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cuestión de palabras

La vida, esa instancia

Por María Eugenia Martínez / Martes 16 de enero de 2018
Foto: Mauro Martella
En este espacio, Silvana Tanzi y María Eugenia Martínez exponen ciertos tropiezos que pueden cometerse a la hora de escribir. A partir de anécdotas lingüísticas, nos invitan a aprender piques y reflexionar juntos sobre nuestro idioma. Hoy, María Eugenia Martínez saca un as bajo la manga y nos viene a socorrer en un error que puede parecer imperceptible, pero que, cuando se comete, se nota: el uso de palabras comodines que nos impiden ser claros en nuestro discurso.

Para vos, ¿qué significa la palabra «instancia»? Si vas al diccionario verás al menos diez variantes, pero si leés la prensa atendiendo a esa palabra podés terminar pensando que el mundo es una gran instancia.
Esa gran capacidad de adaptación de la palabra, lejos de jugarle a favor, la convierte en un comodín. Los comodines son palabras de sentido muy amplio a las que apelamos cuando no se nos ocurren otras (cosa, elemento, aspecto, tema, ámbito, instancia, evento…).
Deslucen el texto, porque dan la idea de que el autor no se molestó en buscar las palabras precisas, esas que ayudarían a comprender con mayor claridad lo que se está diciendo.

Veamos este ejemplo con el comodín tema:

El tema era si se matriculaba en arquitectura o ingeniería.

Creemos que el autor debió elegir una palabra más ajustada:

La duda era si se matriculaba en arquitectura o ingeniería.

El dilema era si se matriculaba en arquitectura o ingeniería.

 

Lo mismo pasa en este segundo ejemplo:

No es un tema de dinero, sino de tiempo.

Si pensaba un segundo más, el autor podía zafar del comodín y optar por una «carta» más precisa:

No es falta de dinero, sino de tiempo.

No es un problema de dinero, sino de tiempo.

 

Los amantes de los comodines suelen ponerlos incluso para alargar frases (algo muy desaconsejado) y en lugares inadecuados. Como el locutor de radio que dijo: «Hoy tendremos una instancia de buen tiempo» (ejemplo basado en hechos reales).

Detectar qué comodines usamos y tratar de evitarlos (o al menos alternarlos) es el consejo de hoy. Que cada palabra importe y aporte, en primera y en última instancia.


¿Tenés dudas existenciales acerca de nuestro idioma que te quitan el sueño?

Escribiles a Silvana y María Eugenia a cuestiondepalabras@escaramuza.com.uy

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