Maternidad, proceso de vida entera
Por Escaramuza / Miércoles 14 de mayo de 2025

Jean Charlot, «First Steps», 1937.
Varias escritoras que son madres nos cuentan qué libro fue fundamental en la construcción de sus propias maternidades. Celebramos el Día de la Madre con lecturas que informan ese proceso de vida entera, de oscilaciones, descubrimientos, alegrías y frustraciones. Desde el lado de ellas, las madres, en todas sus variantes.
Arianna de Sousa-García, escritora y periodista (Venezuela)
No sé si hubo libros clave en ello, es decir, no sé si leo de esa manera. Leo más bien en dos fases: primero llevada por la historia y luego intentando ver su armado (cosa que hace que lea muy lentamente). Pero sí hay algunos libros cuyo maternidad me sacudieron totalmente: Beloved, de Toni Morrison; Corazón que ríe, corazón que llora, de Maryse Condé; Paula, de Isabel Allende; un personaje de un libro: Úrsula Iguarán en Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez; un libro infantil, Nosotros, de Paloma Valdivia; y algunos poemas de Margara Russotto, como «Caracas 1958» y «Los años Salvajes».
Si tuviese que pensar en algo que una a todos estos libros, una imagen o palabra, sería un rayo, en su fuerza, su luminosidad y la oscuridad que lo sucede, el estruendo.
______________________________________________________________________
Laura Sanz Corada, antropóloga y poeta (España)
Durante el embarazo me alejé todo lo que pude de los «manuales» y me sumergí en todo lo demás, literatura gordita, que hablara de otras cosas (desde La novela luminosa, de Levrero, a La llamada, de Guerriero) pero, por supuesto, subrayé como loca Linea nigra, de Jazmina Barrera, Nueve lunas, de Gabriela Wiener, y Literatura infantil, de Alejandro Zambra.
Los libros que guardo con especial cariño, incluso puedo recordar su tacto o el olor que me rodeaba al leerlos —esa atmósfera tibia del posparto— fueron aquellos que abordaban la maternidad desde lugares más híbridos, diarios todos, ahora me doy cuenta: Pequeñas labores, de Rivka Galchen; Derivas, de Kate Zambreno, un diario de escritura, de precariedad y de un embarazo inesperado; y, sobre todo, La luz y la montaña, de Soledad Urquía, una exploración de la conjugación entre maternidad y práctica espiritual, entre cuidados y escritura, en el fluir de las estaciones en una sierra argentina; qué voz, aún me acompaña hoy.
Tenía un hambre voraz por este tipo de lecturas, que rozaran así la experiencia madre-hija. Supongo que por mi deseo/miedo de conjugar mi nuevo rol de mamá con todo lo demás en el mundo. O tal vez por el hambre literal que me daba la lactancia.
______________________________________________________________________
Alejandra Kamiya, escritora (Argentina)
En el caso de la maternidad no fue literario el libro, sino un libro absolutamente práctico sobre qué esperar en cada etapa y cómo acompañar al bebé. La narrativa y la poesía pasaron a segundo plano, igual que yo.
______________________________________________________________________
Lourdes Rodríguez Becerra, escritora y periodista (Uruguay)
Si tuviera que elegir un solo título en el cual me he visto reflejada es Madres que no saben amar, de Karyl McBride (Urano, 2013). Está catalogado como «autoayuda» y eso me generaba cierta resistencia, pero no encontré nada parecido. Lo busqué, literalmente, en todo el mundo: está agotadísimo. Dice la autora: «Cuando decidí escribir un libro sobre las madres que no actúan como madres de sus hijas y sobre el dolor que esto causa a las niñas y a las mujeres adultas, me sentía como si estuviera rompiendo un tabú». Definitivamente, sí. Y seguirá siendo muy difícil hablar de esta carencia si las madres tenemos la responsabilidad de todo lo que «salga mal» en la crianza y, a su vez, somos sagradas («la madre es la madre») y, por lo tanto, incuestionables. Hace once años que soy mamá y hace solo unas semanas que pude obtener una edición del libro. Los primeros años de crianza me refugié en la poesía, en otras niñas heridas (Alejandra Pizarnik, Silvia Plath, Cristina Carneiro). Más recientemente (por suerte y creo que no es casualidad), han surgido novelas con historias atrapantes que abordan las complejidades del linaje materno, de ser hijas y de ser madres. Aquí van algunas: Irse yendo, de Leonor Courtoisie (Criatura Editora, 2021), Si las cosas fueran como son, de Gabriela Escobar (Criatura Editora 2021), Matate amor, de Ariana Harwicz (Mardulce, 2012), De este lado del charco, de Mariana Komiseroff (Banda Oriental, 2015), y Nuestras madres, de Gemma Ruiz Palà (Consonni, 2023).
