ensayo
Hoy murió David Lynch, quien además de ser un gran cineasta, incursionó en la música, las artes visuales y la actuación. Y en la escritura. Lo recordamos con una reseña de su magnífico libro Atrapa el pez dorado. Meditación, conciencia y creatividad (2022). Surge también una ligación con textos de Julia Cameron, Dani Umpi y Jeff Tweedy que da cuenta de distintas técnicas para la práctica artística, que, en Lynch, se relacionaba estrechamente con la meditación.
Cartas escritas en un avión, cartas que aprehenden una temporalidad diferente en la que se materializa lo imposible. La artista británica Celia Paul (1959) ha sabido corresponderse en ausencia con su admirada Gwen Jhon (1876-1939). Según Gabriela, «ese cariño que traspasa el tiempo y la distancia y se suspende en las ideas es de las cosas más hermosas».
María Teresa Andruetto comparte el recorrido de su formación como lectora en Una lectora de provincia (Ampersand, 2023), de la Colección Lectores. Porque más importante que escribir es leer, Andrés reflexiona: «Si luego se leerá para recordar lo leído, para volver sobre aquello que no se pudo descifrar, también se leerá para recordar de dónde venimos, qué caminos y qué desafíos hubo que sacar adelante».
Espacio de fuga, de libertad, de comunidad y de experimentación: eso eso puede ser la noche y así lo evidencia la colección Efectos Colaterales, de Caja Negra. Un diálogo entre Raving, de la australiana McKenzie Wark (2023) e Historia universal del after (2022), del brasilero Leo Felipe. De esta forma, Rocío explora los conceptos que surgen de las autoetnografías de lo nocturno y los liga a la necesidad de abordar la reducción de daños.
Sobre pilas de libros y el destino que es la biblioteca, Alejandra Kamiya evoca los libros de su vida. La escritora argentina, que estará este viernes en la VIII Noche de las Librerías en Escaramuza, reconoce la disparidad aparente de esos libros: «El lugar en donde se juntan soy yo. El lugar donde Maeve Brennan dialoga con Haroldo Conti soy yo. Yo dejando de ser apenas yo, sino parte de algo grande, una parte ínfima, casi nada pero parte».
«Formé, con los años, una colección de libros que nadie quiere. Por rotos, por inclasificables, por estúpidos, por específicos»: escribe Gabriela Escobar a propósito de los libros de su vida. Un ensayo en el que se derrumban las distinciones entre alta y baja literatura, al tiempo que se evidencia la familiaridad con el libro impreso en toda su magnitud.
«No queremos un sistema que atienda los padecimientos que él mismo genera, sino que debemos transformar al sistema para que no nos enferme»: con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, la psicóloga Cecilia Baroni escribe un texto lúcido e imprescindible.
«¿Qué es lo que hace una lectura en una? ¿Qué es lo que provoca la admiración que se mezcla y confunde con el amor?»: un ensayo sobre las cartas entre la poeta argentina Diana Bellesi y la norteamericana Ursula K. Le Guin. Sobre conjuras poéticas y conexiones de desiertos y ríos distantes, pero en mundos allegados.
Porque alguien tenía que hacerlo, José se mete con un hit de los ochenta en el que afloraban violencias de todo tipo: «Aquella, la de Tito, la del depósito sucio, la de los mimos, ha muerto. Esta mujer que pareciera gozar sin culpa no es la hermana de la Coneja, es otra, es ella. Y eso pareciera imperdonable».
«Yo he perdido el tiempo literario de manera bestial», reconoce María Gainza ante nuestra propuesta de escribir sobre los libros de la vida. La autora argentina, que acaba de lanzar Un puñado de flechas (2024), una nueva colección de textos inclasificables y geniales, se da el gusto de escribir no sobre libros, sino sobre revistas, ese bagaje tan sugerente y propio de una época pasada. Y sobre enormes coffetable books.
En el Mes de la Diversidad, una nueva contribución de Sara Ahmed de la mano de Caja Negra. Fenomenología queer (2024), que pronto estará en librerías uruguayas, analiza cómo se les atribuye un género, un sexo y una raza a las personas según cómo se despliegan en el espacio.
Tomando la consigna de «Los libros de mi vida», Iosi Havilio vuelve sobre sus volúmenes de Circe Maia y se detiene en un pasaje de Destrucciones en particular. Así, teje una fenomenología del amor y la destrucción: «estar en el mundo como el mundo se nos pone de manifiesto».
Unos meses dedicados a traducir se transforman en un estado Bartebly hasta que, un día, algo ocurre: «Y el asombro de descubrir otra vez —¡cómo pude haberlo olvidarlo!— que todo se organiza alrededor de ese acto liminar, que todo encuentra su sitio (o lo pierde sin remordimientos) cuando uno se zambulle de cabeza en un libro».
A partir de Nadja (1928), la novela de André Breton, Francisco inquiere sobre una protagonista hecha de «rastros, apenas, fragmentos, intuiciones, citas, sospechas». Y comienza así el análisis de tres grandes protagonistas mujeres de la literatura francesa.
De cómo cierta carta en el archivo de Alejandra Pizarnik, alojado en una remota universidad del norte, remite a una poeta uruguaya muy especial, Orfila Bardesio. Además, vueltas por la Feria de Tristán Narvaja y casualidades que nunca son tales.