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Los cinco de Sol

Los cinco recomendados de Sol Kutner

Por Sol Kutner / Sábado 25 de febrero de 2023
Porque la sección de libros de fotografía en Escaramuza es, francamente, una maravilla, vayan hoy cinco recomendados de entre esos libros. Sol Kutner, encargada de actividades en la casa y fotógrafa, selecciona lo que le parece excepcional dentro de un catálogo para admirar por horas. 

Recorriendo Escaramuza encontré un panorama enorme de libros de fotografía que merecen ser recomendados. A modo de preámbulo, quisiera invitar a las y los lectores a indagar en las propuestas editoriales de la sección. Hay editoriales que van desde formatos más clásicos y grandes (los famosos libros de mesa de café) editados por Phaidon y Prestel, hasta editoriales en las que la experimentación con distintos papeles, tintas y formatos tiene una relevancia sustancial (lo que se conoce como fotolibros). Entre estas últimas, destaco La Fábrica y RM, ambas vinculadas a espacios de formación e intercambio de la fotografía de autores emergentes en el mundo de habla hispana. También han desembarcado en Uruguay los libros de la argentina Ediciones Lariviere, que se mueve en ambos caminos, alternando los clásicos consagrados por medio de publicaciones más formales, así como dando lugar a fotógrafos jóvenes emergentes con propuestas más experimentales. Por el camino de la experimentación formal, el estudio uruguayo de diseño editorial Estudio Blende va por la quinta edición de Tabla Rasa, una publicación de fotografía contemporánea local que se imprime a sólo dos tintas: negro y plata.


El patio del diablo, de Nan Goldin (Phaidon)

Nan Goldin es reconocida por los retratos crudos de su intimidad, en fotografías en las que abunda el error y lo técnicamente incorrecto, así como lo bello y lo trash. En las fotos de Goldin, la intimidad es imponente: aun cuando no es ella la retratada, podemos ver a parejas teniendo relaciones, personas mirándose al espejo, riendo o llorando como si ella no estuviera allí. 

El patio del diablo reúne distintos proyectos de la autora en una etapa de descubrimiento y estudio ya no sólo de la intimidad, sino también de la luz natural y el paisaje. Las fotografías de parejas, paisajes, amistades, vínculos de maternidad y soledad se entrelazan en este libro con la poesía de Nick Cave, Guido Costa, Enrique Juncosa, Catherine Lampert, Sharon Olds, entre otros. El libro da cuenta de un trayecto en el que la mirada cruda de Nan se muestra cada vez más sensible y poética. 



Contra todo lo que reluce, de Juan Baraja (RM)

Juan mira el piso y observa el suelo. Algo en ese detalle lo remite al zaguán de otra casa, a la luz y el relieve de una casa llena de olores y recuerdos. Este fotolibro reúne los trabajos del español Juan Baraja entre 2014 y el 2022. Son fotografías que a primera vista parecen de arquitectura, pero en el correr de las páginas se revelan como fragmentos minimalistas de luz y tiempo que forman memorias y vuelven como ecos.

Las imágenes fueron tomadas con una cámara de gran formato: un aparato de grandes dimensiones que requiere observar dentro de una tela negra como los antiguos fotógrafos de placa y ajustar detalles durante unos cinco minutos. La práctica fotográfica se propone como ejercicio de detenimiento y la luz es el punto de encuentro entre la fotografía y la arquitectura. Una abertura, unas mosteras brotando de una maceta, detalles de un reflejo lumínico en un rincón, vistas amplias de construcciones, personas habitando los espacios… Los fragmentos visuales aquí reunidos ponen en movimiento los ecos que otras arquitecturas han dejado en la memoria afectiva. Página a página, Contra todo lo que reluce invita a habitar el silencio, la luz y no-luz, revelando las tensiones entre ideales de atemporalidad y los efectos del tiempo en la arquitectura.



La sangre, de Claudio Burguez y Diego Vidart (Pez en el hielo)

En una conversación de pasillo en la universidad donde es docente, llegó a oídos del fotógrafo e investigador Diego Vidart la existencia de un fotógrafo que a mediados del siglo XX vivía en San José y descubrió que la sangre podría ser un material fotosensible. La obsesión del josefino Juan Chabalgoity se transformó así en la obsesión de Vidart, que rápidamente se la transmitió al escritor y artista visual Claudio Burguez. Hubo entonces cinco años de trabajo en conjunto que resultaron en este libro híbrido fotográfico-literario.

