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Márgenes que habitamos

[#8M] Leé un avance de «El cuerpo deseado», de Andrea García-Santesmases

Por Andrea García-Santesmases Fernández / Martes 11 de marzo de 2025
Portada de «El cuerpo deseado» y Andrea García-Santesmases Fernández.

¿Cómo se cruzan el género y la diversidad funcional? ¿Es la discapacidad una identidad política? En El cuerpo deseado. La conversación pendiente entre feminismo y anticapacitismo (Kaótica Libros, 2023), la española Andrea García-Santesmases Fernández ofrece una indagación en estas preguntas claves del #8M. Además, el libro tiene un prólogo de Bob Pop, que reproducimos.

Este libro, El cuerpo deseado, analiza la intersección entre patriarcado y capacitismo y plantea la conversación tan postergada como urgente entre sus lecturas críticas: el feminismo y el anticapacitismo. Dicha conversación pone en jaque algunas de las tesis históricas de ambos movimientos y obliga a repensar postulados teóricos y consensos activistas. El sujeto ideal del feminismo, la «mujer», ha sido contestado y enriquecido gracias a la crítica interseccional, pero se continúa pensando en términos capacitistas, para muestra de ello algunas propuestas contemporáneas «feministas» sobre la organización de los cuidados o la lucha contra la violencia machista. Asimismo, el anticapacitismo precisa de una mirada feminista que apunte cuestiones problemáticas sobre, por nombrar las discusiones de mayor actualidad, la asistencia sexual o qué significa una «vida independiente». Todos estos debates se abordan en este libro. 

La conversación pendiente entre feminismo y anticapacitismo se articula en torno a cinco grandes temas: la identidad de género (Capítulo 1. Las ruedas del patriarcado), la organización social de los cuidados (Cap. 2. «Afectos, cargas y alianzas»), la producción y subjetivación de la violencia (Cap. 3. «Heridas y silencios»), la reivindicación de la sexualidad (Cap. 4. «Las prótesis del placer») y la politización de la diferencia (Cap. 5. «Una identidad en disputa»). Esta propuesta de conversación parte de años de reflexión y activismo, de vínculos personales, de investigaciones cualitativas [1], de docencia académica y de mi implicación en diferentes proyectos políticos, como el documental Yes, we fuck! [2]. En consecuencia, este texto se sitúa en el espacio híbrido entre la academia y el activismo, tan incómodo como estimulante. 

Cada uno de los cinco capítulos pone en diálogo diferentes fuentes y recursos, como son: los datos etnográficos fruto de las investigaciones realizadas; los productos culturales (novelas, películas, canciones); las vivencias personales (autobiografías, diarios) y colectivas (manifiestos, documentales); y las representaciones mediáticas (prensa, TV, celebrities, redes sociales). Todas estas fuentes de información se entienden como narraciones e imaginarios, intencionalmente ficcionados o no, que vertebran el constructo sociocultural denominado discapacidad. Y, veladamente, su correlato, también naturalizado y despolitizado, la capacidad. Precisamente, para no olvidar que ambas categorías –capacidad y discapacidad–, no remiten a condiciones biológicas fijas ni a identidades esenciales, en este texto se pondrán en cursiva. Y, cuando se aluda a las personas designadas como discapacitadas, se utilizará personas con «diversidad funcional (DF)» [3], término desarrollado en el contexto español por el activismo anticapacitista. 

Los cincos ejes de discusión propuestos (el género, los cuidados, la violencia, la sexualidad y la politización de la diferencia) están estrechamente relacionados, por lo que su diferenciación es, evidentemente, una mera estrategia analítica. Asimismo, precisarían, para ser entendidos en toda su complejidad y para orientar políticas públicas, de una mirada interseccional mucho más amplia. Al igual que este libro defiende que capacitismo y patriarcado se coproducen y no se pueden ni deben intentar solucionar o diagnosticar problemáticas sociales sin cruzarlos, lo mismo acontece con otros ejes de desigualdad social como el clasismo o el racismo. No obstante, un análisis de este calibre desborda las posibilidades de este texto que se limita a escrudiñar, con tenacidad, uno de los alambres de la madeja interseccional. 

En consecuencia, el objetivo de El cuerpo deseado: la conversación pendiente entre feminismo y anticapacitismo no es definir una propuesta firme y de consenso sobre cómo se deben de organizar los cuidados, legislar la violencia o qué política de la identidad es más acertada, sino confrontar, e intentar hibridar, la reflexión feminista y la anticapacitista en torno a estas temáticas. Por tanto, este libro plantea más dudas que respuestas, propone incomodar más que solucionar con el fin de afrontar una conversación pendiente, urgente y necesaria. En un momento de crispación política y atrincheramiento en esencialismos identitarios, este libro invita a conversar y a atreverse a debatir y disentir desde la complicidad y la potencial alianza.


