En este frío otoño llegó Gansos de verano, álbum de Matías Acosta editado por Criatura editora. El libro lo publicó por primera vez Baobab Books (Suiza, 2021) en una edición bilingüe alemán-castellano. Es la segunda obra de Matías Acosta como autor integral, aunque la primera en papel. La anterior se titula The Unknown y fue publicada en Dinamarca, en 2020, por PIBOCO en su plataforma, en versión digital. Para el año próximo saldrá en formato libro a través de la editorial chilena Caligrafix. 

Matías Acosta (Paysandú, 1980) es un destacado ilustrador uruguayo que ha recibido premios y reconocimientos en el mundo. Sus trabajos han sido elegidos para participar en exhibiciones prestigiosas como la Bienal de Ilustración de Croacia y el Nami Island International Picture Book Illustration Concours, en Corea del Sur. El primer libro que ilustró fue Cuando el temible tigre, con texto de Virginia Brown (Banda Oriental, 2011). Luego vinieron muchísimos. Mencionaré algunos favoritos: En los dedos del viento, de Mercedes Calvo (Estrada, 2012); Nanas de la cebolla, de Miguel Hernández (del Naranjo, 2013); La mancha de humedad, de Juana de Ibarbourou (Banda Oriental, 2015); El marinero del canal de Suez, de Horacio Cavallo (Pípala, 2018); El país de Juan, de María Teresa Andruetto (Sudamericana, 2018); Poemas para leer en un año, de Horacio Cavallo (Calibroscopio, 2019); En la tela de una araña, creado en colaboración con Pilar Muñoz Lascano (Editorial Muñeca de Trapo, 2020); y Los entusiasmos, de Laura Wittner (Del Naranjo, 2020); El nombre verdadero, con poemas de Alejandra Correa (Ediciones de la Terraza, 2020), y Masa madre, con texto de Natacha Ortega (Dragón Dorado, 2021).

Encuentro, poesía y humor

Esta historia sucedió en un lugar

donde vivía un hombre solitario

Una mañana 

recién comenzado el verano,

 lo despertaron unos 

fuertes gritos

¡ON ONG! ¡ON ONG!

Estas líneas se leen en las primeas tres dobles páginas. Claro que, al tratarse de un álbum, la narrativa de la imagen es tan fundamental para entrar en la obra como las palabras que acabo de transcribir. Vemos un paisaje desolado, un galpón viejo y solitario, gansos que se acercan y la silueta rodeada de sombras de un hombre que se asoma por la ventana. Así inicia esta historia que tiene altas dosis de ternura. El hombre, solitario y misterioso como el paisaje, intenta todo para espantar a los nuevos visitantes. No lo logra, parece que ganan los gansos. Parece, porque el hombre se resigna; pero se ve muy a gusto leyendo rodeado de las aves, con los pies en una pequeña piscina inflable. Esa es una gran imagen que muestra cómo el humor y la poesía pueden convivir en una página. 

El libro continúa: «El otoño de ese año también parecía tener alas. Llegó demasiado pronto». Este demasiado pronto nombra la amistad, el cariño y la tristeza que traen las despedidas. Y así como el hombre lo intentó todo por espantar a los gansos, ahora despliega sus recursos creativos para ayudarlos a partir. Y encuentra un método fantástico. 

Las ilustraciones de Matías narran con pocos elementos escogidos con precisión. Respeta y elogia los silencios. «Mis ilustraciones surgen de largas contemplaciones. Me gusta mirar de cerca lo aparentemente insignificante, como una montaña, un arroyo o un árbol», se lee en la contratapa. Una mirada pausada que capta las sutilezas poéticas del entorno.  Para contar y para ilustrar llega a un modo mínimo, amoroso y contundente. No hay ni un solo elemento que sobre, cada línea, cada tono, cada personaje. 

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Preguntas a Matías Acosta sobre el libro

¿Cómo llegó la historia? 

Este libro en sus comienzos eran tres historias corales que las presenté a Baobab y las fuimos puliendo. Allí la editora pensó que me tenía que quedar con una de ellas y dejar las otras de lado. Se fue construyendo sacando lo que sobra. 

¿Y los gansos?

Cuando vivía en Punta Carretas, una tarde, a eso de las 15 horas, salí a cerrar la ventana y escuché unos graznidos rarísimos de escuchar en Montevideo. Me asomé y en el cielo vi una formación chiquita de tres o cuatro gansos que iba hacia el mar. Eso me quedó por ahí y los traje a este cuento.

¿Cómo fue tu proceso para crear este libro? 

Se fue construyendo poco a poco. Surge con cinco ilustraciones que hice para el concurso de Corea en Nami; esas ilustraciones quedaron seleccionadas. Después hice otras ilustraciones más y lo presenté en el premio de ilustración del MEC y también quedó seleccionado. Seguí construyendo y narrando una historia a partir de todas esas imágenes que tenía. Tuve un muy buen trabajo con la editora de suiza, pues ella me ayudó a construir el libro y la forma de narración. La mirada atenta de Julia Ortiz, editora de Criatura, incluyó algunos cambios sutiles que aportaron un montón. 

¿Cómo te resultó escribir? 

No me propuse voy a hacer un libro, voy a escribir el texto y esto se va a publicar. Lo fui haciendo por puro placer y surgió que tenía una historia y surgió que Pilar Muñoz Lescano me ayudó pulirla y así quedó la historia.

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Añoranza 

Es esta una historia de encuentro y amistad en la que la soledad se redobla cuando hubo compañía. Y surge la espera, la añoranza.  Así como los gansos se quedan en el corazón del hombre y entibian sus días, lo mismo, igualito, hace este libro con el lector.