Enzo Maqueira es el autor de Higiene sexual del soltero. Nació en Buenos Aires, es ensayista, novelista y escritor. La novela, situada en la misma ciudad de la que es oriundo el autor, es un relato coming of age, o novela de formación, sobre la trayectoria vital de un varón, hijo de clase obrera, de educación católica, que se enfrenta a los desafíos de crecer y autoconocerse en sus deseos, amores, esperanzas y, en definitiva, en la construcción de su proyecto de vida.

Esta novela explora los mandatos de la masculinidad y las dificultades que enfrenta cualquier varón cisgénero que se desvíe aunque sea mínimamente de tales valores.

El narrador es el personaje, Junior, quien nos relata, desde un diálogo interno, sus temores sexuales, así como su búsqueda incesante de aceptación social entre los pares varones frente a un mundo masculino que define como salvaje. Según narra, hay una constante búsqueda de separarse de estas formas de ser varón, pero a la vez se siente atrapado en la jaula de esta masculinidad y sus modelos de referencia a través de los aprendizajes transmitidos por su padre, las revistas pornográficas, los debuts sexuales en saunas y la educación católica que recibió. 

Especialmente destaca el vínculo de Junior con su padre, un hombre solitario y silencioso, y, sin embargo, capaz de hacer tronar las paredes, que cuando contaba sobre su infancia revelaba a «un chico criado a golpes que había sido lanzado a la vida» (p. 217). Entre tragos de vino y pedazos de carne, su padre le contaba de las patadas que le daba su madre para que se levantara a trabajar desde segundo grado de escuela, para que al menos no faltara un plato de comida. 

Esta norma del varón proveedor que se le enseña a Junior es vivida como una cárcel y, a la vez, se le impone para pertene-ser al mundo de los varones salvajes. En este sentido, el diálogo interno del narrador va develando sus incomodidades con la norma y también la lucha interna para escapar. Tal lucha está condicionada por su contexto, dado que no cumple con las expectativas paternas y tampoco con las de sus pares varones. Por ejemplo, Junior es demasiado sensible, romántico y pollerudo con su novia frente a la rudeza y el ser dominante afectiva y sexualmente que se le requiere. 

En un mar de dudas frente a la sexualidad durante su adolescencia, nuestro personaje-narrador se encuentra con el libro de un escritor bohemio, traductor y aventurero español, Cyro Bayo, el manual Higiene sexual del soltero. Consejos de salubridad y educación genésica de principios del siglo XX (1927). En este libro encontrará pautas de higiene, moralidad y consejos en la búsqueda de un amor que define como verdadero, no ficticio, valores con los cuales pondrá en diálogo sus sentires e interpelaciones.

En ese sentido, el narrador por momentos representa al soñador, el romántico empedernido, en oposición a lo salvaje, lugar en el que se encuentra con sus pares rudos, toscos, loosers, según los define. Sin embargo, estas figuras metafóricas podrían ser solamente dos caras de una misma construcción salvaje/ruda de la masculinidad y otra romántica, todas dentro de la misma jaula en la que se encuentran. 

En la adultez, el narrador se enfrenta con los dramas de la pareja y los  trasfondos de estos dramas nos interrogan como lectorxs: ¿qué buscan los varones en una pareja? ¿Buscan el amor de una madre, una compañera de vida, una santa o una puta? Siempre va en la búsqueda de un hipotético amor verdadero, sin mentiras ni ficciones. 

La higiene sexual del soltero es una novela que viene a mostrar algunos de esos secretos a voces de la masculinidad heterosexual y los modelos de referencia que construyen, a su vez, este modelo de varones del cual pareciera imposible pensar escapar: el rol de varón proveedor y su objeto de deseo, la mujer ama de casa. En estos secretos se vislumbran también las contradicciones del propio deseo, entre ellos, los que se plantean como imposibles, como los deseos hacia otros varones y hacia mujeres travestis. Sobre este punto, el feminismo y la comunidad LGTBQ nos ha enseñado que la heterosexualidad no es solo una orientación sexual, sino también es un régimen político de control del deseo.

La masculinidad hegemónica que la novela retrata se basa fundamentalmente en la construcción de vínculos sexuales eróticos que el protagonista conquista permanentemente y, a la vez, está siempre a prueba, censurando todo lo que se desvíe aunque sea un centímetro hacia lo femenino, delicado, sensible o, en los términos del narrador, pollerudo. Es una batalla interna en la que, por momentos, la norma y el deseo se funden, siendo el protagonista ganador y conquistador; y, en otros momentos, se tensan creando conflictos imposibles y constantes. En la novela se expresan en los vínculos amorosos que entabla: por momentos monógamos exclusivos y, en otras ocasiones, experimentando el amor libre y la poligamia, pero siempre en duda de sí mismo y su masculinidad. 

Higiene sexual del soltero nos lleva a pensar sobre la posibilidad de ruptura de los mandatos de las masculinidades en este siglo en que son especialmente cuestionados por las diferentes corrientes feministas. Este contexto podemos leerlo en la novela en la medida en que existe un nivel inconsciente de represión que juega en la subjetividad del personaje-narrador, Junior, para que los mandatos se mantengan por encima de sus supuestos deseos de escapar a ellos. En suma, la novela pone a reflexionar sobre las masculinidades contemporáneas y las de décadas atrás, así como sobre el cambio y la continuidad generacional de los mandatos de género a través de las vivencias y sentimientos encarnados por el protagonista.