Librerías por el mundo
Visita a la Librería Finestres, en Barcelona
Por Escaramuza / Jueves 18 de julio de 2024
Una librería catalana que apuesta a la lectura pausada, la convivencia de libros en diversidad de lenguas y la igualdad de oportunidades. Conversamos con Marina Espasa, Camila Enrich, Mireya Valencia y Àurea Perelló, de la Librería Finestres, sobre todo lo que viene junto con los libros y sobre algunos tópicos polémicos.
¿Cuándo empezaron con Finestres? ¿Podrías definir por qué es diferente como librería?
Finestres empezó como una idea en otoño de 2019 cuando ni tan solo imaginábamos una pandemia. Nació de la ilusión de Sergi Ferrer-Salat, empresario comprometido con la vida cultural de la ciudad, y con una consigna clarísima: una librería acogedora, orientada a la lectura pausada, en el centro de la ciudad, donde reinara el silencio y donde las actividades culturales tuvieran una dimensión cercana y facilitaran el diálogo con autores nacionales e internacionales. Una librería donde coexistieran el máximo de idiomas posibles y estos estuvieran representados en igualdad (actualmente nuestro fondo está compuesto por libros en catalán, castellano, gallego, euskera, inglés, francés, italiano, portugués y alemán).
Esta fue la idea de partida que fue enriqueciéndose a medida que el equipo de trabajo se amplió con Camila Enrich, scout literaria, Marina Espasa y Kiko Amat, escritores, y Mireya Valencia, librera con un montón de experiencia a sus espaldas. Han pasado cinco años y nos gusta pensar que Finestres no es solamente una librería, sino un proyecto cultural en el que estamos implicadas unas treinta personas y en el que la lectura y la escritura las concebimos como un motor para hacer que nuestro entorno sea más inteligible y justo.
Para este cometido se creó la Fundació Finestres con la que queremos impulsar y proteger la escritura, el pensamiento y el arte para crear igualdad de oportunidades. Se ha desplegado un programa de Becas de Ensayo que premian cada año cuatro proyectos (dos en catalán y dos en castellano) para ser desarrollados el siguiente año. También están los Premios de Narrativa a obra publicada que destacan por su originalidad, calidad y audacia. Desde hace un año está en funcionamiento la Residencia Literaria Finestres que acoge escritores de todo el mundo con el fin de que puedan entregarse al cuidado de su arte en contacto con la naturaleza mediterránea durante un mes. Finalmente, la parte de impulso al cómic lleva a cabo un seguido de acciones con el objetivo de potenciar el talento joven y la creación local.
¿Los programas de premios y becas surgieron desde el comienzo? ¿Cómo lograron hacerlos operativos?
Sí, desde el principio tuvimos claro que la librería tenía que ser algo más que un simple punto de venta de libros, y que el apoyo directo a los autores era una de las bazas que queríamos jugar. Pensamos en un premio a obra publicada para diferenciarnos claramente de los premios que otorgan las editoriales y que no dejan de ser una forma más o menos elegantemente camuflada de fichajes de autores o de anticipos voluminosos. Queríamos emular cosas como el Booker Prize o el Goncourt, que consiguen convertirse en prescriptores para el gran público, a menudo confundido por las grandes operaciones comerciales de los grandes grupos editoriales.
Las becas de ensayo responden a otra realidad: la falta de robustez de ese género en España (y en Cataluña, por lo que se refiere al catalán) y la necesidad de darle tiempo y dinero a un estudioso que quiera investigar un tema concreto, acudir a archivos, desplazarse a algún sitio desde el cual escribir una crónica; en resumen, tener la pausa necesaria.
Para hacerlos operativos, organizamos un jurado de prestigio (con autores y críticos de solvencia e independencia asegurada) que ha realizado una labor impecable, leyendo sin parar una amplia selección de todo lo que se publica en narrativa en España a lo largo del año y deliberando con inteligencia y profesionalidad en las reuniones hasta conseguir las listas largas (de diez títulos), cortas (de tres) y los ganadores. Y, claro, contamos con el inestimable apoyo económico de la Fundació Finestres, que está detrás de todos los proyectos que ponemos en marcha.
En el Manifiesto de la librería también se posicionan contra las modas literarias... ¿Cuál sería la más nociva de ellas?
¡Es de difícil elección! Pero quizás, cuando escribimos esta parte del Manifiesto, estábamos pensando en el exceso al que ha llegado la conocida como «autoficción»: los libros escritos en primera persona que solo versan sobre la experiencia personal del autor, sin que esta sea suficientemente interesante o especial. Abrirse en canal no presupone de forma automática ser un buen escritor, y ahí ha habido un exceso de admiración a la capacidad de ser sincero que no se ha visto siempre correspondida con la capacidad de escribir bien o de armar una buena historia.
¿Cómo les parece que se ve la literatura latinoamericana contemporánea desde España? ¿Hay diferencias con otros países europeos? Nos gustó especialmente eso de «más novelistas del sur, más deep reading y menos lectura en diagonal», por cierto.
La percepción es que la literatura latinoamericana es más arriesgada, más rica, más atrevida pero no olvidemos que hablamos de muchos más territorios o países vs uno. Lo interesante sería llegar al paradigma francés, en el que toda la literatura escrita en francés, venga de donde venga, se considera por igual, sin hacer distinciones. Aquí aún hablamos de literatura chilena, uruguaya o española, cuando la lengua es una. También es interesante ese cosmos de editoriales e iniciatives independientes, que hacen un trabajo fundamental a la hora de publicar buena literatura.
