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Leer en verano

Por Escaramuza / Miércoles 05 de enero de 2022
Foto: Pixabay

Empezamos el verano con el entusiasmo de quien tiene por delante un tiempo extraordinario para abordar esa pila de libros que acumulamos a lo largo del año en la mesita de luz, en la estantería de los libros por leer, en el rincón de las lecturas prioritarias. Algunos de los colaboradores y colaboradoras de Intervalo nos cuentan qué libros están en su lista de lecturas veraniegas.

Pía Supervielle

En setiembre, cuando las vacaciones eran un anhelo que estaba demasiado lejos en el horizonte de la felicidad, Alexandra Kohan (psicoanalista, profesora, columnista de elDiarioAR) escribió en Twitter lo siguiente: «Estoy para ir preparando el bolso con los libros que voy a leer en las vacaciones de enero». Le puse un like y le di retuit. Preparar las lecturas para los días de playa es una tarea que me lleva tiempo pero me hace mucha ilusión. Así que aquí estoy con mi pila exagerada de libros en Punta Rubia, el balneario que me recibe año tras año con sus mañanas amables y sus tardes ventosas. Empecé por Medio sol amarillo de Chimamanda Ngozi Adichie y que viene con prólogo de Lina Meruane. Es una novela larga que se editó en 2006 y que me lleva a la guerra de Biafra a través de la voz y la mirada de un puñado de personajes. Me entusiasma empezar las vacaciones con libros que me acompañan durante varios días, que me llevan a otros territorios y que me sacan de mis lecturas más habituales (mucha novedad latinoamericana, sobre todo argentina). En la pila me esperan: La otra hija de Santiago La Rosa, Chicas muertas de Selva Almada, Las primas de Aurora Venturini y Signor Hoffman de Eduardo Halfon.

 

Santiago Cardozo

Estoy leyendo El origen de las palabras, de Damián González Bertolino. Lo narrado me recuerda el modo en que fui progresivamente entrando en la lengua, a partir de experiencias singulares de la vida cotidiana, que coagulan en un vocablo, en las resonancias personales suscitadas, en las evocaciones que orbitan a su alrededor, en los silencios que deja escuchar como parte de sus sentidos, pero también en los rechazos o adhesiones que provoca, en la forma misma en que se dibuja la realidad por los efectos que inscribe en nuestra existencia. Siempre se trata, en suma, de una mitología personal: llegamos a la lengua de maneras particularísimas, las que nos dictan la vida y su recuerdo.

 

Tabaré Couto

Estas son algunas lecturas pendientes que me he reservado, al menos, para el comienzo del verano: Lunáticos viajantes de Jorge Costigliolo que narra la historia uruguaya de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota; Hay cosas peores que estar solo de Federico Anzardi, sobre la creación del disco Ciudad de pobres corazones de Fito Páez. Además, dos novelas que a priori tengo en la pole position de mis lecturas inmediatas: Voyager de Nona Fernández y El resto del mundo rima de Carolina Bello.

 

Marianella Morena

Tengo mucha lectura pendiente, pero leo en relación a lo que estoy por hacer. El aroma del tiempo, de Byung Chul Han, Las últimas de Lucia Carballal, una dramaturga muy joven, española. Otro texto dramático, Fantasmas de Pablo Remón, que viene del cine. Y para matizar con algo local, Uruguay en la mira del narco, de Antonio Ladra. Terminé de leer La única sobre la actriz María Casares, porque estoy escribiendo un monólogo sobre ella. Y estoy empezando a leer cosas sobre María Pacheco, la comunera. Pero en todas las mesas de mi casa se amontonan libros que esperan ser abiertos.