El libro La sangre, como objeto, está meticulosamente pensado: desde su encuadernado como un cuaderno/bitácora, las decisiones de recorte y espacio en blanco (o no) en torno a cada fotografía, el tipo de papel y la tipografía; ninguna decisión está librada al azar.

La sangre está dividida en tres actos: una crónica policial e investigación primero, fotogramas del registro audiovisual de la investigación de Chabalgoity después y, por último, la investigación de los dos autores junto a dos artistas invitados (Fernado Foglino y Juan Manuel Díaz). Vidart y Burguez juegan con los límites de la fotografía documental y la crónica policial, tomando prestada la forma de géneros documentales para construir un relato propio en el que nunca queda claro cuánto hay de fidelidad a los registros documentales y cuánto hay de ficción. Existe una pregunta sobre el propio medio fotográfico y una experimentación con él: ¿se pueden fijar imágenes en sangre? ¿Cuáles son los modos posibles de diseccionar una imagen? Como en muchos de sus trabajos anteriores, Vidart invita a una reflexión sobre la propia técnica fotográfica dejando preguntas abiertas.



I Can Make You Feel Good, de Tyler Mitchell (Prestel)

«A menudo pienso en cómo es la diversión de los blancos y en la idea de que los negros no pueden tenerla. Mientras crecía con Tumblr, a menudo me encontraba con imágenes de modelos blancos sensuales, jóvenes y atractivos que corrían por ahí siendo libres y divirtiéndose mucho, el tipo de cosas que Larry Clark y Ryan McGinley harían. Rara vez veía esa libertad para los negros en las imágenes, o al menos en la fotografía que yo conocía. Mi trabajo responde a esta carencia. Siento la urgencia de visualizar a los negros libres, expresivos, sin esfuerzo y sensibles». Con esta declaración comienza I Can Make You Feel Good, del afroestadounidense Tyler Mitchell, reivindicando el derecho a la alegría de su comunidad. 

Mitchell reúne aquí fotografías de un amplio espectro: reportaje documental, retrato, fotografía de moda, fotografía artística y cinematografía; todas las herramientas del fotógrafo se ponen al servicio del manifiesto optimista. El diseño gráfico es acorde a esta intención desde un detalle puntual y sutil: en este libro no hay páginas ni espacios en blanco, cada espacio vacío es tomado por un pleno de color o un detalle de otra fotografía. Como objeto en sí, es un libro contundente: de 32x24 centímetros, con todas las imágenes al corte, nos convoca a mirarlas plenamente, de frente, a observar cada detalle de esos instantes de disfrute llenos de color. I Can Make You Feel Good es como una propuesta desde el verbo: propone un pase al acto de pasarla bien y sentirse bien como acción política, como un manifiesto estético y afectivo de la Black Utopía.



Te amo, yo también, de Paz Crotto (Ediciones Lariviere)

En un grupo de Facebook una mujer publicó el hallazgo de una bolsa de fotografías en una volqueta. La fotógrafa patagónica Paz Crotto se contactó con ella para hacerse del paquete y allí encontró muchísimas fotografías similares entre sí: una pareja que se retrata mutuamente, hay dos fotos, una foto de cada uno en cada lugar, en su mayoría sitios turísticos. En este libro, Paz arma un relato visual con ese archivo. Página a página se arma un diálogo amoroso entre estos dos que se retratan mutuamente, como enunciado y respuesta: te amo, yo también.  

[Interior de Te amo, yo también]


Un bonus track: Héroes del brillo, de Federico Estol (El Ministerio)

Caminando por Bolivia, a Federico Estol le llamó la atención que los lustrabotas se tapaban la cara con un pasamontañas. Preguntando, supo que esto se debe a lo mal visto que es tener esta profesión y que, incluso, hay lustrabotas cuyas propias familias desconocen el trabajo que hacen. Estos elementos quedaron resonando en la cabeza de Estol, le hacían acordar a algo: a la figura del superhéroe de los cómics. 

Formado en prácticas de educación popular, Estol se propuso trabajar junto al sindicato de lustrabotas para desarrollar en conjunto una serie fotográfica a partir de la identidad del lustrabotas como un héroe, un héroe del brillo. Así fue como, a través de distintas prácticas de fotografía participativa, se fue avanzando hacia este fotolibro que toma la forma de una edición especial del periódico del sindicato, el Hormigón armado, en el que se mezclan fotografía y cómic para mostrarnos la vida de estos héroes invisibles. 

[Interior de Héroes del brillo]

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