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Un camino sinuoso

Erotismo en varias escenas

Por Mariangela Giaimo / Sábado 08 de octubre de 2022
Arte erótico en Montevideo, libros gordos y repletos de imágenes, delgadas fronteras entre el erotismo y la obscenidad y la recuperación de los míticos dibujos de Ombú: Mariangela Giaimo da cuenta del erotismo en un camino sinuoso. También indaga en lo que implica que algo sea erótico y qué es lo que despierta para ser considerado como tal.  

Cuesta hablar de erotismo. Dominio de lo personal, y de lo construido individual y colectivamente. Espacio de la sofisticación del ser humano, lugar liminal y de potencia, como propone Georges Bataille, de una operación de modificación de cada participante del juego erótico. Difícil hablar de la representación y experiencia erótica, de nuestras maneras de relacionarnos, ahora, influidos por las secuelas ya integradas de postpandemia y de los entornos digitales que nos rodean. ¡Arte erótico! Pienso en varias posibles escenas: acompáñenme en este camino sinuoso.

UNO

Montevideo cuenta con una galería de arte erótico. El semestre pasado, se propuso la muestra Los errores del paraíso, con obras de Alejandra Bacigalupi, Alvaro Mangual, Guadalupe Ayala, Antonio Alza y Fernando Oliveri, y con curaduría de María E. Yuguero. «¿Qué denota esta imagen? ¿Y qué connota?»: estas preguntas básicas surgen dentro de la galería e interperlan nuestra mirada ante un banquete de frutas en soporte fotográfico (Bacigalupi) o frente a la pintura de naturalezas con formas angulosas y erectas (Amengual). Es decir, los espacios de la denotación y la connotación cruzan la significación, en el que el primero alude a lo visto, mientras que el segundo remite a evocaciones o sugerencias en que la mirada queda como una práctica abierta de nuevas significaciones. 

[De la serie «Los errores del paraíso», de Álvaro Amengual]

Actualmente, «Club de París» Erotic Art, de la galerista Diana Saravia, muestra Disexney, con obras de Sergio Porro, Sofía Martínez Frenkel y Carolina Ferreyra y curaduría de esta última, en un contexto de consumo arrasador en el que el placer es parte fundamental de la oferta. Ferreyra lo resalta en el texto curatorial, desde el cual propone reflexionar «sobre la diversidad, lo no binario y alianzas con lo extraño, alienígena y lo monstruoso». 

DOS

El fenómeno del erotismo —intrínseco de la cultura humana— recorre toda la historia del arte y cada artista ha aportado su matiz. Algunos bocados extremos para ejemplificarlo: el arte erótico japonés de mediados del siglo XVII hasta finales del XIX con el libro Poema de la almohada y otras historias. De Utamaro, Hokusai, Kuniyoshi y otros artistas del mundo flotante de Gian Carlo Calza (Phaidon, 2016), The art of the erotic (Phaidon, 2017), Forbidden erotica (Taschen, 2017), Erotic Universalis (Taschen, 2013) y la joyita delicada de Erotic Sketchbook, de Gustav Klimt (Prestel, 2005). 

Este libro de bocetos de Klimt se centra en la figura humana, en el cuerpo femenino. Y entra aquí entonces la perspectiva de género, y la necesidad de escapar a la objetización de los cuerpos femeninos o, de nuevo centrándonos en la mirada, en la male gaze que construye cierto erotismo estereotipado. Verónica Cestau, pintora y docente uruguaya, viene trabajando en una serie de pinturas sobre el erotismo con el desafío de tratarlo «sin culpas ni tabúes, valores a los que fuimos sometidas las mujeres a lo largo de toda la historia. Vernos a nosotras mismas, conocernos, aceptar nuestros cuerpos, no juzgarnos, incorporar el placer como derecho humano». En su cuenta de Instagram, @veronicacestau, se puede ver parte de su propuesta. 

TRES

El erotismo puede evitar la ausencia de las imágenes y del físico, pero la pornografía no puede prescindir del cuerpo desnudo, como afirma Oscar Larroca en su ensayo «Consideraciones generales sobre erotismo y pornografía» del libro La mirada de eros. Aproximación a la temática erótica en las artes visuales y otros ensayos vinculados a la creación estética (H Editores, 2004). Mientras que el erotismo es el lugar de la fantasía, de la historia, y la seducción, la pornografía es el espacio de lo real sin historia. Eso lo sabe bien el postporno, que algunos autores lo sitúan desde un planteo de deconstrucción o, siguiendo a la filósofa española Marisol Salanova, como movimiento artístico.

Ay si ese límite se cruza: el año pasado el sitio pornográfico Pornhub lazó una campaña en que utilizó imágenes de arte de diversos museos en las que aparecía el cuerpo desnudo. El slogan decía «La pornografía podría no ser considerada un arte, pero algunas obras de arte definitivamente pueden considerarse pornografía» para generar polémica. El nacimiento de Venus —en Italia interpretada en un video por la exactriz porno y expolítica Ilona Staller «Cicciolina», y ex esposa de Jeff Koons—o La maja desnuda fueron apropiadas desde lo que las instituciones artísticas consideraron un uso indebido con derechos no pagos. 

CUATRO

Este tipo de arte también nos pone a pensar en categorías como lo obsceno, por ejemplo. Ello sería lo ofensivo, indecente o lo asqueroso, pero que también conecta con el eje de la representación —lo que puede estar en escena y lo que debe quedar por fuera de la representación—. Es todo lo que la ética y la moral nos sugieren que debe estar por fuera de la pulsión escópica o debe ser tabú en nuestra sociedad mirona —al decir del catalán Roman Gubern—. Cuidado porque lo obsceno puede herir la sensibilidad del espectador, y con lo erótico pueden ir de la mano.

CINCO

Cerramos con un homenaje a Fermín Hontou, Ombú (1956-2022), recientemente fallecido, y el lugar de sus dibujos eróticos en su enorme trayectoria. En la muestra ... de la grey que aspira a ser oscura, exhibía dibujos publicados desde 1982 hasta el 2016. En una nota de la diaria titulada «Conspirador del placer», contó que sus referencias eran, entre otros, Amedeo Modigliani, Egon Schiele, Georg Grosz, Aubrey Beardsley y Gabrielle Münster, así como los rioplatenses José María Cao, Oski y Carlos Nine. El artículo retoma las palabras de la curadora de la muestra, María E. Yuguero, que explicaba:

estos dibujos no vacilan a la hora de representar situaciones o metamorfizarlas mediante la utilización de la imagen sensual, en su casi totalidad asociada al humor [...] Acuareladas o sólo tintas lineales, sus imágenes eróticas aparecen como una constante a lo largo de extensos períodos de tiempo, como concreción de su fascinación por la figura humana. 

Además, Yuguero captura la esencia de la exposición, diciendo que los personajes femeninos de Ombú tienen algo monumental: «ocasionalmente miran al público conscientes de su atractivo sensual, dirigiéndole una mirada inteligente [...], que parece contradecir la actitud puramente erótica».


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