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Arte y diseño

Dos grandes libros de Bruno Munari

Por Mariangela Giaimo / Lunes 12 de agosto de 2024
Portadas de «dibujar un árbol» y «dibujar el sol», de Bruno Munari (Editorial GG, 2023).

¿De cuántas maneras se puede dibujar un árbol? ¿De cuántas maneras se puede dibujar un sol? Mariangela Giaimo reseña dos breves y fascinantes obras del gran diseñador italiano Bruno Munari en las que se recogen sus históricos talleres: dibujar un árbol y dibujar el sol (Editorial GG, 2023). 

dibujar un árbol y dibujar el sol, sí, así en minúscula, son dos libros editados por GG en 2023 que van más allá de lo que a simple vista puede parecer. Los colores y los trazos que forman parte del diseño del arte de tapa nos hacen pensar que están destinados solamente para niños. ¿Libros para colorear? Este despiste inicial, que seguramente dure un par de segundos, se borra al ver el nombre del autor: Bruno Munari (Milán, 1907-1998). Entonces, nos damos cuenta que estamos ante una propuesta de arte y diseño.

Munari se definió como artista, escritor, inventor, diseñador (fue director de arte y creativo gráfico), arquitecto e ilustrador. Pasó por una gran cantidad de medios y disciplinas como la pintura, fotomontaje, escultura, diseño gráfico, cine y teoría del arte. Es decir, fue un personaje multifacético, tanto que se ha dicho de él que fue un personaje leonardesco del siglo XX, al tiempo que representó el diseño italiano con la creación de varios objetos galardonados. Fue un ejemplo de artista/diseñador, uno de los más importantes e innovadores, con raíces en el movimiento futurista. Recordemos que siendo muy joven se une a Severini, Marinetti, Prampolini  y Sassu para fundar el Grupo Lombardo Futurista, y también el M.A.C (Movimiento Arte Concreta). 

[Bruno Munari en 1967].


El espacio fue el elemento central de la producción de Munari: ese lugar en el que se desarrolla la vida humana. De esta manera hizo la obra Máquinas inútiles (1930), el ensayo «El sillón incómodo» (1944) y el diseño modular Habitáculo (1970), entre otras creaciones. Como diseñador, también supo responder a la industria, la funcionalidad y la racionalidad del producto a diseñar. En su libro ¿Cómo nacen los objetos? desarrolló el método de diseño en el que disgrega diferentes momentos en la creación de un producto. 

En ese proceso y durante el proyecto, la fantasía es una aptitud y competencia humana que se tiene que desplegar para concretar en la creatividad. Y, ¡para colmo!, Munari propone que la fantasía es un aspecto que se puede desarrollar en la persona, en especial desde niños. Su influencia en el desarrollo de la didáctica de los pequeños ha sido muy grande con laboratorios y diseño de juguetes, como la monita Zizí, además de la escritura. La fantasía, entonces, es el aspecto meditativo, mental, mientras que la creatividad es un acto concreto, que se da efectivamente. 


Dos libros

Así es que llegamos a estos dos libros en particular. ¿De cuántas maneras se puede dibujar un árbol? ¿De cuántas maneras se puede dibujar un sol? Muchas. Muchísimas. Munari nos muestra que hay innumerables y que todas son las diferentes facetas de lo mismo. dibujar un árbol y dibujar el sol, traducidos del italiano por por Elena Rolla y Lola Barceló, se presentan como una bitácora de trabajo sobre esos objetos. Aquí los dibujos no fueron diseñados por él, pero Munari los analiza, los observa, y los detalla como si fueran una creación, en una edición limpia y espaciada de la editorial GG. 

[Interior de dibujar un árbol, de Bruno Munari].


Estamos frente a dos obras que son casi relatos visuales: con la palabra y la imagen descubrimos que las cosas, los conceptos, tienen más posibilidades de representación. Para eso la receta es simple: observar. Para dibujar hay que mirar, pensar, para luego representar. Hay imitación en el gesto del dibujo, casi un croquis, y también exploración, y descubrimiento que se da a través del dibujo. Esa técnica es fundamental para el diseño y el diseñador, para el arquitecto, el artista, y es la herramienta fundamental de la comunicación visual. En este caso, queda al servicio de la exploración del mundo.

Munari presenta en negro y verde un sinfín de miradas sobre un árbol, es decir, los árboles: el que comienza a nacer, el que se mueve por el viento, el que tiene una rama sola larga, el que tiene dos, el sin hojas, y así va presentando formas, formas y más formas… Al mismo tiempo, un texto breve acompaña y da contexto. Son explicaciones simples, pero que hacen de disparadores. 

En el caso de dibujar el sol, hay páginas magníficas como esta:

[Interior de dibujar el sol, de Bruno Munari].


Munari nos pone en un lugar de igualdad de tamaño con el sol. Lo muestra cercano, también enorme, y entonces nos damos cuenta de lo pequeños que somos frente a él, así como vamos de los más literal y simbólico a lo abstracto. En una segunda parte, nos propone diferentes representaciones de artistas, y luego pasa a diversas materialidades: el sol se nos presenta como una variedad de estados, de formas. Es increíble el efecto que produce el poner juntas todas estas posibilidades. Es difícil detenerse en una propuesta y decir «ah, es eso el sol, esa es la mejor manera de simbolizarlo…». Claro, Munari nos está dando una lección de vida haciéndonos entender las múltiples caras de las cosas más simples y que a la vez son tan complejas.

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