas intenciones de generar un éxtasis creativo a la altura de sus influencias e idolatrías de los movimientos de vanguardia y la alcurnia del rock. Pero también tiene el distanciamiento como para apreciar la gracia agridulce de sus pifies o despropósitos.
Este espíritu humorístico alcanza también los aspectos más negativos de su experiencia musical, particularmente la relación del cantante Peter Murphy con los otros tres integrantes de Bauhaus. Murphy es presentado bajo una luz muy poco halagüeña, responsabilizándolo tanto de las varias disoluciones del grupo y describiéndolo como un personaje talentoso pero insoportable en sus cambios de ánimo, su paranoia y sus aires de diva. Aunque siempre mantiene la elegancia, J no deja dudas acerca del poco cariño que le guarda al cantante, y no pierde oportunidades para referirse a él en forma burlona y dar ejemplos —muy numerosos— del carácter infumable de su excompañero.
Con todo, no son estas características risueñas lo más distintivo o memorable de Who Killed Mr Moonlight?, sino su abrupta inmersión —promediando el libro— en un universo que no necesariamente tiene que ver con el del rock, ni siquiera con la música, cuando J da rienda suelta a su interés por el ocultismo y dedica extensos capítulos a narrar rituales que realizó en compañía de su amigo, el escritor y guionista de comics Alan Moore, y de otros shamanes. Durante estos capítulos, todo el concepto de verdad u objetividad fáctica, tan discutibles en una autobiografía, se hacen aún mucho más borrosos, porque J narra diversas concatenaciones de experiencias extraordinarias —o no—, explicándolas según conexiones y vivencias que no son precisamente del mundo racional. El narrador realmente cree en la magia sobrenatural resultante de sus rituales e investigaciones en diversas tradiciones herméticas, y narra los hechos según esta visión (aunque con un pie en la tierra y siempre admitiendo los subjetivo de su mirada), y, en consecuencia, la que hasta entonces es la historia de un rockero —llamativa y colorida, pero no tan diferente de la de otros músicos—, se convierte en algo mucho más chiflado —o no—, que hace recordar a los textos autobiográficos de personajes tan pintorescos como Alejandro Jodorowsky y otros artistas buceadores del misterio.
No deja de ser paradójico el que J tiene tiempo y espacio para describir en detalle estas experiencias mágicas tan personales y difíciles de transmitir, y, del mismo modo, deja en silencio enormes baches de su vida más terrenal. Por ejemplo —y algo raro en las biografías de rockeros—, casi no hay mención a sus orígenes sociales y su vida familiar (aunque cada tanto hace alguna referencia superficial y cariñosa a esta), incluyendo su relación con su hermano Kevin Haskins, lo cual no sería tan extraño si no fuera porque Kevin ha sido el baterista con el que tocó toda su vida, tanto en Bauhaus como en Love and Rockets (proyecto que, a pesar de haber sido tan exitoso, o más, que Bauhaus, también es casi ignorado por el libro).
El libro viene precedido de una larga y variopinta sucesión de comentarios de colegas de J —entre los que se encuentran Perry Farrell, Black Francis, Jello Biafra y Marilyn Manson, además de algunos escritores ocultistas—, quienes destacan su fascinación y su perplejidad ante este libro tan particular, desinhibido y organizadamente pirado, siempre irresistible.
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