En mayo tuvimos el privilegio de recibir a V. E. Schwab —nombre que utiliza Victoria Schwab en sus novelas para adultos— en Montevideo, de la mano de la editorial Puck. Esta autora se caracteriza por escribir historias de fantasía, más bien oscuras y alejadas de ciertos estereotipos en cuanto a los «buenos» y los «malos». Una obsesión perversa, primera parte de una bilogía, no es la excepción.

La historia se nos cuenta en distintos tiempos, hasta que el pasado se pone al día con el presente. Por un lado, tenemos a Victor Vale en la actualidad, junto con un excompañero de la cárcel y una adolescente capaz de revivir a los muertos. Por el otro, a un Victor que aún sigue en la universidad, preocupado por su carrera y sus proyectos, con su amigo Eli y la novia de este último, Angie. ¿Cómo es que las cosas llegan a torcerse tanto que Victor termina en la cárcel? Poco a poco, la historia se entreteje para darnos esa respuesta y llevarnos a una conclusión más que ansiada.

Para poder contar un poco más sin adentrarnos demasiado en la trama, todo empieza cuando Eli se embarca en una investigación sobre personas extraordinarias. Sujetos con habilidades especiales, algo que es casi un mito. Increíblemente, su profesor acepta que este sea el tema del estudio y Victor, que tiene una relación de amor-odio con su amigo, también comienza a obsesionarse. Pronto, esta búsqueda dará resultados, solo que no los que esperaban…

Una década después, Victor busca a Eli para hacer justicia por mano propia. También, este nuevo y aparentemente heroico Eli, cuya misión parece ser exterminar a los extraordinarios, se ha convertido en una amenaza para muchos inocentes. Entonces, la novela nos lleva todo el tiempo a la pregunta: ¿quiénes son los héroes y quiénes son los villanos? ¿Acaso podemos hacer esa división?

La trama es bastante sencilla y, a no ser por esas idas y venidas en el tiempo, lineal. No tenemos grandes subtramas, pero tampoco las necesitamos. Lo más importante aquí son los personajes, con sus pasados y sus demonios, con sus objetivos egoístas e incluso, a veces y según ciertos puntos de vista, altruistas. Personajes fáciles de querer, de odiar, de considerar personas de carne y hueso en circunstancias que no pidieron.

Hay que resaltar también la manera en la que Schwab logra crear atmósferas envolventes, inquietantes. Las paranoias de los personajes llegan de forma asombrosa a través de la narración y es muy difícil dejar de leer. El estilo es elegante pero sencillo. Todo está donde debe estar y la intriga, las ganas de saber si nuestros protagonistas van a cumplir sus propósitos, se mantienen hasta el último minuto. El final logra que cerremos el libro con una sonrisa, pero una sonrisa a lo Schwab. Gatuna.