Libros sobre flores
Las flores del bien: Inflorescencias en libros
Por Mariangela Giaimo / Miércoles 04 de mayo de 2022
Con la excusa de reseñar el libro En flor (2021) Mariangela Giaimo hace una guía de lectura por diversos otros libros que completan un acercamiento a la belleza de las flores. Y en medio de tantas inflorescencias, se pregunta: ¿sobrevive esa idea de lo bello frente al embate de las estéticas contemporáneas?
Ustedes se estarán preguntando por qué un libro sobre flores está bajo la etiqueta de artes visuales. En flor. Una guía para elegir, cuidar y disfrutar las flores todos los días, de Natalia Jinchuk (2021), es una apuesta editorial que puede y debería convertirse en una exhibición de arte. Hay varios motivos y en el siguiente texto trataremos de caminar por algunas sendas para encontrar respuestas a esta impertinente propuesta.
El tema de la botánica es un clásico de las artes. En la Antigua Grecia, el filósofo Teofrasto Ereso realizó el primer tratado botánico, De historia plantarum, que clasifica más de 500 especies. En particular, la ilustración botánica es parte de la historia del arte —desde su aporte científico, así como de técnicas— y, entre la lista larguísima de ejemplos, no dejen de consultar Alexander von Humboldt: The Botanical Exploration of the Americas (2018), de H. Walter Lack, que además viene en formato poster, o la maravilla de libro Maria Sibylla Merian (2017), de varios autores sobre la científica, naturalista e ilustradora alemana.
En el caso del libro En flor, también están las flores como tema central, entendidas como un arreglo de decoración y más. Son entendidas como un ser vital que puede ser símbolo de inmovilidad, así como de rebelión, de perseverancia y brindarse como belleza cotidiana para nuestra mirada, como propone y subraya la autora Natalia Jinchuk al principio del libro. A su vez, la escritora Rafaela Lahore, en el prólogo, introduce la belleza como contemplación, entendiendo que será fugaz, y que terminará como las flores que mueren. Jinchuk, a su vez en la introducción, apuesta a que las flores siempre serán bellas.
¡Qué decir! Es explícita la problematización de un concepto, la belleza, puntapié inicial de la estética. Se trata de un concepto convertido en un ideal, que implica la universalidad, que ha pasado de la metafísica a las apariencias de las cosas, pero también a la opinión subjetiva y, como dice el filósofo español Ricardo Piñeiro Moral, termina aniquilada por las estéticas contemporáneas. Pero igualmente, más allá, o a pesar de, seguimos preguntándonos ¿dónde está lo bello, la belleza en nuestra vida? Esa es la respuesta que quiere darnos Jinchuk con su libro y nos reafirma la pertinencia de la pregunta en la sociedad de consumo, del usa y tira, de la obsolescencia programada y de las actitudes de indiferencia.
Es un libro que se relaciona con la noción de proyecto, como dispositivo para la organización de la información sobre las flores y afines, pero también como repertorio de grandes corpus visuales. Ahí entra el rol fundamental de Francisco Supervielle y su propuesta visual en relación a fotografía y las flores. El artista posee como referencia las fotografías botánicas del uruguayo Federico Rubio, así como las del alemán Karl Blossfelt. Nuevamente entra el registro de las flores —pensemos en la tradición de las naturalezas muertas hasta las propuestas fotográficas más contemporáneas que muestra un libro como Mapplethorpe Flora (2016), de Robert Mapplethope— y nos recuerda, una vez más, la capacidad de la fotografía de condensar e inmortalizar un instante, un objeto, una mirada.
También encontramos imágenes de archivo, de producción en estudio, casuales, paisajísticas, que ocupan las dos carillas, o pequeñas que dan cuenta de instrucciones. Tales imágenes son utilizadas con un cuidadoso diseño gráfico, a cargo de María Villamil, que resalta la potencialidad de la imagen y del objeto libro.
Sobre la información del libro, la autora articula diferentes trayectos: una investigación sobre la floricultura en el Uruguay —desde la historia, y la actualidad del mercado y sus protagonistas—, una guía de flores disponibles en Uruguay (aquí el texto y las imágenes se comportan como una taxonomía fotográfica, al tiempo que valoriza las flores silvestres, las nativas, y las secas), pequeños textos de productores con un estilo más periodístico (aparece el ex presidente Pepe Mujica), e instrucciones sobre el manejo de las flores y los ramos. Otro pequeño apunte para no olvidar: para profundizar en este tema también está Diseños florales de nuestra tierra (2018), de varios autores, un libro tutorial de manejo de flores que posee unas bellas fotografías del hacer de los «arreglos».
En En flor también aparecen frases de diversos escritores y poetas, como esta de Marosa di Giorgio del libro La flor de lis:
Y llevé en el solitario corazón todos los claveles rojos
Que en el mundo han sido, solo porque existías,
porque tu cara
era como era
Este es otro tipo de registro escrito que Jinchuk nos propone integrar al universo de las flores de corte —y que si este libro fuera una exposición sería perfecto para poner en el espacio de la muestra—.
Finalmente, encontramos en el libro también una propuesta performática, que se titula «El poder de llevar flores en la mano». La autora nos sugiere realizar una acción pública: caminar con un ramo de flores por unas cuadras de la ciudad. La imagen que compone esta sección es un retrato de ella misma con un ramo envuelto en diario que tiene escrito «Feminismos»: gran guiño al activismo y, como todo el libro, con una delicadeza de luces, sombras, colores y encuadres que nos pide comprometernos con las imágenes. Hay mucho más por seguir escribiendo, pero lo mejor es ir al libro. Ahí está todo lo que debería estar. Y se vive como un libro expandido, como una propuesta artística.
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