RAMÓN DEL VALLE INCLÁN
TALLER DE INVESTIGACIONES VALLEINCLANIANAS
UYU 417
UYU 490

UYU 368
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Temática:
Editorial: ENEIDA
Cantidad de páginas: 132
Peso: 300g
ISBN: 9788495427014
Dimensiones: 10 x 19
"Este que veis aquí, de rostro español y quevedesco, de negra guedeja y luenga barba, soy yo: don Ramón María del Valle-Inclán. Estuvo el comienzo de mi vida lleno de riesgos y azares. Fui hermano converso en un monasterio de cartujos y soldado en tierras de la Nueva España. Una vida como la de aquellos segundones hidalgos que se enganchaban en los tercios de Italia por buscar lances de amor, de espada y de fortuna. Como los capitanes de entonces, tengo una divisa, y esa divisa es, como yo, orgullosa y resignada: Desdeñar a los demás y no amarse a sí mismo".
Autobiografía
Con estas frases comienza el escritor gallego su Autobiografía, contribuyendo, con ella, a alimentar la imagen de hombre extravagante, genial y provocador, aunque también arbitrario en sus ideas estéticas y en sus convicciones ideológicas, que en vida le acompañó. Como otros artistas de su época, se propuso lucir una apariencia singular e inconfundible, para lo que se vistió de forma atípica y se dejó crecer barbas y melena. Los quevedos y su manquedad, así como su extrema delgadez y su declarada afición al ocultismo, la mística y el hachís, completaron la imagen de un dandi pobre pero aristocrático con tintes de faquir. Con todo ello, sumado a un talante radicalmente inconformista y a una insobornable vocación literaria, Valle-Inclán no hacía sino manifestar su voluntad de distanciarse en todos los sentidos de la clase dominante, la burguesía.
Autobiografía
Con estas frases comienza el escritor gallego su Autobiografía, contribuyendo, con ella, a alimentar la imagen de hombre extravagante, genial y provocador, aunque también arbitrario en sus ideas estéticas y en sus convicciones ideológicas, que en vida le acompañó. Como otros artistas de su época, se propuso lucir una apariencia singular e inconfundible, para lo que se vistió de forma atípica y se dejó crecer barbas y melena. Los quevedos y su manquedad, así como su extrema delgadez y su declarada afición al ocultismo, la mística y el hachís, completaron la imagen de un dandi pobre pero aristocrático con tintes de faquir. Con todo ello, sumado a un talante radicalmente inconformista y a una insobornable vocación literaria, Valle-Inclán no hacía sino manifestar su voluntad de distanciarse en todos los sentidos de la clase dominante, la burguesía.
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