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«Negro tal vez»: la magia oscura de Attila Veres

Por Emmanuel  Sticchi / Jueves 15 de mayo de 2025
«Negro tal vez»: la magia oscura de Attila Veres
Portada de «Negro tal vez» y Attila Veres.

Celebramos la llegada de Negro tal vez (Sexto Piso, 2024), libro de cuentos del escritor húngaro Attila Veres. Según Emmanuel, Veres «demuestra con creces en estos relatos que es un autor con una capacidad alucinante para la creación de mundos extremos y oscuros que, a pesar de lo hiperbólico de los procedimientos estéticos que los construyen, no dejan de parecerse al nuestro». Y da razones para considerar que a literatura weird es la que mejor retrata nuestros tiempos.

La editorial Sexto Piso publicó Negro tal vez, la primera colección de cuentos traducida al español del escritor húngaro Attila Veres (Nyíregyháza, 1985). La edición es preciosa, con un gran trabajo de traducción a cargo de Judit Faller y Andrés Cienfuegos, además de un exhaustivo prólogo de Mariana Enriquez. Estos doce cuentos son una de las grandes sorpresas de la literatura de género reciente. Las historias de Veres son delirantes maravillas, de una actualidad filosa y con una capacidad notable para el manejo de distintos subgéneros fantásticos en un mismo relato (terror, weird fiction, horror cósmico, fantasy, folk horror). La hibridación genérica, la coexistencia de distintos universos en un mismo plano y la mirada mordaz de un autor que no se achica ante la incomodidad de ciertos temas ponen a estos cuentos en un lugar de relevancia enorme. Un libro que es necesario leer para comprender aspectos centrales de la literatura de lo extraño contemporánea hoy en día.

Negro tal vez inicia con «Morder a un perro», un cuento urbano que narra la historia de un joven que debe aceptar que su novia lleve adelante esta particular práctica. Mediante un elemento extraño que trastoca toda cotidianidad idílica, aborda la vida en pareja, los conflictos de la convivencia y lo que se está dispuesto a soportar en pos de continuar un vínculo sentimental que proteja de la soledad. También la delirada historia de «No es mamífero» va en esa dirección y trabaja la insatisfacción, la alienación y las relaciones amorosas. El protagonista de este cuento etiqueta videos pornográficos para vivir y parece consumido por la abulia. Cuando una nueva vecina se muda al departamento de al lado, y comienzan a tener reiterados encuentros sexuales, las cosas entran en terrenos sobrenaturales, con rituales mágicos, embarazos, conspiraciones y seres de otros mundos.

La masculinidad es un tema que se explora con frecuencia en estos relatos. Casi todos están protagonizados y narrados desde el punto de vista de un varón. Estos hombres tienen algo en común: son infelices, están deprimidos y enajenados. Son generalmente hombres que no han logrado alcanzar sus metas, que están frustrados, que han fracasado en sus proyectos de vida, que han sido presionados por sus padres, que han sucumbido al alcoholismo. Y, si han llegado a un bienestar económico, son profundamente desdichados y viven aburridos, sin experimentar ningún tipo de emoción que los revitalice. Es justamente ese desasosiego lo que suele poner en movimiento estas historias, lo que lanza a estos personajes a distintas situaciones anómalas que prometen alguna posibilidad de cambio aunque se trate de algo espantoso.

El más extraño de los mundos

Más allá de la cuestión de género (en la doble acepción del término), la literatura de Attila Veres posee la cualidad de arañar con fuerza un malestar contemporáneo, una insatisfacción generalizada, una crisis existencial que, como un agujero negro, nos puede tragar a todos en cualquier instante. Un imaginario profundamente nihilista, desencantado pero, no por eso, exento de chispazos de ternura y humor. Esa capacidad camaleónica y mutante es la característica principal de la literatura weird (o de lo extraño) contemporánea. Una literatura que puede abordar el horror pero que va más allá, hacia un posthorror, hacia un camino mucho más sinuoso e indefinido. Ya no es el susto, el monstruo horrible o el asesino lo que produce miedo. Es la paulatina ruptura de la realidad lo que habilita la acumulación de acontecimientos inentendibles que saturan la cotidianidad con el más atroz o hilarante de los desconciertos. En ese sentido, la literatura weird actual, a nivel global, es una de las que mejor retrata el clima de época en este momento del siglo XXI.

