reseña
El arte de ser normal y la importancia de la identidad
Por Sofía Aguerre / Domingo 19 de agosto de 2018
Portada de «El arte de ser normal»
¿Qué es ser normal? Todos, en algún momento de nuestras vidas nos lo hemos preguntado. En la adolescencia, cuando estamos abriendo los ojos hacia nuestro interior, esta pregunta surge con más fuerza. Sofía Aguerre nos reseña una novela juvenil imprescindible para tener más empatía con los otros y con nosotros mismos, El arte de ser normal, de Lisa Williamson. Porque, quizá, en la diversidad esté la normalidad y nunca es tarde para ser una mejor persona.
Mucho se ha hablado de este tema últimamente; a veces desde la incomprensión, a veces desde la indiferencia, pero también desde la empatía. El arte de ser normal es ideal para aquellos que quieran empaparse de esto último.
El libro cuenta las historias de David Piper y Leo Denton. Ambos son estudiantes en Eden Park, aunque Leo se acaba de cambiar desde Cloverdale, una zona menos privilegiada. En Eden Park, David es considerado un friki y muchos sospechan que es gay, inclusive su familia. Leo es visto con recelo por su pinta de «chico malo» y los rumores sobre su supuesta expulsión de Cloverdale. En medio de todo esto, David y Leo empiezan a hacerse amigos.
La realidad es que David no se siente un chico, sino una chica, pero eso solamente lo saben Essie y Felix, sus mejores amigos. Se muere de ganas de ser quien es, pero el miedo al rechazo y a la humillación es más fuerte. A pesar de que su familia es comprensiva, no se atreve a decirles nada. Por supuesto, admitir esto abiertamente en Eden Park queda descartado.
Por otra parte, es mejor dejar que ustedes descubran la historia de Leo, porque marca un punto de inflexión en la novela. Lo que debemos saber es que este no cuenta con una familia tan feliz como la de David. Todavía pesa la sombra de un padre ausente, una madre que casi no está en casa y el no siempre tener el suficiente dinero para vivir. Leo necesita saber qué fue de su padre y David está dispuesto a ayudarlo. Como podemos imaginar, esto desencadena un montón de situaciones intensas para ambos.
Así es como estos dos chicos, en apariencia opuestos, terminan formando una amistad profunda. Juntos, lejos de su realidad, pueden ser quienes son sin miedo de ser juzgados. Pueden vivir plenamente su identidad y empezar a conocerse de verdad. Los hechos de esta novela no están exentos de dificultades y de momentos dolorosos, pero al tenerse el uno al otro, las cosas cambian.
Somos testigos del desprecio y las burlas de sus compañeros en Eden Park. Del miedo y el desconcierto de posibles parejas. De las reacciones de sus familias, de las acciones que toman por el bienestar de sus hijos. De la ignorancia y la discriminación que existen respecto de la transexualidad. Todo esto lo vivimos en primera persona de cada uno de los dos —diferenciadas por la tipografía—, una primera persona muy cercana y que no maquilla ni el dolor ni las esperanzas de que todo eso acabe para poder ser ellos mismos.
Además de retratar las dificultades de ser trans durante la adolescencia, El arte de ser normal nos muestra el papel clave que tienen los amigos, la familia y los educadores en todo esto. También, lo poco que sabemos a veces de las vidas de nuestros padres y de cómo los juzgamos sin comprender del todo sus motivos. Los personajes crecen, aprenden, maduran.
Esta novela nos reafirma la importancia de permitir que cada uno logre formar su propia identidad, pero también que está en nosotros parar de juzgar a los demás y empezar a tener más empatía, más amabilidad. Dar el paso, escuchar, comprender, respetar.
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