El proyecto poético de Roberto Echavarren
Confesiones del cuerpo
Por Roberto Appratto / Jueves 19 de agosto de 2021

Fragmento de portada de «Veneno de escorpión azul», de Roberto Echavarren (La Coqueta, 2021)
Como un cuerpo aguijoneado, envenenado, suturado y renovado, el pensamiento poético de Roberto Echavarren discurre en reflexiones íntimas y confesiones propias que soslayan el lugar del yo. Roberto Appratto recomienda su último libro, Veneno de escorpión azul, (La Coqueta, 2021).
Veneno de escorpión
azul es un nuevo libro de poemas de Roberto Echavarren. En verso o en
prosa, como poeta, como narrador, como traductor, como dramaturgo o como
ensayista, la aparición de su escritura es un motivo de reflexión; algo que
hace pensar en lo que significa escribir poesía cuando ya se ha escrito, mucho
y a muy alto nivel, a lo largo de más de cincuenta años. Es, ante todo, un
gesto que se trasluce en el trato especial del lenguaje, que sale del
conocimiento de la literatura y de sí mismo a la vez. Como otras veces, Veneno de escorpión azul (nombre de una
medicación homeopática, en términos denotativos; amplia metáfora que cubre lo
animal, el cromatismo, la curación y la muerte, en otros) no designa una
colección de poemas sino un proyecto. Como tal, Veneno… es la primera parte del libro, que completa El tiempo pasado por agua: un solo poema
por parte, prolongado como instancias de un pensamiento poético que muy pocos
serían capaces de desarrollar en nuestros días.
A lo largo de esas dos inflexiones (de un pensamiento),
Echavarren procede, como en Monte nativo,
como en otras publicaciones, por la vía del habla: habla, pero no hace poesía
coloquial: es un soliloquio con apariencia de diálogo, o de confesión, en el
que aparecen Il deserto rosso de
Antonioni, Jim Morrison, los sacrificios aztecas, La flauta mágica, Marina Tsvetáieva, el budismo, el perro Tommy, entre
otros referentes. El discurso va serpeando y afirmándose. Se hace personal,
pero sin que aparezca el yo: extraña maniobra de lenguaje que da a la poesía de
Echavarren un aspecto, un tono, que ya estaba en otros libros pero siempre
sorprende. Del mismo modo que alterna prosa con verso como un modo de asegurar la
continuidad del discurso más allá de la prosodia y de los temas, logra que cada
fragmento se independice. El lector recibe las instancias del soliloquio como
un habla que se toma su tiempo para cambiar de aire y volver a empezar.
Se habla de la muerte, de la salud, de la vida, del cuerpo,
de la imaginación, de los sentimientos, del tiempo, del estado del mundo; se
entra y se sale de los temas, se pasa de la narración al ensayo y del ensayo a
la expresión poética, en pasado y en presente, de manera descriptiva e
imaginaria al mismo tiempo. Cito un fragmento al azar para que se note esa
libertad del lenguaje para mantener las afirmaciones en suspenso, para
entrelazarlas en el aire a la luz de esa conversación permanente que es el
libro; para llevar así al lector a un estado de lectura de poesía en que se
acepta, ante todo, la primacía del lenguaje para hacer sentir el razonamiento e
imponer una lógica de inclusión de tiempos y realidades diferentes, solo por el
hecho de nombrarlas:
No tener descendencia obliga a vivir en el presente
ya que el futuro no puede ser sino vacío.
Esas “memorias” pasan
a la latencia rápido; allí no hay
memoria,
no hay tiempo para la memoria. No haber hecho nada
con su vida, no haber creado una
familia,
en la soledad asceta una fuerte intimación (intimidación) de
felicidad
es ya la felicidad.[1]
En otros pasajes las imágenes se imponen como único modo de ver
las cosas en movimiento. La independencia de cada grupo determina, a su vez, el
uso del montaje: los cambios, los reenvíos permanentes de un asunto al otro, de
una perspectiva a la otra, hacen que se sienta el proceso creativo de ambos
textos como una acumulación, como si estuviera bajo el signo de la conjunción y. A distancias variables de sus
referentes, sin diferenciar lo visionario de lo concreto, la escritura de Veneno de escorpión azul fluye,
protegida por la extrema conciencia del sonido y de las variaciones del significado:
es una nueva experimentación con las posibilidades de la poesía cuando se
resiste a pasar por el yo y la coloquialidad, y sin embargo sigue hablando.
[1] Echavarren, R., Veneno de escorpión azul, Montevideo: La Coqueta, 2021, pp. 41-42.