cuestión de palabras
La primera vez
Por María Eugenia Martínez / Martes 22 de mayo de 2018
Foto: Mauro Martella
En esta historia, asistimos al deterioro de una relación fugaz desde el primer instante: la falta de criterios lingüísticos, sobre todo a la hora de concordar el género entre sustantivos y adjetivos, alerta a una mujer que cena con un desconocido. Sobre concordancias y otras andanzas nos cuenta María Eugenia Martínez.
La noche había tenido altibajos y la comida había demorado mucho.
Al final, a la hora de decidir los rumbos, ella logró trascender los reiterados momentos en que él había dicho «vistes» y «hubieron».
«No es importante», se repitió, ayudada por los efectos del vino, y resolvió darle una oportunidad al encuentro.
Pero no fue muy convencida y una hora después escuchó lo peor.
—Es la primer vez que me pasa —dijo él, sin saber que estaba frente a una amante de las concordancias.
—¿La primer vez? —respondió ella con la esperanza de que él reconociera el error.
Pero no. Él no recordaba en absoluto que el adjetivo debe concordar en género con el sustantivo al que complementa. Seguramente en su trabajo —a pesar de que el Word le pone líneas verdes abajo— escribía oraciones como: «Los invitamos a la primer charla» o «Se hará la tercer semana», sin recordar que esos acortamientos (primer y tercer) «se emplean preferentemente solo ante sustantivos masculinos», como dice la Fundéu.
La primera reacción de ella (no la *primer reacción) fue explicarle: «Según indica la Gramática, los numerales ordinales primero y tercero solo adoptan sus variantes apocopadas ante sustantivos masculinos, mientras que se recomienda mantener la forma plena ante los femeninos. Se habla así de el primer piso o el tercer balcón, pero no de la primer planta o la tercer terraza».
Él no respondió, pero se acordó de que apócope quería decir algo parecido a acortamiento. Justo a tiempo, porque entonces ella siguió:
—La apócope ante sustantivos femeninos es un arcaísmo que debe evitarse en el habla culta actual, dice la RAE.
—¡Pero es solo un acortamiento! —se defendió él.
—Ya lo creo —respondió ella con extrema frialdad y cerró la puerta.
«Esta chica nunca va a pasar de la tercer cita», reflexionó él, ya hundido en la soledad. Pero enseguida se corrigió: «tercera cita, tercera cita».
¿Tenés dudas existenciales acerca de nuestro idioma que te quitan el sueño?
Escribiles a Silvana y María Eugenia a cuestiondepalabras@escaramuza.com.uy
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