El producto fue agregado correctamente
Libros recientes

#8M: Rasgar las normas: dos lecturas feministas anticapitalistas

Por anguirú-laboratorio disidente / Miércoles 15 de marzo de 2023
«Mujer que sueña», Silvia Federici (1972). Foto: Jack Hogan.

El Proyecto Anguirú inaugura en Intervalo un espacio en torno a los feminismos, la teoría de género y las disidencias. Lo hace con una reseña de dos obras recientes: Las degeneradas trans acaban con la familia, de Ira Hybris; e Ir más allá de la piel, de Silvia Federici. Luisina Castelli y Laura Recalde no solo dan cuenta de la unicidad de los libros, sino también los enmarcan en discusiones de larga data. 

Cambiar el modo de mirar, rasgar las normas y transformar el mundo en un espacio de vida digna para todes es lo que nos proponen tanto Ira Hybris como Silvia Federici. Se trata de dos propuestas editadas en 2022 que nos han resultado estimulantes y necesarias para reflexionar sobre nuestros cuerpos de forma situada, pero sin perder en el horizonte la construcción de un proyecto político emancipador. 


Las degeneradas trans acaban con la familia (Kaótica Libros, 2022).

Este libro, coordinado por Ira Hybris, activista y militante maxista queer, llega a Uruguay para plantearnos nuevas preguntas sobre la militancia trans y para proponernos un proyecto político anticapitalista y revolucionario. Como dice Holly Lewis en la introducción, es una «caja de pandora» no sólo por la originalidad y la no previsibilidad de lo que vamos a encontrar, sino porque en nuestras latitudes genera un sacudón en las formas de concebir las políticas identitarias LGBTQI planteando un horizonte emancipador internacionalista desde un pensamiento marxista queer.

El texto se compone de distintos ensayos y manifiestos escritos por autorxs y activistas disidentes que se organizan en cuatro partes. La primera recoge ensayos que reflexionan sobre la abolición del género, la familia y la sociedad de clases. La segunda hace énfasis en las afectividades, los deseos y los quebrantos transfeministas, mientras que la tercera plantea la revolución del transfeminismo y la cuarta se proyecta hacia el futuro y construye nuevos mundos posibles.

Las degeneradas trans acaban con la familia plantea una reelaboración queer del marxismo y una elaboración marxista de la teoría queer. Para ello, se recuperan una serie de discusiones que intentan problematizar las luchas identitarias, sexuales y de género como luchas económicas y no como parte de una esfera separada, discusión histórica en la teoría marxista. La necesidad de abolir la familia y el género se hace evidente por tratarse de formas ideológicas de reproducción de la desigualdad y de reproducción del capital. En el capitalismo la opresión trans no sólo es una faceta más, en la que el cisexismo y la cisnormatividad aparecen como contracaras complementarias, sino una necesidad.

Este libro elaborado en el contexto del estado español interpela a la izquierda revolucionaria de dicho país, sumamente transfóbica, a un sector del feminismo transexcluyente que considera a las personas trans como un chivo expiatorio de la opresión y también al «liberalismo trans», forma en que se denomina a los sectores LGBT que reclaman derechos en términos de inclusión, pero que en un contexto neoliberal terminan esencializando las categorías de hombres y mujeres. 

Ante un presente apocalíptico en el que priman la miseria, las guerras, la alienación, el cambio climático, el ascenso de los fascismos y las crisis de todo tipo, la heterosexualidad ya no es el proyecto idílico que salva a la humanidad. Su crisis es inevitable, la institución política que representa, hace aguas. Son necesarios nuevos lenguajes y nuevos géneros, derrocar la sociedad actual implica abolir el género tal como lo conocemos.

Los ensayos del libro plantean la necesidad de un proyecto político emancipatorio radical para todes en el que el transfeminismo aparece como posibilidad, una praxis crítica y colectiva que formula nuevas formas de cuidado, solidaridad, vínculos comunales, de construcción de redes y apoyo, en definitiva, de pensarnos colectivamente. Invitando a Jack Halberstam a esta conversación, las vidas queer bien sabemos de la potencialidad del fracaso y del olvido para construir memorias y futuros más vivibles.


Ir más allá de la piel (Tinta Limón, 2022. Trad.  Aranzazu Catalán Antuna).

