Procesos de creación
Texto en obra: Dolores Reyes
Por Escaramuza / Jueves 03 de noviembre de 2022
Foto: Maj Lindström.
De visita en Montevideo, Dolores Reyes respondió nuestro cuestionario de siempre. Y lo hizo con generosidad y cero impostura. La autora de la novela Cometierra explica sus procesos de escritura, en los que la devoción y la entrega son más que centrales: «Adoro escribir y es de las cosas que más me gustan en el mundo. Entonces estoy agarrada a eso. Volví a escribir y no quiero dejarlo nunca».
¿Cuál fue el primer texto literario que recordás haber escrito?
Cuando era muy chica, a los diez u once años, participé en un concurso literario de la Primaria y gané una mención especial. No guardo el texto ni nada, pero me acuerdo que lo leímos en la escuela y estuvo muy lindo. Ni siquiera había computadoras accesibles en aquel momento, así que era todo a mano.
¿A quién te acordás de haber copiado deliberadamente al escribir?
La verdad es que empecé a hacer el ejercicio de escribir en el Secundario y en esa época leía a Cortázar, a Borges, a Arlt, los que serían los «patriarcas» de la literatura argentina. No recuerdo haber copiado. Siempre digo que siento que me dejaban muy por fuera. Por mi cuenta leía a Stephen King, pero no siento que lo haya copiado. Sí me interesaba el universo del terror, claramente.
¿Cuáles son las condiciones en que preferís escribir?
No tengo condiciones fijas para escribir. En general, me levanto temprano y escribo en mi casa mientras todos duermen y todavía es de noche. De madrugada, en silencio, de noche, cuando mis hijos todavía no se levantaron: esas son las condiciones reales en las que escribo.
¿Guardás todos los manuscritos/archivos o los descartás una vez que los usaste?
No guardo los manuscritos. De hecho, cada vez que descarto una computadora vuelan algunos. Incluso a veces me arrepiento de perder esos archivos. La realidad es esa. Hoy con las computadoras nos relajamos mucho más y no guardamos los manuscritos.
¿Empezás un texto ya sabiendo lo que vas a escribir?
No. Empiezo un texto y a veces tengo un par de ideas centrales por donde quiero que pase esa trama, pero lo demás es algo que se produce casi mágicamente. Hay algo ahí que no se puede de alguna forma predeterminar por el pensamiento, sino que es una praxis, es escritura.
¿Saboteás tu propia escritura? ¿O lo contrario? ¿De qué maneras?
No, no la saboteo. Yo retomé la escritura ya grande y es al revés: trato de aprovechar al máximo estos pocos momentos que tengo para hacerlo. Adoro escribir y es de las cosas que más me gustan en el mundo. Entonces estoy agarrada a eso. Volví a escribir y no quiero dejarlo nunca.
¿Hay alguna oración/verso tuyo que luego de publicado te generó arrepentimiento?
Arrepentimiento no. Para eso se revisa y se corrige mil veces
¿Qué estás escribiendo? ¿Podrías mostrarnos un fragmento?
No tengo fotos de manuscritos porque no escribo a mano, sino en la computadora. Ahora estoy escribiendo un cuento que se llama «Telescopios», que está bastante avanzado y hace meses que lo estoy trabajando. Todavía no lo terminé, le falta.
¿Qué libros te rodean en tu proceso de creación actual?
Acabo de volver de las ferias del Zócalo y de Oaxaca, además de una presentación en la librería de las mujeres de Coyoacán, que se llama U-tópica. Me traje más de media valija de libros de México. Compré un libro con los cuentos ilustrados de Amparo Ávila y me regalaron el último libro de Brenda Navarro, Ceniza en la boca. También traje una maravilla de Yásnaya Aguilar y otro de Pergentino José. Traje otros libros de gente que trabaja en lenguas indígenas de México. Eso está a mi alrededor, pero no sé si tiene un correlato con lo que estoy escribiendo. Después, en un ratito que tuve en el aeropuerto de Bogotá, compré un libro de Marvel Moreno, una escritora que adoro, pero que es difícil de conseguir en Argentina. Se titula En diciembre llegaban las brisas. Eso siento que es una joya literaria que traje de mi último viaje.
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Dolores Reyes nació en Buenos Aires en 1978. Es docente, feminista, activista de izquierda y madre de siete hijos. Estudió letras clásicas en la Universidad de Buenos Aires. Vive en Caseros, provincia de Buenos Aires. Cometierra es su primera novela.
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