En «La máquina de color sangre» se narra el progresivo proceso de transformación de una ciudad que, a partir de pequeños cambios primero y bestiales después, se convierte en una verdadera pesadilla. Es una posible narración distorsionada del ascenso del totalitarismo. En «Dormiremos en la nieve», una pareja viaja a un hotel con spa y aguas termales a pasar unos días de descanso pero, desde el primer instante, todo parece ir en una dirección dislocada. La habitación que les dan está perturbadoramente sucia, aparece un hombre muerto en una piscina, hay animales salvajes por los pasillos del hotel y una mujer en el sauna revela un cuerpo cubierto por cicatrices de mordidas. Lo improbable se aglutina hasta una saturación delirante y absurda en la que es imposible confiar en nadie.

En «El tiempo que le queda», un niño debe afrontar que su muñeco de peluche favorito está enfermo y va a morir. Al menos eso es lo que le dice su madre y todo parece una mentira sádica con el único propósito de cortar de cuajo una dependencia que puede volver al chico un hombre débil en el futuro. Sin embargo, la imaginación teje sus propios caminos y la enfermedad parece ser real, llevando la historia hacia un relato de body horror con cuerpos de peluche. En «El complejo Ámbar», un muchacho vuelve a su ciudad natal. Empobrecido, fracasado y volcado al alcoholismo, termina de manera fortuita en una excéntrica cata de vino de millonarios. Prueban una bebida proveniente de una uva extraña con facultades sobrenaturales exquisitas. Es una de las historias más oníricas del libro.

Ya en el cuento «Ciudad de niebla», un blog discontinuado publica el proyecto fallido de un libro que intentaba compilar la historia de las bandas de rock húngaras. Durante el proceso, el investigador se topa con una misteriosa banda que prácticamente nadie llegó a conocer pero que cambió para siempre la existencia de quienes escucharon sus canciones. Y en «El cielo lleno de cuervos, y luego nada en absoluto», un demonio acompaña al líder de una banda de heavy metal a lo largo de su vida con el propósito de tentarlo a ser el rey de los muertos y desatar el apocalipsis. Me pareció un cuento rarísimo que maneja una enorme ternura al mismo tiempo que homenajea bandas como Slayer, Iron Maiden, Venom y Tankard.

Cultos antiguos, monstruos y turistas

Atilla Veres es también un gran fan del horror cósmico, la tradición iniciada por H.P. Lovecraft, y escribe con frecuencia en Black Aether, revista húngara dedicada a este subgénero. Demuestra el amor por este tipo de historias con dos cuentos extraordinarios por la novedad de su enfoque. El primero es «Multiplicado por cero», en la que plantea una guía de viaje narrada en primera persona: un paquete turístico que permite viajar a las tierras de los antiguos dioses dormidos, con hoteles, recorridos guiados, excursiones a las montañas y la posibilidad de participar de horripilantes rituales. El regreso con vida no está asegurado. Y els egundo es «Está entre vosotros», que narra la salida del clóset de los fieles del culto a los dioses lovecraftianos. Ahora estos cultos antiguos y monstruosos salen a la luz, tienen estatus de religión y conviven con los otros credos de igual a igual.

Otro de los subgéneros que Veres reformula es el horror folk, esa tradición cinematográfica y literaria del terror que explora espacios rurales apartados, con rituales arcanos practicados por comunidades cerradas que mantienen vivas antiguas tradiciones que son incomprensibles, y hasta peligrosas, para los ajenos. En «Retorno a la escuela de la medianoche» narra la amistad entre dos jóvenes de una comunidad rural que trabaja todo el año en torno a una cosecha fantástica, en la que los muertos vuelven de sus tumbas para ser procesados y luego abonar la tierra con sus restos. Uno de los mejores cuentos del libro. Y en el relato que da título a la colección, una familia citadina compra un paquete turístico a una comunidad rural húngara para presenciar también un proceso de cosecha especial que involucra prácticas tortuosas al mismo tiempo que fascinantes. La imaginación del autor llega en estos cuentos a lugares tan alucinantes que hacen al lector bullir de euforia.

Negro tal vez es un viaje alocado a lo mejor de la literatura weird. Attila Veres demuestra con creces en estos relatos que es un autor con una capacidad alucinante para la creación de mundos extremos y oscuros que, a pesar de lo hiperbólico de los procedimientos estéticos que los construyen, no dejan de parecerse al nuestro. Veres es también guionista y publicó en Hungría una novela y dos colecciones de cuentos antes de darse a conocer en el resto del mundo mediante traducción. Se declara admirador de Mariana Enriquez, Samanta Schweblin y Mónica Ojeda. Encuentra en la literatura latinoamericana contemporánea muchos puntos en común con la suya. Es un momento muy interesante para la literatura de género producida fuera de los países centrales y la posibilidad de leer estos cuentos en español es realmente una fiesta. Esperemos que este sea apenas el comienzo y que Attila Veres nos siga embrujando con sus descabelladas historias por mucho tiempo.

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