Poesía argentina
«Aquí, ahora»: Susana Thénon
Por Leticia Hornos Weisz / Viernes 28 de julio de 2023
Foto: Susana Thénon.
Una completa reseña de la obra de Susana Thénon (1935-1991), la gran poeta argentina, a propósito de un ciclo de rescates que se cierra este año con la publicación de Paraíso de nadie (Corregidor). Según Leticia Hornos, este libro amplifica la potencia poética de Thénon a través del material inédito descartado de las ediciones anteriores.
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Susana Thénon
La recuperación de la obra completa (édita e inédita) de la poeta argentina Susana Thénon (1935-1991) comenzó hace más de veinte años. Entre 2001 y 2004 salieron por la editorial Corregidor los dos tomos de La morada imposible. Ello ocurrió gracias al trabajo de edición de Ana María Barrenechea y María Negroni, legatarias de los papeles de la poeta. El ciclo se cierra este año con la publicación de Paraíso de nadie, un volumen a cargo de Negroni y el grupo de investigación Palimpsestos, que amplifica la potencia poética de Thénon a través del material inédito descartado de las ediciones anteriores.
Thénon publicó cinco poemarios y decenas de poemas y otros textos sueltos en revistas y suplementos literarios. Se graduó en Letras Clásicas y dio clases de latín en la Universidad de Buenos Aires. Además, estudió alemán. La crítica especializada la afilió a las poetas de la Generación del 60, junto con Alejandra Pizarnik y Juana Bignozzi y separó su obra en dos etapas. La primera, entre 1958 y 1967, lleva la huella disruptiva de sus primeros tres libros, Edad sin tregua (1958), Habitante de la nada (1959) y De lugares extraños (1967). Los dos primeros fundan una poética: Thénon es ya la voz inquieta e irreverente que corroe con sarcasmo los lugares comunes cultivados por el discurso lírico tradicional. Es la época de Agua viva, la revista literaria que ella y otros poetas crearon con la intención de abrirle paso a la poesía emergente. Aun sin manifiesto o identidad colectiva, los tres únicos números de esta revista fueron un golpe de timón y el germen de una manifestación estética que quiso arrasar «con los gángsters de la poesía. [...] con los acalambrados, los que aún riman "espejo" con "reflejo"» (Thénon, Agua viva, 1960, p.1).
No habrá otros proyectos colectivos de Thénon después de Agua Viva. Su voz se abría paso sola desde sus primeros libros y un aquí y ahora como el que leemos en estos versos: «[...] yo vivo aquí ahora,/donde todo es horrible/y tiene dientes/y viejas uñas petrificadas./Aquí, ahora,/donde el aire/se asfixia/y el miedo es impune». Y también estos: «Vivo entre piedras,/su forma se me parece./¿Yo soy una piedra,/un juguete en la tumba de un niño [...]?/ Soy más bien un espejo gastado,/una superficie que no refleja,/un rostro impar,/un día que termina».
La aparición de distancias (1984), más de quince años después, marca el tránsito a la segunda fase de su obra. En distancias habrá lugar para la exploración sintáctica, para ensayar intersticios de silencio, efectos sonoros y distorsiones tipográficas, dibujos y cadenas de significantes que se agrupan, se desarman y se vuelven a juntar en el blanco de la página como los cristales de un caleidoscopio. Son distancias que condensan, en palabras de Barrenechea, «la búsqueda incansable de un espacio imposible».
En Ova completa (1987), Thénon extrema la experimentación. El humor, la ironía y la parodia arrasan con todo, «es el clímax de su capacidad corrosiva», dirá Negroni. La clave de lectura está contenida en el propio título de la obra, que la poeta aclara en el poema homónimo: «OVA: sustantivo plural neutro latino. Literalmente huevos. COMPLETA: participio pasivo plural neutro latino en concordancia con huevos. Literalmente colmados. Variantes posibles: rellenos repletos, rebosantes, henchidos». Así, Ova completa se deshace de las convenciones sociales y mezcla registros, crea palabras a lo Girondo, intercala versos y términos en latín, inglés y alemán, altera formas sintácticas y géneros de creación. «Poema con traducción simultánea español-español» y «Antología» son textos paradigmáticos de la desmesura hilarante y lúcida con que la obra hace estallar los lugares comunes del lenguaje poético. «La Musik», por ejemplo, crea escenas como esta:
un día agarré y dije
a lo mejor voy a escuchar un concierto
daban sonata en mi bemol
para dos arpas y siringa agreste
[...]