Notas

[1] Comencé a trabajar los cruces entre género y discapacidad durante mis estudios de licenciatura en Sociología y Antropología. Posteriormente, en el Máster de Investigación en Sociología, pude realizar una investigación más profunda sobre el tema: mi TFM (publicado posteriormente en: García Santesmases Fernández, 2015) abordó la construcción de la identidad de género en personas con lesión medular a través de la elaboración de itinerarios corporales. Y, más adelante, en la tesis doctoral «Cuerpos (im)pertinentes: un análisis queer-crip de las posibilidades de subversión desde la diversidad funcional» (García-Santesmases Fernández, 2017), a través de una investigación etnográfica, rastreé la reivindicación en torno a la sexualidad por parte del activismo anticapacitista español. Durante el periodo postdoctoral amplié el foco y pasé a colaborar en investigaciones sobre cuidados, violencia, salud mental y envejecimiento. De todas estas experiencias, colaboraciones y reflexiones, se nutre este libro. 

[2] Yes, we fuck! (Centeno y de la Morena, 2014) es un proyecto documental que aborda, de manera explícita y radical, la sexualidad en personas con diversidad funcional. Para más información: www.yeswefuck.org

[3] Término acuñado por el Foro de Vida Independiente y Divertad (FVID), articulación española del Movimiento de Vida Independiente, en contraposición a designaciones como discapacidad o minusvalía que denotan negativamente la diferencia. Diversidad funcional busca subrayar que todas las personas funcionan (se desplazan, piensan o se comunican) de manera diferente y que el problema reside en la discriminación que sufren algunos fun cionamientos debido al capacitismo vigente. De esta forma, en lugar de ser denominadas «personas con discapacidad», este activismo revindica ser nombradas como «personas discriminadas por su manera de funcionar» lo cual se acota en «personas con diversidad funcional».

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Prólogo al libro de Bob Pop

Me he pasado mi vida de lector buscándome entre líneas de ficciones ajenas, encontrando de vez en cuando reflejos y sombras mejores que yo aunque peor definidas. Hasta que me vi, me leí en este excepcional ensayo que estás a punto de leer o que acabas de terminar de leer porque has decidido hacer de este prólogo un epílogo. No me parece mal.

El cuerpo deseado habla de mí, de mi cuerpo discapacitado, de cómo lo vivo y de cómo lo percibís. Habla de mi deseo y el deseo que os podría generar. Pero este libro de Andrea García-Santesmases no habla de cuerpos aislados sino de cuerpos sometidos y entregados a la colectividad de lo social y lo político. De cuerpos que se ponen, tal como la teoría feminista reivindicó antes de que lo hicieran, después, otros pensamientos. De cuerpos que se ponen y se exponen como mascarones de proa frente a un mar enfurecido de neptunianos en guardia. De cuerpos que se ponen, se exponen y nos ponen. Sin permiso. Porque lo primero que aprende, que nos enseñan, un cuerpo «disca» es que —Santa María Jiménez nos bendiga— «ahora ya su mundo es otro». Un mundo donde el cuerpo pasa a convertirse en objeto de cuidados, compasión, repugnancia, superación o alivio. Y deja de pertenecernos y deja de ser masculino según todos los códigos de la masculinidad tóxica. Por eso este libro es tan importante. Porque hablar de discapacidad y feminismo es transitar un espacio abrupto donde apenas nos hemos sentado a pensar sobre nuestra silla de ruedas en la utilización del cuerpo de las mujeres como cuerpo adjunto, como mecanismo de soporte a otros cuerpos masculinos, femeninos, no binaries sin cuestionamientos, solo porque siempre se hizo así. Y así sigue siendo y perpetuando explotación, precariedad y resignación.

Como hombre discapacitado, la lectura de este libro me hizo más sereno, más feliz y más consciente. Y, sobre todo, me concedió la oportunidad de saber que no estoy solo, que no tengo más derechos que los que exijo que nos concedan y que en mis manos, cada día más rígidas, está hacerlo todo más fácil para todxs: buscando espacios de encuentro, de conversación y de debate que nos lleven a un lugar sin sometimientos patriarcales también desde este margen que habitamos, que habito.

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