En Ir más allá de la piel, la investigadora y activista feminista Silvia Federici propone un movimiento o, mejor, varios. Ir más allá de la piel es una invitación a adentrarnos y «afuerarnos» del cuerpo personal y colectivo. Ir hacia su interior, debatiendo con los saberes autorizados que han cercado sus sentidos —la biomedicina, la biología— y hacia su exterior, resistiendo las fuerzas que se apropian simultáneamente de su energía vital y de los bienes comunes del planeta —el capitalismo, las tecnologías, el mercado—.

Se trata de un ensayo compuesto por textos que tienen como punto de partida conferencias que Silvia brindó en 2015 en el Instituto de Estudios Integrales de California. En el libro, coloca tres preguntas fundamentales: cómo debemos entender las identidades políticas, en particular la de «mujeres»; qué papel tienen las nuevas tecnologías reproductivas; y en qué medida nos proveen control sobre nuestro cuerpo o lo ponen al servicio del mercado. Así, la autora actualiza su enfoque teórico-político —el feminismo marxista—, conectando argumentos que desarrolló en Calibán y la bruja, su obra más emblemática (que se sitúa en la transición del feudalismo al capitalismo en Europa), con acontecimientos y fenómenos contemporáneos que acontecen en distintas partes del mundo.

Cada ensayo del libro plantea un recorrido crítico por una de las mayores ilusiones del capitalismo: la de hacer ver empoderamiento allí donde hay explotación. De forma aguda, pero a la vez amena, Silvia elabora un vasto diagnóstico sobre cómo funciona la explotación de los seres humanos, en especial de las mujeres y de las disidencias sexo-genéricas, pero también de animales y del planeta. Pero no se conforma con trazar este panorama, puesto que su postura es eminentemente política, y el libro expresa dos características distintivas: una es que teje una perspectiva histórica de las relaciones de poder y de fenómenos estructurales, mostrando así sus efectos y continuidad a través del tiempo; y la otra es que recupera formas de subversión y resistencia tanto organizadas como «silenciosas» o «subterráneas». 

Silvia muestra, así, que no es suficiente con una lectura dicotómica en términos de coerción y desborde, explotación y rebelión. En cambio —y esto nos da aliento cuando nos sentimos asfixiadas—, hace notar que existen procesos de lucha incesantes, micropolíticas individuales y colectivas que van erosionando las formas de disciplinamiento del cuerpo. En este sentido, Ir más allá de la piel es un llamado a continuar luchando, cada una, cada une, de la forma que pueda, desde sus posibilidades corporales. Eso sí queda en claro: sin lucha no hay transformación posible y debemos aferrarnos a ella aun cuando no avizoremos cambios radicales en nuestro tiempo de vida, pues luchar, en algún punto, es transgredir el tiempo propio a la vez que es otorgarle sentido.

Todas las discusiones y reflexiones desplegadas en Ir más allá de la piel tienen un lugar común: el cuerpo. Silvia no da por sentado qué es el cuerpo, porque sabe que otros saberes-poderes se han apropiado de él justamente definiéndolo. Por eso reconoce el carácter ficticio del concepto (al igual que la noción de «mujer»), pero argumenta que es necesario pensarlo y apropiárnoslo explorando sus potencias, su constitución histórica y tomando conciencia acerca de cómo las condiciones materiales afectan la vida. Ponderando el valor económico de la reproducción, relaciona fenómenos que suelen estudiarse escindidos, como la procreación forzada entre las mujeres esclavas y la criminalización del aborto en la actualidad en distintos países y desde allí va tejiendo su crítica al capitalismo y al patriarcado.

El diagnóstico es duro de digerir, seamos realistas, pues «allá donde miremos, vemos señales de muerte» (p.50). La muerte del mundo es también la del ser humano, aunque nos enceguece el sentido de superioridad que hemos desplegado sobre ella. Corremos detrás de un progreso que acarrea nuestro exterminio o, peor aún, que significa sostener «vidas muertas», desencantadas. Sin embargo, Silvia elige cerrar su obra elogiando al cuerpo que baila, que goza en señal de resistencia, que hurga en sus sentidos para desmontar el sufrimiento y que se une a otros para transformarlo.

Por Laura Recalde y Luisina Castelli. 

Productos Relacionados

También podría interesarte

×
Aceptar
×
Seguir comprando
Finalizar compra
0 item(s) agregado tu carrito
MUTMA
Continuar
CHECKOUT
×
Se va a agregar 1 ítem a tu carrito
¿Es para un colectivo?
No
Aceptar