tomé el 106
me pasé una cuadra
no importa era temprano
el timbre del 106 hacía pío pío
una señora triste me preguntó ¿desciende?
no señora
yo bajo
[...]
agarrate fuerte
es la cultura
lo cual significa:
que unos araban los campos y de allí salían plantas
y otros araban los encéfalos y de allí salían
los hermanos Karamazov
Si el primer tomo de La morada imposible, rescató del olvido estos cinco libros, el segundo ofreció una selección de poemas inéditos, correspondencia con «Anita» [Barrenechea] y con la traductora al inglés, Renata Treitel, también una parte de su trabajo como fotógrafa y traductora del alemán (en especial de Rilke), así como las reseñas que publicó en la revista Ficción cuando Thénon era aún estudiante. Poner orden al fecundo caos de la creación, dirá Grésillon, debió significar para las compiladoras una tarea tan fascinante como compleja, que premia con privilegios personales, como acceder a la materialidad de la escritura a mano alzada (el trazo, la vacilación y la tachadura sobre la hoja), pero posee los riesgos inherentes a la manipulación del archivo, vale decir, agrupar papeles, trazar cronologías, elegir y descartar evidencias de lo que una vez publicado se convertirá en nuevo relato sobre Thénon.
Los textos reunidos en Paraíso de nadie amplifican la intensidad de las formas y la experimentación poéticas, al tiempo que multiplican las claves de lectura. Además de dos poemarios inéditos, uno de ellos desgrabado de una cinta magnetofónica hallada en Estados Unidos, hay una extensa conversación entre Thénon y Treitel que informa de primera mano sobre los mecanismos compositivos de distancias, incluyendo aspectos vinculados al traducir. Pueden leerse además otras curiosidades: un bolero y un tango traducidos al latín y un texto del griego al español, que suman datos sobre la labor traductora (reconocida fundamentalmente por las traducciones del alemán) y sugieren diálogos entre la impronta clásica de su formación académica y la construcción plurilingüe de algunos de sus poemas. En la línea de Ova completa, los textos en prosa muestran la incandescencia del humor que despunta años más tarde. La ocurrencia dispar y el ensamblaje lingüístico de «Crónica Social», un escrito de Thénon y Pizarnik dedicado a Barrenechea, son elocuentes al respecto:
Las citadas potrillas [Pizarnik, Thénon y Barrenechea] fueron vistas en circunstancias que nos es penoso consignar. A las 2 de la madrugada canicular, tres sombras se arrastraban hacia un mateo. [...] ¿A dónde se dirigían a esa hora de la noite? ¿Quo vadis, mentecatas? ¡Noli me tangere, sierpes! [...] ¡Feménidas mozas!¡Zagalas vendidas al oro de Nápoles y a por quién dobla las campanas de Ingrid Bergman y Gary Cooper, en el Lorraine, $15! ¿De qué os sirvieron las lecciones que os impartieron en la Carpa Birmana (Birmansky y Korsakoff Ltda)? Y para sellar la afrenta, habéis manchado con vuestro esputo el vetusto frente de la casona solariega de la facultad de filosofía y letrinas
De los textos en prosa, «Notas sobre poesía» ilumina sobre las reflexiones de Thénon sobre la naturaleza del poema: «Simultáneo y sucesivo, circular, progresivo, entero, el poema que persigo es un extraño para el tiempo. [...] El poema nace en la zona de silencio que hay en el corazón de las palabras».
Paraíso de nadie crea así una puerta de acceso a los lugares imposibles de Thénon, a las formas fabulosas y osadas de su creación. Disemina pistas y diálogos dentro de la propia obra. Deja ver la imbricación de las prácticas y los procesos creativos: la escritura de poesía y de los textos en prosa; la traducción y la fotografía. Con los libros en mano y todo el material disponible a través del Fondo Thénon, alojado en el Archivo del Instituto de Investigación en Arte y Cultura (IIAC), su voz impacta y deslumbra, tuerce los límites del mapa poético y desde el centro se regocija: «bien hecho/porque estoy muerta/y quiero divertirme».
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