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Procesos de creación

Álbum de creación: el fotógrafo Pablo La Rosa

Por Pablo La Rosa / Jueves 03 de octubre de 2024

Quisimos saber más sobre el libro Nueve estaciones para esperar el tren y una para perderlo (Mar Dulce, 2024). En este proyecto, seleccionado por los Fondos Concursables, Silvana Tanzi y Silvia Soler se embarcaron junto al fotógrafo Pablo La Rosa a conocer el Uruguay de los trenes. Pablo nos cuenta acerca del proceso creativo por detrás del libro. 

El placer de viajar debe de estar en que uno lo hace entre la distancia y el tiempo; entre las distancias físicas y las vivencias personales. 


Una de las grandes posibilidades de la fotografía es su dualidad. Cada persona le agrega a la foto lo que su imaginación le envía, por tanto, la situación comunicacional va en dos direcciones: de la foto al lector y del lector a la foto.


El tren es el lugar del Uruguay añorado, la infancia lejana, el desarrollo que se detuvo; y la evocación de unos ingleses perdidos en el fin del mundo que un día prefirieron dejarlo todo y regresar a su país.


Muerto el tren, los habitantes de los pueblos no podían dejar que la conexión con los otros poblados se cortara. Ya verían luego qué hacer con ese mastodonte.


Para ciertos jóvenes, el tren es igual a un mojón que les recuerda que el tiempo pasa y deja sus rastros, marcas, cuentos, posibilidades de escapar…


En este viaje hay una estación para perder el tren —Laureles, la única que recibe pasajeros—. Ese único servicio de pasajeros que funciona mantiene los códigos y las maneras de otros tiempos, cuando estaba al mando de los ingleses. 


Hago el viaje. Un hombre de traje gris y reglas estrictas me solicita con énfasis que suba al tren urgentemente. Me explica que el servicio debe llegar sin retraso y que él está allí para asegurarse de que se cumpla el horario —esa es su función—. No importa si la máquina transita al ritmo del ganado que camina por la vía sin ningún apuro. No importa si suben pasajeros en medio del campo o si una vaca tranca las ruedas del gigante de acero. 


El tiempo de llegada finalmente se cumple porque el guarda lo custodia. El tiempo exacto es el que le llevó transitar su camino, algo que no tiene relación con el tiempo previsto o prometido. ¡El tren llegó en hora! Obviamente, tocó destino en algún momento preciso. La hora exacta del tren es la de su arribo.

Este viaje es el punto exacto entre el Uruguay actual y la Suiza de América que dicen que fuimos.

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Nueve estaciones para esperar el tren y una para perderlo; textos Silvia Soler y Silvana Tanzi, fotografía Pablo La Rosa, diseño Alejandro Di Candia; editorial Mar Dulce; Montevideo;  agosto 2024. Proyecto seleccionado por los Fondos Concursables del MEC.

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