Día Nacional del Libro
Literatura uruguaya todo el año
Por Gerardo Beyhaut / Lunes 25 de mayo de 2020
El 26 de mayo, Día Nacional del Libro, ponemos el foco en la literatura nacional, pero ¿leemos autoras y autores uruguayos el resto del año? ¿Qué títulos recomendamos cuando alguien quiere aproximarse a nuestras letras? Gerardo Beyhaut, librero de Moebius, comparte sus imprescindibles.
Como librero, con casi treinta años ejerciendo este hermoso trabajo, la vida y sus vendavales me llevaron a desarrollar esta actividad básicamente en lugares turísticos. Esa circunstancia hizo que me enfocara en la literatura nacional, con la mayor extensión posible, desde Barolomé Hidalgo y la literatura gauchesca a la contemporaneidad literaria.
Suele ser una pregunta frecuente por parte de los extranjeros que nos visitan «¿Qué debería leer uruguayo?». Dando por leídos a Mario Benedetti y a Eduardo Galeano o al menos popular quizás por árduo Juan Carlos Onetti, se abre un abanico de posibilidades muy vasto.
Aún asi, me gusta recomendar con la certeza de estar ofreciendo literatura de la buena a varios autores, hombres o mujeres, que en lo personal considero indispensables. La lista no es excluyente, es sumamente subjetiva y sólo pienso en que el cliente obtenga —de algún modo— una fotografía del panorama literario nacional.
Considero ineludibles a los artistas y algunas de sus obras puntuales que merecen ser leídas:
Lalo Barrubia: Arena y Pégame que me gusta. Escritora madura, contemporánea, que refleja en esas dos novelas un momento muy particular del país.
Rosario Lázaro: Peces mudos. Escritora joven, sensible y sólida en su aparente inocencia.
Mario Levrero: todo salvo La banda del ciempiés, Nick Carter se divierte mientras el lector es asesinado y yo agonizo y Manual de parapsicología. Los dos primeros parecen excepciones a su obra —digámoslo así—, salidas de pista, y Manual... un ensayo no representativo de su obra.
Daniel Mella: El hermano mayor. Autor contemporáneo, con esta obra neurálgica basada en un doloroso hecho real pero que logra eludir la catársis o el drama posicionándose con la distancia imprescindible para narrar lo que debe narrar.
Horacio Quiroga: todos sus cuentos, cualquier recopilación —y hay varias en el mercado— es ineludible.
Felisberto Hernández: con varias ediciones en distintos sellos, siempre sorprenderá al lector que no lo conoce. Elogiado por Italo Calvino, Cortázar, García Márquez y otros muchos, para algunos precursor del realismo mágico con su cuento «El balcón», es una perla semioculta ya no en la literatura nacional, sino en la latinoamericana.
Idea Vilariño, Ida Vitale y Delmira Agustini —jamás Juana de Ibarbourou—: la mejor poesía nacional con sus diferencias de estilo.
Apegé: Injuria. Retrata el devenir del ser homosexual en este país autocomplaciente y aparentemente tolerante sin ceder un centímetro a la calidad literaria para caer en lo panfletario.
Cristina Peri Rossi: también sólida, juega en las grandes ligas de la literatura.
Renzo Rosello: en policial nacional, el mejor con distancia de varios cuerpos.
La lista no está cerrada, quedan autores a seguir como Damián González Bertolino, Leo Maslíah, Horacio Cavallo o Roberto Apratto, dramaturgos como Calderón o Sergio Blanco o autores que son fáciles de recomendar principalmente por un título, como Roberto de las Carreras y su Amor libre.
También quiero reiterar que la lista es sumamente subjetiva, no solo por mis gustos personales, sino también por la dificultad de enfrentar a quien entra a la librería con intención de comprar uno o dos libros que de algún modo sean representativos de la profusa y excelente literatura nacional. Siempre se sale bien parado recomendando a Felipe Polleri, Hugo Fontana o Fernanda Trías, por ejemplo
Por otra parte no es intención en esta nota publicar un diccionario de literatura uruguaya.
Espero sepan disculpar quienes no figuren en la lista, muchos de los cuales valoro y disfruto.
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