vida y obra
James Ellroy: El perro siempre muerde dos veces
Por Hugo Fontana / Jueves 25 de enero de 2018
Hace un tiempo James Ellroy (1948, Los Ángeles) solía fotografiarse junto a un bull terrier: pocas veces dos criaturas tan semejantes. Y es que el autor de El asesino de la carretera no solo es apodado «El perro demoníaco de la literatura policial estadounidense» (Demon dog of american crime fiction), sino que durante buena parte de su vida desarrolló y alimentó un personaje agresivo, gruñón y perturbador, colocándose siempre a distancia de cualquier corrección, tanto política como literaria. Un poco circo, otro poco estructura, uno de los dos, Ellroy o su personaje, han tenido hartas razones de ser tal como terminaron siendo.
Hijo de padres divorciados, cuando él tenía diez años su madre apareció estrangulada en un suburbio de Los Ángeles. Ellroy vivió su adolescencia junto a su padre, convirtiéndose pronto en un muchacho capaz de cualquier desaguisado, desde robar casas hasta apoyar a grupúsculos neonazis que merodeaban por la ciudad. Pero, además de su afición por la novela negra, fue un libro que le prestó su padre, The Badge: a history of the LAPD, de Jack Webb, el que le salvó la vida: en sus páginas encontró decenas de casos policiales que despertarían su imaginación y que iría integrando a su obra. Réquiem por Brown (1981) fue su primer libro; en él, un detective expulsado de la policía, alcohólico y melómano, es contratado para vigilar a un peletero judío casado con una hermosa violoncelista. Cualquier cruce de caminos, entonces, será posible.
Los libros y el éxito se sucedieron rápidamente. En poco tiempo Ellroy dio forma a lo que se conoce como LA Quartet, integrado por las novelas La dalia negra, El gran desierto, LA confidential y Jazz blanco, y no demoró en colocarse en la cumbre de los escritores policiales de su país. En 1994, asentado en Kansas y con un buen saldo bancario a su favor, decidió volver a Los Ángeles, donde se contactó con un comisario de Homicidios retirado, y reabrió el caso nunca resuelto de Jean Hilliker Ellroy, su madre. De esta investigación saldrá su libro acaso más estremecedor, Mis rincones oscuros (1996), en el que rememora los acontecimientos vividos en su infancia y la permanente obsesión que lo llevó a pensar en su madre como una prostituta (tras su divorcio ella frecuentaba bares de solteros), y en el que deberá resignar sus expectativas y volver a cerrar su búsqueda sin otra novedad que las sombras.
A mediados de los noventa comenzará a publicar su Trilogía Americana, compuesta por «América» (1995), «Seis de los grandes» (2001) y «Sangre vagabunda» (2010), en la que indaga en una de las épocas más conflictivas del siglo XX yanqui, desde los años cincuenta hasta los asesinatos de Robert Kennedy y Martin Luther King ocurridos en 1968. Mafia, CIA y FBI; Cuba, Washington y Miami; JFK, Marilyn Monroe y J. Edgar Hoover; Jimmy Hoffa y Bahía de los cochinos: todo se sucede con una velocidad vertiginosa más allá de que entre los tres títulos se superan largamente las dos mil páginas.
Seguidores y críticos se dieron por satisfechos cuando Ellroy cerró este ciclo, pensando que había cumplido con otro de sus caprichos, esta vez dedicado a los siniestros enredos de la política estadounidense, pero el perro no había terminado de morder. Hace un par de años, dando comienzo a una nueva saga, dio a conocer Perfidia (título inspirado en un bolero del mexicano Alberto Domínguez), donde otra vez vuelve a sumergirse en la oscuridad, ahora unos días antes del ataque japonés a Pearl Harbor y de que su país se involucrara en la Segunda Guerra Mundial. «Ignoro totalmente el presente porque quiero ser lo más eficaz posible en mi trabajo», declaró en una reciente entrevista, tras sostener que hace más de veinte años que no se interesa por la realidad actual. «Mi trabajo es escribir fragmentos de la historia de Estados Unidos».
Perfidia
Ellroy, James
Literatura Random House
Páginas: 784
UYU 790
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