 

Magdalena Leite

Reinventar el amor de Mona Chollet, sobre cómo el patriarcado sabotea las relaciones heterosexuales. Lo estoy empezando a leer y me está gustando bastante. Es una reflexión sobre cómo se puede combatir el patriarcado desde la heterosexualidad. La insumisa de Cristina Peri Rossi: me lo trajo mi amigx invisible en navidad. Voy por el primer capítulo y se lee solo. Maravilloso. Brujas de Brenda Lozano: no lo empecé. Pero leí un texto de ella llamado No a dónde va sino de dónde viene que me fascinó y vinculé directamente con lo que estoy investigando en danza. Conocer el pasado para entender el momento actual y poder imaginar futuros.

 

Aníbal Conde

Este 2022 comienza con un intento por ver más allá de lo humano, de la mano de Eduardo Kohn con su libro ¿Cómo piensan los bosques? ¿Cómo descentralizar lo humano de nuestro paradigma para entendernos como seres en relaciones contingentes en un constante devenir juntxs? ¿Cómo sería pensarnos en un rol de diplomacia cósmica? Si el pensamiento no es propiedad absoluta de lo humano, ¿cómo pensar junto a otras especies, animales, plantas, rocas, bosques? Estas son algunas de las preguntas que dispara esta lectura.

Por otro lado estoy leyendo a José Esteban Muñoz y su Utopía queer. Un intento por pensar en la utopía con esperanza y en identidades queer en constante devenir, un allí y entonces en lugar de un aquí y ahora, recuperar un futuro que no debe ser planteado solamente en términos reproductivos. «Un mapa del mundo que no incluya la utopía no merece ser visto», Oscar Wilde. Con esta cita comienza el libro.

¡Ambxs autorxs súper recomendables!

 

Sebastián Míguez Conde

Este año me sorprendió leyendo Amantísima, de Nicolás Alberte. Una novela que transcurre en una posada casi escondida en medio de las sierras, aislada por una tormenta, en la cual en orden de desentrañar un misterio, leemos la voz de los personajes contando uno a uno su percepción de ese fin de semana a una autoridad. Un relato polifónico, contradictorio, atrapante, no puedo esperar a terminar de leerlo.

Otro de los títulos que tengo pendientes para este verano es El origen de la alegría, de Pablo Ramos. En este caso, según pude leer en la contratapa y en alguna crítica al azar, la novela versa sobre Gabriel (personaje que aparece en otros títulos del autor como El origen de la tristeza, La ley de la ferocidad, En cinco minutos levántate, María). La historia parece tratar sobre el devenir del personaje luego de la muerte de su hermana. La trilogía en la que aparece este personaje me parece brillante, cruda, real, luminosa. No espero menos de este último libro.

 

Patricia Turnes

Soy muy fan de la literatura japonesa. Pero no conocía a Jun'ichirō Tanizaki , considerado uno de los tres grandes escritores japoneses de la posguerra junto a Yukio Mishima y Yasunari Kawabata. Al leer Diario de un viejo loco reconfirmé una vieja máxima que tengo: los escritores japoneses siempre han estado adelantados a su tiempo tanto en lo formal como en los asuntos que tratan. Hay en este libro una libertad muy grande para abordar temas que hasta ahora son tabú como el deseo erótico de las personas mayores, el fetichismo, el sadomasoquismo. El libro me resultó una delicia, es divertido, original, con giros dramáticos bastante sorprendentes. Me interesan las historias de amor en las que hay diferencias de edad grandes, también las que rozan los límites de la sexualidad. Pero lo que hace aún más original a esta novela es que tiene la estructura de un diario que el viejo cronista escribe en sus tiempos libres.

Mientras escribo esto caigo en la cuenta de que en mi biblioteca tengo otro libro de él sin leer. Confieso que no tenía ni idea de quién era el escritor cuando adquirí Siete cuentos japoneses, pero lo hice con la ilusión de que me gustara, porque casi todos los escritores nipones me fascinan. Hasta ahora el libro había permanecido en mi biblioteca, cerrado. Empiezo a saborear de antemano el placer que tendré al leerlo al atardecer en el balcón de casa. 

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