El valor performativo del lenguaje
Cómo hacer cosas con palabras todavía: sobre el último libro de Barbara Cassin
Por Francisco Álvez Francese / Martes 27 de agosto de 2019
Barbara Cassin es filósofa, filóloga, traductora y directora de investigaciones en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) de Francia, además es miembro de la Academia francesa desde 2018. Francisco Álvez Francese nos habla de su último libro, todavía sin traducción al español, Quand dire, c'est vraiment faire: un ensayo sobre la capacidad de construcción real del lenguaje.
Tres frases vertebran la reflexión de la filósofa Barbara Cassin (1947) en su último libro, Quand dire, c'est vraiment faire (Cuando decir es verdaderamente hacer). La primera, de la Odisea, proviene del episodio en el que Nausicaa se encuentra con Odiseo náufrago y este, asombrado por la belleza de la joven y avergonzado por su propia desnudez, inventa «un discurso que gana» y le dice «Diosa o mortal, os abrazo las rodillas, porque tengo miedo de abrazaros las rodillas», sin hacerlo. La segunda, que Cassin encuentra en el Elogio de Helena del sofista Gorgias, sentencia: «El discurso es un gran señor que con el más pequeño e inaparente de los cuerpos hace [ella traduce performe] los actos más divinos». La tercera, la única que no pertenece al mundo griego, es del arzobispo y político Desmond Tutu: «El lenguaje, el discurso y la retórica hacen cosas. Construyen la realidad».
A través de estos tres mojones, que van desde la «invención del performativo pagano» a la «performance política» que fue según Cassin la creación de lo que se conoce como la «nación del arco iris» en Sudáfrica, la filósofa vuelve una vez más a uno de sus temas principales y reúne las preocupaciones que alimentaron su reflexión desde sus primeros estudios sobre Parménides y en L'effet sophistique (1995) hasta el reciente Éloge de la traduction (2016), pasando por libros fundamentales como el monumental Vocabulaire européen des philosophies (2004), cuya edición dirigió, o su estudio sobre Lacan, Jacques le Sophiste (2012).
Estudiando lo que llama la «tercera dimensión» del lenguaje, definida por J. L. Austin en una serie de conferencias de 1955 luego reunidas en el influyente libro Cómo hacer cosas con palabras (en francés el título se tradujo, más libremente, Quand dire, c'est faire, elección que Cassin homenajea), la filósofa hace un recorrido amplio, en el que no faltan alusiones a los más inmediatos sucesos políticos, desde el Yes We Can de Obama a quienes «condenan» a Macron llamándolo sofista.
Ya en la introducción, en la que se hace claro el carácter del libro, de prosa elegante y distendida, Cassin comenta tres posibilidades del lenguaje, que son el «hablar de...» de los filósofos, que distingue lo verdadero de lo falso, el «hablar a…» de la retórica, que busca persuadir, y el «hablar por hablar» con el que Aristóteles define la práctica discursiva de los sofistas y que Lacan nombra «hablar en pura pérdida». Según la filósofa, esta tercera dimensión, de evidente potencial político, es el performativo de Austin, con el que se hace llegar algo al mundo («los declaro marido y mujer» es el ejemplo más sencillo) y con el que se ponen en duda los binomios antagónicos «verdadero/falso» y «valor/hecho» y, entre otros, el principio de no contradicción.
Tomando estas ideas como punto de partida, Cassin reivindica la existencia de una verdad «mejor» que otra (es decir, más justa) para un momento determinado, y en ese sentido lee el accionar de la Comisión para la Verdad y la Reconciliación sudafricana, sobre todo en torno a lo que Tutu se refiere como «suficiente verdad sobre el pasado para que haya un consenso sobre él». Con esta decisión, tan audaz como discutible, la filósofa trae a Jean-Francois Lyotard a la discusión y revisa, también, el fenómeno de las fake news y la presidencia de Trump.
Argumentando sobre este tema, que hoy parece ineludible (aunque esta omnipresencia no sea tal vez lo suficientemente puesta en duda), primero se pregunta si los hechos sobre los que se informa «son falsos» o «son mentiras» y, tras una interesante deriva etimológica (que llega hasta el jazz), sostiene que, en esa misma ambigüedad, las fake news se pueden pensar en relación al pseudos griego, que puede ser tanto un error como una mentira deliberada o una ficción. De ahí, la filósofa pasa a Hannah Arendt, para («tendenciosamente») tratar demostrar la autonomía de lo político con respecto a la noción de verdad y es entonces que se enfrenta el tema de los «hechos alternativos», sobre los que argumenta que, si bien como la ficción se hacen pasar por verdades de hecho, son en realidad mentiras que no dicen que lo son y que exigen ser creídas incluso cuando son completamente increíbles y contra toda evidencia.
En propuestas como estas, entre muchas otras, que por su propio carácter dejan preguntas y llaman a la reflexión, Cassin busca establecer la «política de la palabra» como clave y, en un mundo que parece desde todos lados regido por un storytelling que no se reconoce en tanto ficción, intenta proponer una alternativa, cuando todo insiste en que ya es demasiado tarde.
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