Talleres
La lengua es la patria
Por Mercedes Martínez / Viernes 08 de enero de 2021
«El bosque», Natalia Goncharova, 1913.
Estudiar un idioma nuevo es una oportunidad para encontrarse con una cultura ajena, recuperar la herencia lingüística familiar o aproximarse al pensamiento de escritores e intelectuales en su lengua materna. Mercedes Martínez es docente de ruso desde hace más de treinta años y nos invita a conocer las particularidades de este idioma.
«Nos enamoramos y el plan es vivir en Moscú.» «Somos un grupo de amigas que planeamos viajar a Rusia y quiero poder leer cómo se llaman las estaciones del Metro.» «Establecimos un vínculo comercial con Rusia. Queremos demostrarles interés. El idioma ayudará.» «Siempre soñé con leer a Chejov en el original.» «La abuela nos decía ese versito, y quiero poder enseñárselo a mis nietos.»
Estas y otras son las motivaciones para estudiar idioma ruso que he escuchado a lo largo de los años en la docencia. Se suman lingüistas, traductores, cantantes líricos, teatreros, ávidos lectores, entre otros, y cada uno con sus expectativas. Hasta aquí algunos de los porqué y para qué estudiar ruso. Y agreguemos: porque sí.
La lengua lleva en su entramado la experiencia humana de una cultura determinada, su manera de vivir, pensar y sentir. En su sonoridad condensa los ecos de un paisaje. Aprender otro idioma es, entre otras, una experiencia vital que incluirá la música, el cine, la literatura, es decir, el encuentro con esa otra cultura que provoca naturalmente un intercambio con la propia.
«La patria es la lengua», dijo el actor, director teatral y académico de la RAE, José Luis Gómez. Con más de un siglo de distancia el escritor y dramaturgo ruso Iván Tugueniev sentenció: «En los días de incertidumbre, en días de dolorosos pensamientos sobre los destinos de la patria, solo tú eres mi apoyo y sostén, oh gran y poderoso, verdadero y libre idioma ruso».
El método comunicativo se erige como herramienta para abordar un idioma con un alfabeto distinto, la variante rusa del cirílico, compuesto de 33 letras y con sonidos y grafías que no existenten en nuestro idioma; la gramática se pone al servicio de la voluntad expresiva; la imitación y la diversión son la clave fundamental en el proceso pedagógico.
La propuesta, por lo tanto, es entrelazar patrias, comarcas de subjetividades. Conocer. Conocernos.
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