Literatura infantil
Dos libros muy esperados
Por Virginia Mórtola / Viernes 11 de febrero de 2022
Ilustración de Lucía Franco en «Pájaros» (Kalandraka, 2021)
Poesía, música, hermosas ilustraciones y un recorrido por Latinoamérica para niños y niñas. Como siempre con los mejores regocijos de la literatura infantil, Virginia Mórtola lee y comparte sus impresiones en torno a Pájaros, escrito y musicalizado por Natacha Ortega e ilustrado por Lucía Franco; y En la selva todos cuentan, de Alfonso Lourido, ambos del 2021.
Desde hace algunos años,
ilustradores y escritores locales publican sus obras en el exterior con gran
éxito. Escribo éxito en el sentido de la bienvenida y el reconocimiento.
Por ejemplo, Los
Carpinchos (Ekaré, 2020), de Alfredo
Soderguitt, ha sido multipremiado y traducido a trece lenguas (español,
francés, catalán, inglés, alemán, italiano, luxemburgués, coreano, chino
complejo, chino simplificado, holandés, turco y griego). Recién a inicios
de este año, llegaron a nuestro país, desde España, dos libros muy esperados: Pájaros, escrito y musicalizado por
Natacha Ortega e ilustrado por Lucía Franco; y En la selva todos cuentan, de Alfonso Lourido. Ambos fueron
editados por Kalandraka, en la Colección Libros para soñar, en 2021.
La ansiedad de la espera
se transformó en regocijo.
Portada de Pájaros, escrito y musicalizado por
Natacha Ortega e ilustrado por Lucía Franco (Kalandraka, 2021)
Pájaros
no es solo un libro, es un poema, una canción, un álbum ilustrado, una
invitación estética inolvidable. Fue finalista del XIII Premio Internacional
Compostela de álbum ilustrado. En la tapa, un niño y una niña con alas de ramas
y picos rojos, extienden sus brazos al cielo. Están listos para despegar. Igual
que el lector que entrará en esta aventura poética, que así comienza:
Niñas pajaritas llevan cartas en su piel,
palabras que alumbran,
suave danza de papel.
Letra y música nacieron
juntas. Todo empezó en México, Natacha estaba de viaje. «Entre los cuadernos y las caminatas,
apareció un alter ego que se llamó Missia Paxarita, ella me ayudó a andar con
ojos de pájaro», nos cuenta. Esta
inspiración fue el origen de una intervención urbana con su proyecto Gato
Peludo: «La idea fue irrumpir en un
espacio público con personas vestidas de pájaros, para llenar de poesía la
ciudad. Nos reunimos al atardecer en Punta Gorda y cantamos mirando hacia el
río». Años más tarde, invitó a Lucía Franco a crear un libro con ese
poema.
Pim, plim, plan
hojitas de menta
Plim, plim, plan
cielo con estrellas
Lucía creó munditos fantásticos con una paleta simple y contrastada, de rojos y azules. Jugó con texturas, manchas y patrones de la infancia. Dibujó árboles de los que cuelgan instrumentos como frutas, pelotas que son globos aerostáticos, rondas de niños pájaros, una regadera para las nubes. Su punto de partida para la ilustración fueron los mini universos lúdicos que niños y niñas despliegan en su día a día. «Me basé en la observación de mis hijos cuando eran más chicos –dice Lucía–, en sus inventos y fantasías, los desfiles de muñecos atados con piolas. Esos viajes de colgar cosas, jugar a la casita, crear con dos palitos, transformar un repasador en una capa».
Ilustración de Lucía
Franco en Pájaros (Kalandraka, 2021)
El libro se completa con códigos QR que permiten acceder a las tres versiones de la canción: en castellano, gallego y euskara interpretadas, respectivamente, por Dragón Dorado, Paco Nogueiras y Dana Moya. El proceso de grabación fue un desafío. Mauricio Gelardi armó los arreglos. Ambos querían que participara una cuerda de vientos, y eso implicó mucha logística en plena pandemia; pero lo lograron. Les dejo el booktrailer como aperitivo aquí. Seguro van a querer guardar este libro entre sus recuerdos más preciados.
Portada de En la selva
todos cuentan, de Alfonso Lourido (Kalandraka, 2021).
En la selva todos cuentan se titula el libro de Alfonso Lourido. Y eso sucede en su interior. Se narran los orígenes mitológicos de varios animales de la selva. Historias que atravesaron los tiempos de voz en voz, de ronda en ronda, de hoguera en hoguera. Alfonso quiso contarlas tal como las escuchó cuando era pequeño, manteniendo el espíritu de la oralidad.
Hace muchos muchos años, cuando los humanos descubrieron el fuego, por
las noches hacían fogatas para no tenerle miedo a la oscuridad. Con las lumbres
encendidas. Pasaban momentos divertidos contando historias y bailando. Pero una
de esas noches un dios envidioso sopló y apagó todas las fogatas.
Fue así que otro dios, bondadoso, creó a las
luciérnagas para encender las noches. También está la historia del sapo y su
relación con el fuego, el zorro enamorado de la Luna. La anaconda, parece,
llegó desde la Vía Láctea. Luego de tan largo viaje, agotada, se tomó un
descanso y, así, se convirtió en el río Amazonas.
El espíritu de este libro está ligado a los viajes
del autor por varios países de Latinoamérica. «Me encantaba saber sobre esa mitología de los
pueblos que no tiene nada que envidiarle a la clásica y que lamentablemente no
está tan difundida», dice. Las
historias se enlazan. Al final de cada una de ellas hay una oración en rima que
anuncia la historia del animal siguiente como un hilo invisible que los vuelve
parte de la misma selva, la misma mitología.
Para mí Latinoamérica es sinónimo de color, mucho color, increíble y mágicamente
combinado. La feria más chiquita, del pueblo más pequeño que se te ocurra, es
cómo un arcoíris viviente. De la unión de todo esto nació este libro.
Sobre fondo negro –como si fuera la noche donde se contaban estas historias en torno a la hoguera– el color brilla: verdes intensos, fucsia, azules, violetas, amarillos. Cada relato tiene su postal, cuadros donde se retrata a los personajes y su entorno.
Ilustración de Alfonso
Lourido en En la selva todos cuentan (Kalandraka, 2021).
Es este un libro que pone
en primer plano las riquezas culturales y naturales de Latinoamérica, para
recordarnos el valor de ambas. Pueden investigar el inicio del libro aquí.
Vuelvo a decirles: la
ansiedad de la espera se transformó en regocijo. Esta nota busca compartirlo.
Invitarlos a habitar las fantasías de la infancia a través de la poesía, la
música y las imágenes. Invitarlos a recorrer la selva y sus animales sobre el
lomo de sus narrativas y colores.
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