______________________________________________________________________
Laura Wittner, escritora y traductora (Argentina)
No hay libros específicos que pueda conectar con mi construcción de la maternidad, pero sí hay libros (muchos, todos) que me acompañaron durante la infancia de mis hijos: los que leía yo en los ratitos de descanso, los que les leía, los que leíamos juntos y, más adelante, los que ellos me leían a mí. ¡Y así seguimos!
______________________________________________________________________
Natalia Zito,escritora y psicoanalista (Argentina)
Con esta pregunta, acudieron a mi mente tres libros, de tres momentos distintos de mi maternidad, cosa que supongo que uno sigue construyendo conforme los hijos crecen. En cada etapa hay que encontrar una nueva forma de ser madre, me parece, o al menos en eso ando con uno de casi dieciséis años y otra de nueve.
Haber estudiado la obra de Lacan me vino bien sin duda, pero al momento de tener que soportar por primera vez esas largas noches de poco sueño y mucho llanto, me ayudó este libro: Criar hijos confiados, motivados y seguros, de Martichu Seitún. Hoy, de solo leer el título, me da risa. Aunque del libro recuerdo sobre todo cierta defensa de lo imperfecto, supongo que eso fue de utilidad.
También y todavía más y mejor: El nudo materno, de Jane Lazarre; y, por último y de una manera aún más duradera, Kaddish por el hijo no nacido, de Imre Kertész.
______________________________________________________________________
Soledad Urquía, escritora y editora (Argentina)
Cuando empecé a pensar en tener un segundo hijo releí El nudo materno, de Jane Lazarre. Es un libro que se publicó en los setenta pero su actualidad es para mí arrolladora, quizá porque narra con todos los matices y una honestidad extrema la experiencia más común y, a la vez, más excepcional del mundo: tener un hijo. No hay concesiones al momento de describir la oscuridad, pero tampoco le escapa a esa luminosidad por momentos cegadora de todo el asunto. Otra autora que siento que refleja mi manera de vivir la maternidad es Adrienne Rich, con esa poesía un poco críptica, que bordea con mucha belleza algo que una no puede terminar de nombrar del todo. Por otro lado, Katherine Mansfield, a pesar de no haber tenido hijos, explora algo que me resulta inquietante: ¿de qué nos salva ser madres? Ella esboza una posible respuesta: de las emociones intensas, de la tristeza, pero también, quizá, si no estamos atentas, de la plenitud. Hay otros libros que me gustaría nombrar: Territorio de luz, de Yūko Tsushima, Un fantasma en la garganta, de Doireann Ní Ghríofa, Nada se opone a la noche, de Delphine de Viga, Hija biográfica, de Romina Paula y El fin es el fin del sol, de Marina Gersberg.
______________________________________________________________________
Virginia Mórtola, escritora y psicoanalista (Uruguay)
El libro que recuerdo haber leído durante el embarazo y que me dio mucha risa, y me pareció distendido y desculpabilizante, fue Guía inútil para madres primerizas, de Ingrid Bek y Paula Rodríguez. [risas] Estaba en esa. No recuerdo ninguna otra lectura.