¿Qué cosas creían que iban a ser de una determinada manera y fueron por completo diferentes a lo que imaginaban?
La apuesta de «librería para leer» que viene reforzada por la configuración del espacio, cómodo y silencioso, con butacas y sofás repartidos por todos los rincones, nos daba un poco de miedo, de hecho, mucho. Llegamos a pensar que se podía interpretar como una invitación a considerar la librería como una biblioteca. El resultado ha sido todo lo contrario y es precioso ver a nuestros clientes y lectores tomar como suyo el espacio de la librería con respeto y disfrutarlo.
También nos supuso un reto la distribución del fondo, ya que en el área de literatura los idiomas están diferenciados por lengua de origen, no de recepción; es decir, en la sección de literatura anglosajona, por ejemplo, te encuentras los libros en su idioma original con las respectives traducciones al catalán y al castellano. La disposición habitual en librerías españolas es separar los libros entre catalán, castellano, y el resto de idiomas (inglés, francés...).
Una apuesta de la que estamos muy orgullosas es la disposición del fondo de humanidades, pues hemos querido prescindir de las secciones canónicas. Cuando empezamos el proyecto, nos preguntamos cómo podíamos ofrecer algo diferente a un público que ya tenía muy buenas librerías en la zona. Eran librerías que ya trabajaban el libro internacional y las mismas secciones que nos interesaban. Se nos ocurrió que todas estas librerías ofrecían básicamente un surtido similar de libros, organizados de la misma manera. Las mismas secciones, las mismas subsecciones, que funcionan muy bien porque son reconocibles y familiares para los clientes y ofrecen puntos de referencia fáciles. Sin embargo, estas secciones tienen sus limitaciones, y cada vez con más frecuencia, como libreros, encontrábamos libros, sobre todo ensayos, que no encajaban en ninguna de estas secciones, o que no encajaban en absoluto en ninguna de estas secciones tradicionales. Por ejemplo, nos dimos cuenta de que los libros sobre teoría de género cruzaban cada vez más los géneros literarios: no ficción, ensayo literario, hablando de temas cada vez más concretos y, al mismo tiempo, cada vez más interseccionales.
[Camila Enrich, Àurea Perelló y Marina Espasa].
Así que pensamos que había llegado el momento de ser imaginativos y también un poco lúdicos. Queríamos invitar a nuestros clientes a venir y perderse en nuestras estanterías, a hacer descubrimientos. Del mismo modo que la lectura abre a menudo caminos inesperados hacia otras lecturas que nunca habríamos imaginado, queríamos que los lectores encontraran en una de nuestras estanterías diferentes títulos que les sorprendieran, les estimularan e incluso les hicieran sonreír. Con esta idea en mente, empezamos a jugar con conceptos como hipervínculos, serendipia, descubrimiento y el Atlas Mnemosyne de Aby Warburg.
Queríamos fidelizar a los clientes que deseaban perderse un poco entre libros, poder guiñarles el ojo y compartir un juego en constante movimiento. La primera vez que un cliente se encuentra ante esta nueva división, se ve un poco desconcertado y necesita la ayuda de las libreras: la mayoría de veces, la persona se deja llevar por este juego de descubrimento, aunque hay ocasiones que no es así y que se percibe como una organización caótica o confusa ... hemos aceptado este riesgo.
[Mireya Valencia].
Finalmente, y esto viene dado por la posibilidad que tuvimos al disponer de dos locales para la conformación de la librería, tenemos separadas la parte de Literatura y Humanidades por un lado y las Artes y el Cómic por otro. Un ejemplo claro ante el problema que nos planteamos con esta separación es el ámbito infantil: en la librería más grande tenemos la Literatura infantil; en la de Arte, que es más pequeña, tenemos el Álbum ilustrado y el Cómic infantil y juvenil. Nos daba miedo de que esta apuesta fuera contraproducente e incluso nos llegamos a plantear si no estábamos autoboicoteándonos. Sin embargo, nos hemos dado cuenta de que funciona muy bien: los clientes nos han dado una lección al ser totalmente autónomos.
¿Cuál es la sección que prefieren en librería?
[Responde Àurea Perelló] Por formación, no puedo evitar tener especial predilección por la sección de Arte. En Barcelona, los últimos veinte años han ido cerrando librerías muy importantes relacionadas con esta temática como Tartesos, Kowasa o Loring Art hasta no llegar a quedar ninguna librería especializada en la ciudad. Es cierto que este tipo de fondo tiene un ritmo y una rotación muy distinta que una sección de narrativa, por ejemplo, y nos sentimos muy orgullosas de poder ofrecer una buena sección de Arte a la ciudad, curada y acompañada por unas libreras especializadas y muy curiosas.
¿Y la de los y las lectoras?
Tal y como os comentábamos, en esta propuesta personal de la disposición de la sección de humanidades, hay algunas que tienen mucho éxito entre los clientes: «estupidez», seguramente, es la sección más fotografiada de la librería.
¿Podrían recomendarnos tres libros?
[Responde Àurea Perelló] En lugar de recomendaros tres libros, os recomendaré una autora catalana de la que soy absoluta fan: Mercè Rodoreda. Sus libros, que siguen publicándose, vendiéndose, leyéndose y reivindicándose, están traducidos a muchos idiomes y son un hito en la literatura catalana del siglo XX.
¿Dónde queda Finestres?
C/ de la Diputació, 249, L'Eixample, 08007 Barcelona, España.
www.llibreriafinestres.com/es/home/
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