Inquietantes y cercanas
Es más de lo que puedo decir de ciertas series: una novela de Sheena Patel y «Black Mirror»
Por Patricia Turnes / Miércoles 11 de junio de 2025

Paul Giamatti en «Eulogía».
Sobre Soy fan, de Sheena Patel, y «Eulogía», quinto episodio de Black Mirror, y como ciertos retratos de época son tan crudos como adictivos. Sobre la novela, Patricia se pregunta: «¿Cuán insaciables podemos ser? ¿Cuáles son los límites de un amor sano? ¿A cuántas personas podemos desear a la vez? ¿Es el amor un capricho? Esta novela no contesta ninguna de estas interrogantes, y por eso mismo es poderosa, porque va al hueso y nos deja al descubierto».
Soy fan, de Sheena Patel
Llegué a esta novela de la escritora inglesa Sheena Patel de un modo un poco absurdo, hace casi un año y medio. En el verano de 2024 yo estaba por terminar de escribir una novela. Uno de los títulos que barajaba era Soy fan. Googleé estas palabras para comprobar si alguien había utilizado ese título para un libro en algún lugar del mundo y ¡pica! ¡Me apareció esta novela!
Cuando leés Soy fan (Alpha Decay, trad. regina López), empiezan a pasar cosas. Lo primero es que sentís una incomodidad creciente frente a la relación que la protagonista de la novela entabla con un hombre casado bastante mayor que ella. La chica tiene algunos trabajos precarios en el mundo del arte, vive con su novio que la quiere y le es fiel en el sur de Londres. Es una treintañera hija de inmigrantes que tiene dos obsesiones: este hombre mayor, que es un artista famoso, el hombre a quien desea; y la mujer de este, una influencer de manual que representa todo lo que ella no es: blanca, privilegiada, educada y ha logrado estar con el hombre que ella idealiza.
Hay algo de sadomasoquismo en todos los personajes de Soy fan. Incluso en la familia de origen de la protagonista las dinámicas son conflictivas entre sus propios padres y tampoco se lleva bien con su hermano. Las dinámicas de poder quedan claras desde el primer momento. Las red flags aparecen por todos lados, en el comportamiento de su «hombre deseado», pero también en ella. No hay manera de no verlas. La asimetría es la moneda corriente en la relación de ella con su amante, así como el aburrimiento y la incomunicación lo es en su relación de pareja.
A través de las páginas de Soy Fan, te enfrentás con la obsesión de la protagonista de esta novela y sos testigo del stalkeo que ejerce a través de las redes sociales pero también en el mundo real hacia este hombre maduro y mujeriego, con quien mantiene una relación oculta, y hacia su mujer. Trata de las clases sociales, de las razas, de los géneros y sus estereotipos, de la discriminación, de las redes sociales, del capitalismo, del consumismo. Muchas maneras de entender el mundo están representadas en esta comedia humana que se potencia debido a los triángulos entre sus personajes: entre la pareja de toda la vida de ella, ella y su amante, entre ella, su amante y la mujer «oficial».
¿Cuánto sufrimiento es capaz de soportar un ser humano en una relación amorosa? ¿Por qué soportamos lo insoportable? ¿Cuántas tribulaciones somos capaces de tolerar con tal de que nuestro deseo sea correspondido? ¿Cuán insaciables podemos ser? ¿Cuáles son los límites de un amor sano? ¿A cuántas personas podemos desear a la vez? ¿Es el amor un capricho? Esta novela no contesta ninguna de estas interrogantes, y por eso mismo es poderosa, porque va al hueso y nos deja al descubierto, sintiéndonos identificados. Sometimiento, degradación, humillación, dependencia, autoengaño, devoción, falta de correspondencia, conductas autodestructivas, expectativas no cumplidas… en estas páginas están retratados los aspectos menos luminosos de nuestros vínculos.
Como muestra basta un botón, dicen. Así que dejo un fragmento de esas páginas:
A la mujer con la que estoy obsesionada le gusta transmitir que posee un conocimiento más profundo y matizado de conceptos como la hospitalidad, la comida, la naturaleza, las palabras y el arte. Me dan ganas de decirle, mira, tú lo único que tienes es inocencia blanca, porque no eres consciente de la violencia intrínseca de tu hospitalidad, tu comida, tus nociones de la naturaleza, tus palabras; ¿por qué tengo yo que cargar con el peso de la historia? Ella es libre de creer que todo es agua pasada y nunca nadie la interroga porque ellos tienen su misma mentalidad. Es un verdadero círculo vicioso de feedback, todo el mundo dándose palmaditas en la espalda por sus propias perspectivas.
