Penelope Deutscher y los futuros de Foucault
Parirás con dolor
Por Santiago Cardozo / Martes 12 de mayo de 2020
Foto: Eterna Cadencia
«¿Cómo emancipar los cuerpos femeninos de la responsabilidad que sobre ellos impone y proyecta una razón reproductiva que biopolitiza su capacidad de procreación, sometiéndola a formas de control y regulación?». Santiago Cardozo reseña Crítica de la razón reproductiva, un análisis de la filósofa Penelope Deutscher sobre la biopolitización de la reproducción a partir de pensadores como Michel Foucault, Judith Butler o Roberto Esposito.
El poder funciona. El poder se ejerce en red y, en ella, los individuos no sólo circulan, sino que están siempre en situación de sufrirlo y también de ejercerlo. Nunca son el blanco inerte o consintiente del poder, siempre son sus relevos. En otras palabras, el poder transita por los individuos, no se aplica a ellos.
Michel Foucault, Defender la sociedad
¿Cuántos Foucault puede haber? ¿Cuántas lecturas resiste? ¿Cómo se lo lee hoy? ¿Cuál es su verdad, su persistencia?
Criticado, emplazado, reformulado, modificado, completado, complementado, vituperado, en fin, interpretado, Foucault es una pequeña máquina de dar que hablar. La vastedad y la complejidad de su trabajo son materia prima para toda clase de trabajos «más allá» de Foucault, según los diversos intereses que se acerquen a su imbricada obra, a las formulaciones más atendidas, a aquellas otras dejadas en las sombras, a lo que el propio Foucault pasó por alto.
Crítica de la razón reproductiva. Los futuros de Foucault (Buenos Aires, Eterna Cadencia, 2019), de Penelope Deutscher, es un pormenorizado trabajo que pone la mira sobre la vida y la muerte como unidades transaccionales, bajo los diferentes sentidos que se le pueden dar a la expresión «reproducción de la especie». En el contexto de la hipótesis de la gubernamentalidad, del gobierno de los cuerpos, de la administración de la vida de la población (por ejemplo, mediante la estadística, la predictibilidad, los diversos dispositivos de disciplinamiento, etc.), Deutscher avanza entablando una polémica con los textos biopolíticos foucaultianos, proponiendo, como contrapartida, pensar las cosas también en términos de tanatopolítica (en tanto que deriva de la biopolítica, la tanatopolítica se presenta como la capacidad del poder biopolítico de dar muerte a aquello mismo que administra y fomenta como vida si hubiera, paradójicamente, razones de vida, iguales o distintas a las que fundamentan la administración y el fomento).
Desgranando con paciencia los problemas referidos a las técnicas de poder y a los mecanismos de seguridad que Foucault estudiara apoyándose en un inmenso corpus discursivo, Crítica de la razón reproductiva procura entender el «paroxismo del poder». La tesis fundamental que desarrolla el libro trasciende la hipótesis biopolítica del propio Foucault: introduce la idea de la reproducción tanatopolitizada y necropolitizada. La maternidad (dadora y «quitadora» de vida) se vuelve objeto de crítica, respecto de la cual sostiene Deutscher:
En otras palabras, el significado de la maternidad, de los niños, de la salud y de la tasa de natalidad se implica con la manera en la cual todo esto toma forma material: cómo son conducidos, qué formas de nacimiento y crianza toman lugar, bajo qué condiciones (legales, económicas, políticas, policiales, de seguro, históricas, sociales, tecnológicas, epistemológicas, médicas, subjetivizadoras, divisoras, incluyentes, de descarte, diferenciadoras, propias de las prácticas de seguridad o colonizadoras, etc.).
