En mi mayor
John Lydon II: Mirando hacia atrás sin rabia
Por Tüssi Dematteis / Viernes 03 de noviembre de 2017
Foto: Robert Wilson
Si hay algo más paradójico que el hecho de que el discutido «rey del punk», John Rotten Lydon, haya escrito una autobiografía, es que haya escrito dos. ¿O en realidad es solo una, continuada dos décadas después? ¿O La ira es energía (2014) es en realidad su primer libro de memorias, y Rotten. No Irish, No Blacks, No Dogs (1993) era solo un exabrupto coyuntural? Varias preguntas interesantes, tal vez, para quien le interese especular sobre los vericuetos intencionales y mentales de Lydon, pero para el simple fan de su música, o de la música en general, La ira es energía es un libro mucho más completo, informativo y revelador que Rotten y, al contrario de lo que suele suceder con los hombres combativos, a los que la edad vuelve cada vez más escépticos y amargos, también es un libro más amable. Hasta podría decirse —sin ofender a ningún punk— que es un libro humanista.
John Lydon en 2012 por Magdalena Wosinska
Conversando con un Lydon etílicamente feliz en un pub de Ciudad Vieja, en los días previos al show de PiL en Montevideo, le comenté que La ira es energía me parecía, paradójicamente, un libro mucho menos iracundo que Rotten, esperando que me contestara con el mismo sarcasmo divertido con el que había estado hablando toda la noche; pero, pensándolo unos segundos, me contestó: «Es verdad, es un libro con mucho amor». No es exactamente lo que uno espera que le diga Johnny Rotten (bueno, como si uno esperara que Johnny Rotten le dijera algo en particular), pero es lo que se confirma de inmediato al adentrarse en sus numerosas páginas, sobre todo en las que repasan los tiempos que ya había rememorado en Rotten. Los hechos siguen siendo los mismos, pero la visión es bastante más comprensiva; algunos de los protagonistas —su padre, Malcolm McLaren— murieron en el interín, y, donde antes había un gran afecto —su familia, ya que pocas memorias rockeras son tan familieras como este libro—, ahora hay menos pudor en demostrarlo; y, donde había rencor, se sigue leyendo un cierto resentimiento, pero mucho más sereno y con mayor perspectiva.
John Lydon junto a su esposa, Nora Forster, y su padre, John Cristopher Lydon
Más allá del cambio de tono, que pierde furia pero no humor —ya que Lydon es un humorista nato—, con un particular estilo picaresco que no siempre se conserva en la traducción, La ira es energía tiene un atractivo extra que es el contar la historia que no había entrado en Rotten, y que para muchos es la más importante de Lydon como artista: la historia de Public Image Ltd. Si bien son los tres años que pasó con los Sex Pistols los que le aseguraron su lugar en la historia del rock, Lydon pasó décadas enteras dedicado a poner a prueba los límites del rock y la música pop con PiL, un proyecto en muchos aspectos más radical que los Pistols, pero, por esto mismo, mucho menos popular y notorio. Esa historia estaba ausente en Rotten que ya desde el título —el mismo sobrenombre que Lydon abandonó cuando formó PiL— dejaba en claro que se iba a centrar en sus años de punk oficial y no de dinamitador de la cultura pop. La ira es energía recoge ese trayecto posterior y fascinante de experimentos, disonancias y estructuras subvertidas, y es un periplo tal vez menos caótico y violento, pero conceptualmente más complejo y arriesgado. Recuerda discos olvidados, y que siguen vivos y virulentos.
First Issue, el primer álbum de Public Image Ltd., lanzado en 1978 por Virgin Records
«Este libro está dedicado a la integridad», dice Lydon desde el prefacio, lo que podría despertar la sorna de quienes lo consideran un traidor a no sé qué iglesia cultural, o la desconfianza de quienes recuerdan su famosa frase en el concierto final de los Sex Pistols originales, en 1978, en San Francisco: Ever get the feeling you've been cheated? (¿Alguna vez tuvieron la sensación de haber sido estafados?). Pero, después de leer el libro no, no es esa sensación la que predomina, sino, tal vez, la de una tortuosa pero clara línea de evolución coherente hacia una superación —¿podríamos decir adulta?— del cinismo, la negatividad, el nihilismo y todo lo que realmente no es parte de una energía tan evidente.
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La ira es energía
Lydon, John
Malpaso (2015)
Páginas: 600
UYU 895