El producto fue agregado correctamente
Poesía uruguaya

Dos modos de ser buen poeta

Por Roberto Appratto / Martes 21 de marzo de 2023

Hoy, Día Mundial de la Poesía, una reseña de dos voces imprescindibles de la poesía uruguaya contemporánea. Roberto Appratto nos trae una lectura en clave relacional de la obra poética de Diego de Ávila y Leonardo de León. 

Ante la abundancia de ejemplos de poesía nacional, trato de detectar aquellos que resultan de una búsqueda de una voz personal, a sabiendas de  que ya se ha escrito mucho y, sobre todo, se ha mitificado mucho (tanto como se ha ignorado) a quienes escriben poesía. El ámbito de la poesía es eso, tal como lo veo: un silencio ensordecedor. Pero, además, está tapizado de lugares comunes acerca de lo que es y lo que no es escribir poesía, de lo que habría y lo que no habría que hacer cuando se escribe poesía. La prosa queda afuera de esas preocupaciones: digamos que la preocupación se traslada al qué y no al cómo escribir, y el repaso de temas y posibilidades puede generar todo tipo de productos por fuera del lenguaje sin que se mueva la historia de la narrativa.

Pero la poesía, lo quiera o no, obliga a pensar en el lenguaje, y con ello a considerar el silencio o el fracaso como alternativas muy próximas una de otra. Sin embargo, se escribe mucho: expresarse se considera casi un acto de heroísmo o algo inevitable, muchas veces también por fuera del lenguaje.

También están quienes se sitúan al costado de una línea general de la poesía, no solo uruguaya; los que buscan cómo decir lo que quieren, y por ese lado generar un discurso que impacte a los lectores desde la poesía y no desde su glosa. Los lectores son escasos, pero especializados, y hay que hacerles sentir algo de lo que se puede hacer con la poesía. Las razones y los medios para llegar a ese punto, a esa situación existencial de acuerdo inestable con la lengua, de recuerdo involuntario de imágenes y lecturas que bajan al texto, son muchas. Es cuestión de elegir y de experimentar. 

De ahí salen dos poetas, que no son ciertamente los únicos: Diego de Ávila (Maldonado, 1984) y Leonardo de León (Minas, 1983). Ambos tienen ya una obra publicada, en prosa y en verso. Pero en No perdemos la vida si entendemos que desapareció (de Ávila) y El santo horror (de León), dos libros de 2022, la justificación de la escritura poética es parte de un proyecto que empieza por situarlos de nuevo, cada vez, ante lo que están escribiendo: 

Recuerdo algunas cosas ahora ausentes:

No era lo mismo pelear en el barro

Que entre diamantes de la estación calurosa.    

(de Ávila) 


Como un pálido cráter, nuestra luna

Inmiscuye su cóncava retina

Dibuja suavemente la colina

Con luz especular de quien ayuna

A otro lado del mundo.

(de León)


Estos son solo ejemplos aislados que alcanzan para mostrar las diferencias (el verso libre en de Ávila, las formas fijas en de León) desde las cuales proyectan su poesía hacia un mismo lado, la libertad expresiva. En de Ávila la preocupación está en soltar el discurso mediante digresiones, cortes, (y sigo citando al azar: «El amor se extingue detrás de los abedules/y llama la atención como al menesteroso/en su casa la luz encendida en un cuarto donde no hay nadie»); un uso de la narratividad como forma de tratar su asunto, como una serie continua de saltos encadenados que salen al vacío en forma de imágenes imprecisables. Las cosas se transmutan mientras se habla de ellas en imágenes, sin explicarlas («De pensamientos vagan las horas inolvidables/desprovistas de sentido, sin una cosa que acomode rangos de luz.»)

Por otro lado, las formas clásicas (el haikai y el soneto) son a su vez usadas por de León, como por ejemplo en estos versos: «Este es mi oficio: /contarle todo a nadie/cuando no estoy». Estas se transforman en un marco para experimentar la libertad de decir, para probar las alternativas del sonido y de la especulación semántica: el metro y la rima obligan a perseguir las ideas y las imágenes y situarlas en otro lado; para proponerse problemas de simetría sin perder consistencia textual ( las equivalencias en «La ducha que martilla su gotera/el aire que embaraza nuestra manta/un trago en la fracción de tu garganta/el fuego torturando la madera/ tu paso en déjà vu por la escalera/…»).

En estos dos poetas el asunto es la libertad de tratar asuntos desde el sitio que eligen: por la reflexión textualizada, por la metáfora casi invisible, por la dispersión de sus referentes, por el logro de la sonoridad como una conquista de la realidad del sentido. La actitud del lector es de extrañeza ante un mundo que se desarrolla de una u otra manera, pero se impone. Todo es imperfecto, tiene que serlo, pero, como señala Eduardo Milán, lo nuevo es la promesa de lo nuevo, y de esas promesas se nutren el pensamiento y la poesía.  

 ______________________________________________________________________

Diego de Ávila publicó Piedra de sol de noche, poesía, en Editorial Mental (2011); Ecuador, narrativa, en Estuario Editora (2017); La piscina interminable, poesía, La coqueta (2019) y No entendemos la vida si entendemos que desapareció, poesía, La Coqueta (2022). Asimismo, participó en diversas antologías: Más instrucciones para el año XIII (Catafixia, Guatemala, 2012); Los hijos del fuego (El perro y la rana, Venezuela, 2010); De divina proporción (La coqueta, 2017); La ballena de papel, poesía de Maldonado: 1985-2017; y País imaginario. Escrituras y transtextos, poesía latinoamericana: 1890-1992 (Editorial Trifaldi, Madrid, 2018). Publicó también en Pez en el hielo los fragmentos Pertenecer desde otro idioma y Sorata. Obtuvo el premio del MEC en poesía en 2021. 

Leonardo De León es profesor de Literatura egresado del CERP de Maldonado. Publicó el libro de cuentos No vi la luna y las novelas Me acuerdo y La vida intrusa (Gingko, 2021). En poesía, publicó Confirmación del aliento (2011) y La selva en la semilla, del mismo año. También El nirvana de Apolo (2013), Detrás del murallón de los rituales (2014), Pequeñas catedrales y Otra piedra de sol, ambos de 2015, El hacha del bufón (2017), El bardo bifronte (2019) y Haiku Mate en colaboración con Miguel Avero (2019). Integra las antologías Trece que cuentan, Narrativa joven uruguaya, 25/40, Del Salvo al Barolo y Un realismo transversal. Obtuvo el Premio Narradores de Banda Oriental, el Premio Neruda, así como el Segundo Premio en el Concurso Juan Carlos Onetti 2021.


Productos Relacionados

También podría interesarte

×
Aceptar
×
Seguir comprando
Finalizar compra
0 item(s) agregado tu carrito
MUTMA
Continuar
CHECKOUT
×
Se va a agregar 1 ítem a tu carrito
¿Es para un colectivo?
No
Aceptar