El objeto de interés destacado de la autora es Historia de la sexualidad. La voluntad de saber y Defender la sociedad, libros a los que lee con hondura, identificando, si se quiere, ciertas lagunas, algunos vacíos teóricos que juzga relevantes. De estos libros extrae cuatro términos centrales para su propia reflexión: sexualidad, vida, reproducción y población. Así, siguiendo el derrotero foucaultiano de concebir la sexualidad como una encrucijada entre el cuerpo disciplinado y la población biopolitizada, la tesis de la defensa de la sociedad atada a la procreación se robustece en el juego de interpretar el cuerpo y el sexo:
La explosión discursiva y los conocimientos expertos se entrecruzan con los datos estadísticos y demográficos, todos ellos críticos para la posibilidad de una gubernamentalidad biopolítica.
Toda una especie de «sociología biopolítica» se levanta como la escena en la que la sociedad encuentra su «defensa», mientras que la hipótesis represiva rechazada por Foucault en Historia de la sexualidad. La voluntad de saber permite precisamente la atención a la producción explosiva de discursos sobre el sexo, particularmente sobre las prácticas que no se ajustan a la reproducción. La cuadrícula que se dibuja tiene que ver con las tasas de natalidad, con la edad en que se contrae matrimonio, con los nacimientos legítimos e ilegítimos, con la frecuencia de las relaciones y el efecto de las prohibiciones, etc., cuadrícula de la gubernamentalidad que le da espesor a la biopolítica. Como explica Deutscher refiriéndose a las reflexiones de Foucault:
El poder biopolítico de la muerte se caracteriza de manera distintiva por su supuesta justificación en términos de salud general y bienestar, buen manejo de la población, sus necesidades generales y su «interés» futuro. Su modo, de manera similar, es proliferante antes que represivo.
A partir de un contraste entre las perspectivas de Roberto Esposito y Giorgio Agamben y la de Foucault, Deutscher se adentra en la dicotomía bíos/zōe y en la posibilidad que tiene el biopoder de reducir la primera a la segunda. En este escenario, la autora se interroga sobre el rol de la maternidad y la procreación. Tanatopolitizadas, las cosas son un poco diferentes de como las viera Foucault:
He argumentado que ver la reproducción y la crianza de los hijos tomando forma como tecnologías dirigidas a la salud y la optimización de los futuros individuales y de la población es verlos tomando forma, al mismo tiempo, como tecnologías paralelas de la muerte, con las conductas correspondientes que incluyen evitar, administrar, reticular, estimular, predecir, distribuir y proliferar.
Por eso la pregunta de Deutscher es cuáles son las condiciones que hacen que la maternidad se convierta en una candidata, con todas las letras, a una biopolitización tanatopolítica de la vida. Esta es la gran pregunta que hoy, además, tiene que teorizar el feminismo, parece decirnos Deutscher, en una época signada por diversas batallas a favor de la legalización del aborto y sus resistencias, institucionales o no. Así pues, «¿cómo podríamos teorizar el comportamiento de la mujer en la reproducción en la medida en que se considere, por ejemplo, un obstáculo para los intereses de la familia, de la población o la nación, la religión, el origen étnico, la ley o el Estado?», se interroga Deutscher elevando la apuesta. La reproductividad, dirá la filósofa, es uno de los puntos neurálgicos para pensar qué mujeres serán sometidas a la diferencia entre la nuda vida o vida desnuda (zōé), esa vida que sencillamente ocurre, y la vida calificada políticamente (bíos), de modo que el poder soberano pueda suspender la segunda reduciéndola a la primera, seleccionando «víctimas» específicas de esta reducción. Aquí, el punto crucial es que la mujer aparece como soberana respecto del feto que porta en su interior, lo que la convierte en potencial competidora del poder soberano estatal. Es, pues, la precariedad misma de la vida la que está en juego en esta disputa, en la tanatopolitización de la vida femenina.
Con un pulso crítico, por momentos severo con sus antecedentes teóricos; con un estilo que no esconde los tecnicismos de la temática abordada pero que explica con paciencia, dedicación y explicitud, Penelope Deutscher ofrece un texto indispensable para situar ciertas discusiones contemporáneas sobre los feminismos y los marcos institucionales en que se insertan.
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