género testimonial
Sobre caminar y escribir, y por qué a veces son la misma cosa, una crónica especial de Soledad Gago: «Vine a la Antártica para escribir. Vivo en la Base Científica Artigas desde hace casi un mes, cuando subí a un Hércules de la Fuerza Aérea que aterrizó en una pista cubierta de hielo». Durante una caminata hacia un glaciar, revisa sus pasos y dialoga con obras sobre el frío y el continente blanco.
En Atrás queda la tierra (Seix Barral, 2024), la periodista venezolana Arianna de Souza le escribe una carta a su hijo. Al mismo tiempo, «cuenta su historia, pero también, la del derrumbe de un país y deja rastros de la crisis de un continente, América Latina, que no sabe qué hacer con los que tienen que irse, con los que cruzan ríos y selvas para vivir mejor, con los que llegan sin nada».
Soledad Gago lee La llamada (2024) y analiza cómo Leila Guerriero reconstruye todas esas mujeres que son parte de Silvia Labayru. O cómo se alumbra una historia oscura, llena de matices, y se generan nuevos sentidos, algo que el buen periodismo narrativo sabe ofrecer.
Ciertamente, Dave Goulson en Una historia con aguijón motiva a observar las abejas con el detenimiento que merecen. Mintxo escribe sobre cómo ciertas obras de no ficción bien escritas nos sumergen en viajes sin retorno, y cambian nuestra percepción para siempre.
«Mucho de lo que pasamos por alto es esa vida pequeña que no tiene huesos, pero que sostiene al planeta», dice el biólogo mexicano Andrés Cota Hiriart sobre los insectos. Hoy, Día Mundial del Medio Ambiente, conversamos en torno a esas y todas las vidas que se reinventan al margen de nuestra existencia. Así lo explica con una exquisita prosa este autor en Fieras familiares, un interesante libro de divulgación científica.
El actor, dramaturgo y autor Sam Shepard, fallecido en 2017, se despidió con un libro de memorias que llega ahora al castellano. En Espía de la primera persona, Shepard narra la decrepitud de una enfermedad degenerativa, pero también da cuenta de sus recuerdos, fragmentarios y sumamente poéticos.
Con la mirada puesta en los Pirineos tardíamente nevados, Sheila Pérez comparte impresiones de lectura de Nan Sheperd, Abi Andrews y varias otras mujeres que desafiaron el mundo masculino del montañismo. Y que, al ir hacia lo salvaje, también escribieron sobre esas experiencias en libros exquisitos.
Patti Smith ha logrado formas poéticas y honestas de dar cuenta de su mundo en las redes, ese universo a menudo tan anodino. El libro de los días (Lumen, 2023), recoge ese registro, a veces diario, que la cantante y artista estadounidense mantiene en torno a la vida cotidiana, preocupaciones políticas y obsesiones literarias. Y suma entradas inéditas, como buen libro en que se ha transformado.
Las ceremonias. Crónicas de personas que usan drogas, de Marcos Aramburu, es un libro que recoge, de una manera sensible e inteligente, diferentes experiencias en torno al uso de drogas. Y es también un alegato a favor de la reducción de daños, partiendo de la necesidad de «poner el foco en las personas y sus contextos, no en las sustancias».
Le seguimos dando vueltas a los veinte años de la muerte de Roberto Bolaño, en un 2023 que lo hubiese visto alcanzar siete décadas. Como una forma de rondar un poco más la riqueza de su obra y de su particular biografía, Martín Bentancor explora en esta nota el vínculo entre el escritor chileno y su par galés Richard Gwyn a partir de unas páginas escritas por este último.
La última novedad de Criatura Editora es la ganadora del Premio de No Ficción Latinoamérica Independiente. Sumario de plantas oficiosas. Un ensayo sobre la memoria de la flora, del colombiano Efrén Giraldo (1975), se interna, por la vía de la no ficción, en trasplantes, extinciones e invasiones, al tiempo que busca contribuir al inventario de ficciones e iconografías de las plantas.
Entre la postal entrañable y la función que efectivamente cumplen, los faros siempre han despertado curiosidad y misterio. Mintxo reseña Breve atlas de los faros del fin del mundo, de González Macías (Menguantes, 2020), un libro exquisito que se adentra con historias e ilustraciones en faros únicos en los cinco continentes.
La literatura de viajes debe instar a moverse, a ir tras los pasos de quien la escribió. O, por lo menos, a imaginarse el periplo. Mintxo reseña Periodistán – Un argentino en la ruta de la seda (Futurock, 2020), de Fernando Duclos, va de forma imaginaria por esas rutas y le vienen ganas de tomarse unos mates con el autor.
Alicia Migdal, la escritora y lectora, empieza una columna sobre los libros y las películas que no para de devorar. El puntapié es una observación escalofriante del perfil de Jean-Claude Romand en Instagram. Padres de familia que asesinan a sus familias, redes, la narrativa liminal de Emmanuel Carrère y todo lo que va surgiendo en un recorrido que es crítica de las existencias en apariencia perfectas.
El registro de la experiencia del viaje no es novedad de la era tecnológica. Teresa Porzecanski relee Los viajes de Marco Polo y describe el lugar de esta obra en la literatura de viajes. El rol del viajero, así, es el de «constituirse en intermediario entre aquello raro o nuevo, maravilloso o monstruoso, y los lectores que harán de ese relato una leyenda, una ensoñación, o una fuente de temor y misterio».