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¿Cómo hacer un almácigo?

Leé un fragmento del libro «Huertas», de Garage Gourmet

Por Escaramuza / Lunes 05 de julio de 2021
Leé un fragmento del libro «Huertas», de Garage Gourmet

Compartimos un avance del libro Huertas, el tercer libro del colectivo Garage Gourmet. Con sus 350 páginas reúne todos los saberes en torno a la tierra, los jardines comestibles y los distintos cultivos, tanto para quien se inicia como para quien ya tiene conocimientos avanzados. Un libro con sistemas, técnicas, explicaciones y consejos sencillos para huertos agroecológicos biointensivos: abonos orgánicos, biopreparados, producción sostenible y buenas prácticas.

«Producir —al menos una parte— de nuestro propio alimento y
trabajar un pequeño huerto jardín es un acto de resistencia, rebeldía y
subversión. Es escaparnos a la lógica desaforada del consumismo y del máximo
beneficio; es volver a conectar e integrarnos con la naturaleza.»

Garage
Gourmet: Mauricio Pizard y Joaquín Pastorino. Diseño de Aurora Prints &
Goods, ilustraciones de Patricia Horovitz y huertos invitados de Juano y Cali
de Blancarena, Matías Ferrando Trenchi en Las Toscas, Sinergia Design en el
Cordón y el Centro del barrio Peñarol.
 



 

SIEMBRA DIRECTA Y SIEMBRA INDIRECTA



El término siembra directa o «de asiento» se
utiliza cuando la semilla se germina en el lugar definitivo, en tanto que siembra indirecta se usa cuando la
etapa inicial del cultivo se realiza en almácigos, semilleros, plantineras o
recipientes, para luego trasplantar las plántulas al lugar definitivo.



La buena
producción dependerá en gran medida de esta instancia de siembra, plantación y
trasplante. Entre los factores que condicionan este éxito están: la calidad de
la semilla o el propágulo —selección y conservación de las semillas, obtención
y manejo de propágulos—; la oportunidad de su realización —el momento oportuno
según las condiciones agroecológicas y climáticas—; la correcta ejecución
—distancia entre las plantas, la profundidad, la calidad del suelo. Por
ejemplo, la profundidad de siembra está relacionada con el tamaño de la
semilla, se utiliza como regla general sembrar a una profundidad de entre 1 y
1,5 veces dicho tamaño y nunca mayor a 2,5.



 

SIEMBRA DIRECTA



Las semillas se
distribuyen directamente sobre el suelo —el cantero o la cama—, ya sea en línea
—a determinada distancia una de otra— o al voleo —se lanzan por el aire y caen
desordenadamente. La siembra en línea puede hacerse a chorrillo —las semillas
pequeñas caen de forma continua desde el puño a la fila— o a golpe —las
semillas medianas o grandes son colocadas en grupos de dos o tres igualmente
distanciadas a lo largo de toda la fila. En este lugar definitivo germinarán,
se desarrollarán y completarán su ciclo hasta la cosecha, ocuparán el huerto
durante varios meses y requerirán mayor cantidad de cuidados. Por lo general,
se utiliza la siembra directa para semillas grandes —maíz, zapallo, poroto,
arveja—, plantas que no resisten la raíz desnuda o descubierta y cultivos de
raíz —zanahoria, rábano, remolacha—, cuya raíz se puede torcer y estropear con
la manipulación del trasplante.



 

SIEMBRA INDIRECTA



Se siembra en un
almácigo, es decir, la semilla germina e inicia su crecimiento en un espacio
reducido con todos los cuidados hasta obtener el óptimo desarrollo de la
plántula, momento en que se trasplanta al lugar definitivo. Esto tiene varias
ventajas: los cultivos tienen mayor atención en el momento más delicado de la
vida, por lo que se vuelve más eficiente, al encontrarse todos en un área más
pequeña; no ocupan el huerto durante tanto tiempo, como con la siembra directa,
ya que solo van allí cuando han logrado cierto tamaño y, antes de cosecharlas,
ya se han preparado otras plántulas; es más sencillo proteger una bandeja o
almaciguera del frío o lluvia, ya que muchas son transportables o se colocan en
lugares cerrados; es posible elegir las mejores plantas, más fuertes y con
mejores características. Porque permiten un mejor aprovechamiento, rendimiento
y productividad del huerto, siempre que sea posible se opta por la técnica del
almácigo y el trasplante.



 

Foto: Mauricio Pizard


¿CÓMO HACER UN ALMÁCIGO?



 

  1. Se elige y
    acondiciona el lugar para hacer el almácigo: cajones, chatas, bandejas,
    envases plásticos, bidones cortados, almacigueras —bandejas multiceldas— o
    sobre un sector del cantero.


  1. Se mejora el
    suelo o se coloca un buen sustrato —de acuerdo con la receta de páginas
    anteriores o con compost y arena en partes iguales.


  1. Se espera un
    tiempo prudencial —una o dos semanas— para que germinen yuyos y plantas no
    deseadas y poder eliminarlos antes de la siembra.


  1. Se hunde el
    sustrato o suelo con el dedo —el mango de una cuchara o palita—, se
    colocan una o dos semillas y se tapa nuevamente con un poco de sustrato
    del borde mismo del hueco.


  1. Es posible
    cubrir con compost o restos vegetales la superficie de las almacigueras
    para evitar el golpe directo del agua de lluvia o riego. También puede
    cubrirse con papel de diario mojado o nailon, que se retirará cuando
    germinen las semillas.


  1. Se riega de
    forma suave y con cuidado. Y a lo largo de los días se mantiene el
    sustrato húmedo, pero no encharcado.


  1. Cuando las plantas tienen al menos un segundo
    par de hojas verdaderas —no cotiledones u hojas embrionarias— o están lo
    suficientemente grandes para ser manipuladas, están listas para
    trasplantar.


  2. Antes de esto, las plántulas o plantines deben
    tener un tiempo de endurecimiento, aclimatación o rusticación,
    para que sufran menos al ser trasplantadas. Las bandejas o cajones se
    colocan, de forma paulatina, a la intemperie y se riegan en menor medida,
    aunque siempre se protegen de las heladas nocturnas y el exceso de sol.


  3. Algunas veces se practica el «repique»: trasvasado
    o traslado de las plántulas luego de que nace su primer par de hojas a un
    recipiente individual, que permita el desarrollo normal de las raíces. El
    repique permite que la plántula se pueda trasplantar al huerto cuando
    tiene un tamaño y una fortaleza mayor.


  4. El trasplante
    produce el estrés de la planta —por rotura de ciertos pelos absorbentes de
    las raíces, déficit hídrico, reducción de la actividad fotosintética,
    heridas por la manipulación—, por lo que debe practicarse el
    endurecimiento previo, elegir días nublados para el trasplante y extremar
    cuidados posteriores por algunos días, hasta que se recupere y adapte al
    nuevo lugar.


 



Garage
Gourmet. Huertas. Montevideo:
Grijalbo, 2021, pp. 85-89.

Foto: Mauricio Pizard
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