Daniel Trías es integrante del equipo por detrás del Laboratorio de Lectura. Además, es doctor en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid y profesor del Departamento de Educación de la Universidad Católica. Investiga hace años en el ámbito de la motivación y autorregulación dentro de contextos educativos y nos cuenta en esta entrevista más sobre este abordaje necesario de la educación. 

¿En qué contexto surge el concepto de «autorregulación del aprendizaje»? ¿Podrías poner un ejemplo concreto de cómo funciona?

Surge de la investigación en sicología educativa hace unos cuarenta años. Enfoca los procesos mentales que las personas ponemos en juego a la hora de gobernar nuestro propio aprendizaje. Tales procesos tienen que ver con el gobierno de nuestra cognición, sentimientos, acciones, para alcanzar objetivos de aprendizaje en un contexto dado. Podemos tener más o menos tiempo, a veces tenemos que reflexionar, que repetir. Tales decisiones quieren decir gobernar el aprendizaje. Empezamos a investigarlo en Uruguay hace unos quince años, tratando de que cada vez más los estudiantes sean capaces de gobernar su propio aprendizaje. Lo que parece muy utópico y deseable, está en nuestra Ley de Educación, que indica que el aprendiz debe ser un sujeto activo y para que ello sea así debe estar en condiciones de gobernar su propio aprendizaje. Estos procesos de desarrollan, se pueden favorecer en el ámbito del aula y no solo que se puede, sino que debemos hacerlo. Un ejemplo concreto está en la lectura, ya que estamos hablando del Laboratorio de Lectura en Escaramuza.  

¿De qué manera la lectura requiere la autorregulación, sobre todo en una era en la que siempre hay una herramienta disponible para hacer casi todo por nosotros?

La lectura es una actividad muy, muy compleja que a veces subestimamos en la vida cotidiana porque se supone que la aprendemos tempranamente en la escuela primaria y que eso alcanzaría. Pero si prestamos atención, nos vamos a dar cuenta de que no siempre leemos para lo mismo, ni los mismos formatos de texto ni en las mismas condiciones. A veces leemos para aprender y tenemos que prestar mucha atención. En otras ocasiones leemos y nos basta con una idea superficial de un texto. A veces tenemos que prestar atención a las palabras en sí mismas, a veces no. Distintos propósitos, distintos tipos textos y distintas exigencias determinan que no siempre encaremos la lectura de igual manera. Eso que puede parecer razonable no siempre lo sabemos hacer. Muchos lectores, alumnos en todos los niveles, se encuentran en dificultades por no poder ajustar bien esos procesos. Creen que leer es darle una barrida al texto y contestar ciertas preguntas. Como vimos recién, al cambiar las exigencias y los propósitos, ponemos en juego cosas distintas. En ocasiones tenemos que leer más de una vez, por ejemplo. ¿Cómo decidir sobre eso? Eso es la autorregulacion. El desarrollo de la autorregulación permite tomar esas decisiones en la tarea concreta de lectura atendiendo objetivos, contexto y valorando las propias estrategias y recursos frente a la tarea. 

Es verdad que hoy casi todo lo pueden hacer por nosotros. Pero en otro momento de la historia, una persona leía y los demás escuchaban. Hoy en día es relevante valorar la lectura como un medio para desarrollar el pensamiento y la capacidad de abstracción. Valorar la lectura como un gran aporte a la construcción de subjetividad y de ciudadanía, así como posibilitar el acceso a la cultura. Por lo tanto, actualmente la autorregulación es incluso más importante para decidir qué vamos a hacer nosotros y qué van a hacer por nosotros. 

¿Cuál es el interés y provecho de utilizarlo como norte conceptual del Laboratorio de Lectura? 

Queremos poner en diálogo el conocimiento profesional de los docentes, que van desarrollando en las clases, el saber pedagógico, y el conocimiento que la investigación aporta en este caso sobre aprendizaje autorregulado en el ámbito de la comprensión de textos. Está clarísimo que la lectura es una actividad con un propósito y para  desarrollarnos como lectores competentes requerimos estrategias de autorregulación. Por otro lado, es un concepto que orienta el propio dispositivo de formación: no podemos venir de afuera a plantear lo que los maestros tiene que hacer, sino que hay que buscar soluciones a medida y en función de aquello que los docentes están en condiciones de realizar para promover el aprendizaje autorregulado en la comprensión de textos. En función de lo anterior, este norte conceptual nos sirve para pensar en los estudiantes y como ayudarlos a ser lectores competentes y autorregulados que puedan comprender, disfrutar y acceder a diferentes tipos de textos. Al mismo tiempo, buscamos favorecer una formación docente más anclada en la práctica y cuyas necesidades sean tomadas en cuenta. 

Una de las condiciones de selección para las maestras que van a participar en el Laboratorio es que puedan concurrir a Escaramuza durante algunas jornadas en el segundo semestre. ¿Por qué es importante la presencialidad de quienes participarán en el Laboratorio?

Queremos que el laboratorio sea una experiencia de encuentro y la presencialidad parece una condición importante para que verdaderamente lleguemos a esos encuentros. No solo encontrarnos, sino encontrarnos también en un espacio que nos dispone a la reflexión, a revisar nuestras prácticas con distancia. Hacernos tiempo también de llegar a un lugar distinto donde no nos desarrollamos en el día a día. Entonces, por esas razones valoramos la presencialidad, por la posibilidad de encuentro, por la posibilidad de distanciarnos de la experiencia de cada día para volver a ella renovados. Ojalá que se dé y además en un lindo espacio como ofrece Escaramuza. Así que esperamos que sea una experiencia de encuentro.

Por último, como equipo de investigación, ¿qué expectativas tienen con respecto al Laboratorio de Lectura en el marco de Escaramuza? 

Habría mucho para decir aquí. Por un lado, es interesante que Escaramuza tomó este proyecto como propio. Bueno, de hecho es un proyecto de Escaramuza, no es del grupo de investigación. En estos diálogos, en estos cruces, creo que estamos armando algo muy relevante. Por otro lado, queremos constituir un espacio de encuentro que no es la escuela, que no es la universidad, y eso nos permite poner en diálogo saberes que vienen de la escuela, de la práctica educativa, que vienen de la investigación y que vienen de otros espacios que la cultura alimenta. Y, por último, queremos que nos ayude a mostrar que la tarea docente no es solitaria o que el desafío de animar a más estudiantes a la lectura y al disfrute de la lectura no es una tarea exclusivamente del docente. Considero que, apropiándose del proyecto con el aporte de estas bibliotecas seleccionadas que las escuelas van a recibir y también las actividades con escritores y actores de la cultura, es clarísimo que la tarea no es exclusivamente del docente ni exclusivamente de los investigadores, sino que somos muchos a los que nos gustaría compartir este saber. Así que tenemos las más altas expectativas.

¿Piensan utilizar los datos surgidos de la experiencia del Laboratorio para aplicarlos en otra escala o en otros ámbitos?

Ya la experiencia del Laboratorio para nosotros es importante. Lo primero es que las maestras aprendan, disfruten y se fortalezcan en su rol docente. Posteriormente, queremos sistematizar el Laboratorio de un modo que nos permita extenderlo a otras maestras, escuelas, y posteriormente a la educación secundaria. Nos preocupa que la enseñanza de la autorregulación esté al servicio de que cada vez más personas aprendan de forma activa, comprometida y se adueñen de algún modo de los procesos de aprendizaje, lo que impacta en la construcción de subjetividad, procesos de pensamiento y la continuidad de cada persona en el sistema educativo. 

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