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Leé tres poemas de «Poema sucio / En el vértigo del día», de Ferreira Gullar (Brasil)

Por Ferreira Gullar / Viernes 31 de agosto de 2018
Leé tres poemas de «Poema sucio / En el vértigo del día», de Ferreira Gullar (Brasil)

Compartimos tres poemas de Poema sucio / En el vértigo del día, dos poemarios de Ferreira Gullar, publicados en los setenta y ochenta, reunidos en este ejemplar publicado por la editorial argentina Corregidor.

José Ribamar Ferreira, conocido como Ferreira Gullar, nació en San Luis, capital del estado brasileño de Maranhão, en 1930. Es uno de los poetas más importante de Brasil, ganador del premio Caomes en 2010 y del premio Jabuti de literatura en 2011. Ha sido candidato a Premio Nobel en reiteradas ocasiones.


Su libro más reconocido es Poema Sucio, poemario que escribió en su exilio en Buenos Aires y cuya primera traducción fue realizada a cuatro manos por Vinícius de Moraes y Eduardo Galeano.


La presente edición se compone de Poema sucio y En el vértigo del día, dos poemarios en edición bilingüe (portugués- castellano), en una edición publicada por Corregidor.




 


 


LA ALEGRÍA


El sufrimiento no tiene


ningún valor.


No enciende un halo


alrededor de tu cabeza, no


ilumina ningún trecho


de tu carne oscura


(ni aún lo que iluminaría


el recuerdo o la ilusión


de una alegría).


Sufrís vos, sufre


un perro herido, un insecto


que el insecticida envenena.


¿Será mayor tu dolor


que el de ese gato que viste


la columna rota a palos


arrastrándose y a los gritos por el desaguadero


sin ni siquiera poder morir?


                                            La justicia es moral, la injusticia


no. El dolor


te iguala a ratas y cucarachas


que también dentro de las cloacas


espían el sol


y en su cuerpo repugnante de entre las heces


                                             quieren estar contentas.


 


 


UNA VOZ


Su voz cuando canta


me recuerda un pájaro pero


no un pájaro cantando:


me recuerda un pájaro volando.


 


 


 


SUBVERSIVA


La poesía


cuando llega


                      no respeta nada.


Ni padre ni madre.


                         Cuando llega


de cualquiera de sus abismos


desconoce el Estado y la Sociedad Civil


infringe el Código de Aguas


                                            relincha


como puta


                nueva


                frente al Palacio de la Alvorada


Y solo después


 reconsidera: besa


                             en los ojos de los que ganan mal


                             acuna en brazos


                             a los que tienen sed de felicidad


                             y de justicia


 Y promete incendiar el país.

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