Cada vez que cerremos las páginas de esta novela saldremos perplejos pero a la vez querremos volver al caos de sus páginas. El sinsentido que la atraviesa es muy parecido al de la vida misma.
Esta novela de Patel funciona como un juego de espejos en el que las redes sociales no hacen más que potenciar la impresión que se tiene de algunas personas inalcanzables, que nos hacen sentir que solo algunos tienen los privilegios. Y en ese juego de superficies reflejantes somos nosotros mismos los que nos hartamos a la vez que seguimos atentos y expectantes. De algún modo, entablamos una relación tóxica con la escritora, y quedamos en modo asombro ante cada nueva situación que plantea. Que tire la primera piedra quien nunca ha stalkeado al objeto de su amor, más allá de si esa persona tiene pareja. Que tire la primera piedra quién nunca se ha puesto a espiar la vida de otros en las redes, ¿quién de nosotros no lo ha hecho? ¿Acaso no se alimenta de eso Instagram y otras redes similares?
«El que atraviese esta puerta, abandone toda esperanza», podría haber escrito Sheena Patel al comenzar esta obra. Pero no lo hace, y cuando queremos acordar estamos ahí metidos. Y lo peor de todo es que disfrutamos de esta novela risible y oscura a la vez, porque todos sabemos que el infierno son los otros.
Patel es una inmigrante de segunda generación de padre keniano-indio y madre mauriciana y es una de las invitadas confirmadas para el Festival Internacional de Literatura que tendrá lugar este año por el mes de setiembre en Buenos Aires. Patel tiene en su haber, por ahora, esta única y premiada novela editada en español por Alpha Decay.
Capítulo «Eulogía» de Black Mirror
Hablemos del mejor de los capítulos de la séptima temporada de Black Mirror: «Eulogía». El éxito que tuvo este quinto capítulo de la última temporada se debió, por un lado, a su particular argumento: un hombre solitario (Phillip) recibe la llamada de un representante de la hija de su exnovia Carol, quien ha fallecido, y accede a compartir sus recuerdos con la difunta para la ceremonia funeraria. Aunque no tiene claro cómo funciona, acepta recibir un paquete del representante que contiene Eulogy, una tecnología que permite a los usuarios introducir recuerdos y fotografías antiguas para crear un panegírico. Este revolucionario sistema despierta emociones intensas en el proceso. La realización de este episodio también es destacable. Pero lo que nos conmueve es la actuación de Paul Giamatti, que nos regala una de sus mejores caracterizaciones.
Al principio de la ficción vemos a Phillip en el jardín de su casa junto a unas rosas. Esta escena representa la calma que precede la tormenta, porque algo profundo va a suceder aunque el protagonista todavía no lo sepa. Ahí tenemos la experiencia natural, real, sensorial, versus la experiencia virtual e invasiva que se desarrollará unos minutos después en la ficción. Lo recomendable era introducir seis fotos, le habían dicho, pero Phillip solo tiene tres Polaroids. Para ayudarlo a recordar, la guía lo introduce en la imagen y lo ayuda a revivir ese momento. Los ojos de Phillip se pondrán como los de un gato en la oscuridad.
Para describir la serie Black Mirror en general, elijo una palabra que solía utilizar una amiga fotógrafa que ahora está muerta: es un poco «quemante». Black Mirror nos hace instalar escenarios en nuestra cabeza que no tenemos ganas de abordar. Nos obliga a pensar en situaciones que nos dan miedo. Muchas de las cosas que nos parecían imposibles hace unos años han terminado por cumplirse. Si lo que plantea esta serie a lo largo de sus diferentes temporadas se vuelve realidad, en un tiempo yo podré, gracias a nuevos desarrollos de la tecnología, dialogar con esta amiga que falleció y preguntarle qué le pareció este capítulo de la serie.
La mayoría de los capítulos de la séptima temporada de Black Mirror, desde mi humilde punto de vista, son olvidables. Podrían haber sido guionados por estudiantes de cine, o por una inteligencia artificial. Pero «Eulogy» es diferente: se convierte, gracias a la caracterización de Giamatti, en un capítulo profundo sobre los recuerdos que guardamos de nuestros seres amados. Llega a un nivel casi literario, me hizo pensar que si Bioy Casares estuviera vivo en 2025, quizá podía haber escrito un guion así.
Pero vuelvo a Giamatti, para quienes conozcan a este actorazo norteamericano y valoren su carrera, no hay nada que recomendar. Pero para los que no, aquí van cinco películas en las que aparece:
Singles (1992) escrita y dirigida por Cameron Crowe
Retrata las vidas entrecruzadas de un grupo de veinteañeros que tienen en común el hecho de ser solteros o vivir en el mismo edificio de apartamentos en Seattle a principios de los años noventa. No es una gran película, pero se volvió emblemática porque incluía cameos de bandas como Alice in Chains, Soundgarden y Pearl Jam. Marcó un hito en la representación de la cultura grunge en el cine. Fue el comienzo de esta ola grunge que hizo furor en aquella década y que al día de hoy sigue siendo redituable a nivel económico y lo vemos reflejado en la moda. En la peli, además, actúan Bridget Fonda y Matt Dillon.
American Splendor (2003), de Shari Springer Bermanen y Robert Pulcini
Esta comedia está basada en la vida y la obra de Harvey Pekar, un autor que se volvió de culto durante los años 80. Paul Giamatti encarna a un rutinario empleado de un hospital cuya única escapatoria a la monotonía son las discusiones con sus compañeros de trabajo sobre temas como la música, la cultura americana y la vida misma. Por casualidad conoce a Robert Crumb. Algunos años después, Crumb se hace famoso gracias a sus cómics y demuestra que el cómic puede ser también una expresión artística para adultos. Esto lleva a Harvey Pekar a escribir su propia tira cómica basada en su vida.
Entre copas (2004), de Alexander Payne
Comedia dramática ganadora del Oscar a mejor guion adaptado. Payne es a su vez autor del guión junto a Jim Taylor. Adaptada de la novela de Rex Pickett, la peli cuenta la historia de dos cuarentones que hacen un viaje de una semana al condado de viñedos de Santa Bárbara, en California. Giamatti encarna a Miles, un novelista frustrado y aficionado al vino. Traumando por su divorcio, el personaje que él protagoniza lleva a su amigo y excompañero de cuarto de la universidad (que se está por casar) a esta especie de vacación. Como es de imaginar, pasarán cosas.
Holdovers (2023), de Alexander Payne
Al profesor Paul Hunham (Giamatti) nadie lo banca: ni sus compañeros, ni sus alumnos, tampoco el director de este colegio para niños ricos donde da clases. Durante las vacaciones de Navidad de 1970 Paul se verá obligado a quedarse en el campus para supervisar a los estudiantes que, por algún motivo, no pueden viajar a casa. Después de unos días solo quedará Angus, un quinceañero buen estudiante pero de muy mal comportamiento. También la cocinera que se encarga de estos niños privilegiados, Mary, una mujer afroamericana que perdió a su hijo en Vietnam. Como si fuera un texto de Carson McCullers pero que, en vez de desarrollarse en el sur de Estados Unidos, sucede con el telón de fondo de la nevada Nueva Inglaterra, esta tríada se comporta como una especie de familia navideña que se ayuda y se consuela en tiempos difíciles.
Storytelling (2001), de Todd Solondz
En ella actúan, además de Giamatti, otros grandes actores como Selma Blair y John Goodman. Peliculón guionado y dirigido por Todd Solondz (Mi vida es mi vida, Felicidad, entre otras.) Está dividida en dos relatos independientes, dos capítulos: «Ficción» y «No Ficción». El primero se da entre los personajes de una clase de literatura creativa de una universidad. El segundo retrata a un documentalista llamado Toby Oxman (Giamatti), que convence a una familia para seguir la vida de uno de sus hijos, un adolescente problemático. La crítica al American way of life está presente, pero también hay una aguda sátira hacia quienes intentan criticar el sistema, como el documentalista que encarna Paul Giamatti. Dinámicas de poder, oprimidos y opresores, explotados y explotadores, estos y otros temas aparecen en esta comedia dramática.